Busco mi nombre

La calle del Turco

Por Édgar Velasco / @Turcoviejoón

Ilustración: Patricio Plaza

Ana Tijoux es considerada como una de las mejores exponentes del rap en español. De esto quedó constancia en dos listas dedicadas al género: en septiembre del año pasado, Billboard en Español la puso en el tercer lugar de su lista 50 raperos más esenciales en español, de ayer y de hoy”, mientras que la edición en español de la revista Rolling Stone la colocó en el quinto lugar de  su listado “50 grandes en la historia del rap en español”.

En el apartado dedicado a Tijoux, Rolling Stone destaca que “es imposible hablar del rap en nuestro idioma sin mencionarla; trátese de un LP o un sencillo, la música de la rapera franco-chilena siempre ha estado atravesada por un fuerte componente social y político, creando canciones como ‘Antipatriarca’ y ‘Somos sur’ que se han convertido en verdaderos himnos de protesta.

Su aparición en estas dos listas sirvió como preámbulo perfecto para el lanzamiento de Vida (Victoria Producciones, 2024), su álbum más reciente y con el que la rapera sudamericana rompe un ayuno de diez años. El disco, que vale la pena escuchar completo, cuenta con las colaboraciones de diferentes colegas. Pero entre la lista de nombres destaca el de Estela de Carlotto, uno de los rostros más visibles del colectivo Abuelas de Plaza de Mayo, que desde hace más de 40 años busca a sus nietos, hijos de personas que fueron desaparecidas durante la dictadura encabezada por Rafael Videla a finales de los setenta y principios de los ochenta en Argentina.

Grosso modo, la dictadura operó así: cuando desaparecían a los opositores, se apropiaban de las y los hijos menores de edad para entregarlos en adopción a familias que apoyaban a la dictadura, eliminando cualquier relación con la familia biológica y asignándoles un nuevo nombre. Cuando las mujeres que eran llevadas por la dictadura estaban embarazadas, se cuidaba que llegaran a término, dieran a luz y luego el bebé era entregado sin que sus familias de origen tuvieran alguna pista el paradero de las y los bebés. Desde que comenzaron a buscar, Abuelas de Plaza de Mayo ha dado con el paradero de 133 nietos, a quienes han restituido la identidad, es decir, les han regresado los apellidos de su familia biológica y, con ellos, su historia. Para dimensionar, se estima que durante la dictadura fueron apropiados entre 400 y 500 menores de edad.

“La verdad como emblema: Busco mi nombre”, se escucha en el track que lleva por título “Busco”. Continúa la voz: “Soy una Abuela de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, una de las tantas que hemos estado buscando por años, 45 años, a los nietos que nos robó la dictadura cívico militar. Tenemos que encontrarlos, y nos esperan. ¿Dónde están? Ese es el problema principal: buscarlos. La búsqueda nuestra es hasta que tengamos vida. Por favor, ayúdenos. Inmediatamente después comienza “Busco mi nombre”, tema en el que Ana Tijoux canta junto con Ileana Mercedes Cabra, iLe: “Faltan ellas, faltan ellos, faltan todos, faltan tantos, tantos rostros, tantos otros, faltan todos”.

Estela de Carlotto encontró a su nieto, Ignacio Montoya Carlotto, en agosto de 2014. Es el nieto 114. Antes de esta fecha, no lo conocía: su hija Laura fue desaparecida estando embarazada y dio a luz en un centro clandestino de detención. Aun cuando encontró a su nieto, De Carlotto ha seguido trabajando para dar con el paradero de más nietos y nietas.

Me topé con el disco de Anita Tijoux y con la colaboración de Estela de Carlotto justo en la semana en que el tema de las desapariciones en México ha vuelto a dar de qué hablar, y no precisamente para bien: desde hace unos días se han venido denunciado errores y omisiones del censo realizado por el gobierno federal como parte de la Estrategia Nacional de Búsqueda Generalizada. Además de las inconsistencias en las cifras, el registro ha generado polémica porque ahora no sólo han desaparecido a las y los desaparecidos, sino que ahora también han sido borradas las personas que les están buscando.

Más allá de las deficiencias en el registro —y de si hay o no dolo en ellas—, he estado pensando el papel que estamos desempeñando como sociedad en el tema de los desaparecidos. En el caso de Argentina, los dos colectivos más reconocidos, las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, han logrado sumar a su causa a voces de distintos ámbitos, no sólo relacionados con el activismo político o los derechos humanos. Unos ejemplos al vuelo: tanto Diego Armando Maradona como Lionel Messi han hecho público su apoyo a esta causa y han participado en campañas de búsqueda o en actividades convocadas por ellas, lo mismo que el ilustrador Ricardo Siri Liniers y los músicos Fito Páez y Charly García. Ahora han sumado a Anita Tijoux, que no es argentina pero que, como hija de padres exiliados por la dictadura de Pinochet, no ha dudado en compartir su micrófono y sus plataformas para la causa.

¿Qué están haciendo las y los futbolistas mexicanos más reconocidos? ¿Qué, las y los ídolos del rock o cualquier género musical que mueva multitudes? ¿Qué, las y los artistas plásticos, cineastas, teatreros y demás? Por supuesto que en la escena independiente hay muchas personas que están involucradas, y hay películas y documentales y performances y obras de teatro y canciones, pero sí me pregunto por qué las figuras más mediáticas, aquellas que podrían potenciar el alcance de las historias, parecen no darse cuenta de la pesadilla que viven más de cien mil familias en el país. Por qué no se suman a las y los buscadores para poner sus escaparates a su servicio. Por qué las familias tienen que seguir luchando para no ser borradas por las instituciones que no sólo no están pudiendo detener la crisis, sino que además hacen hasta lo imposible por minimizarla, manipularla e incluso negarla, como ha hecho una y otra vez el gobernador Enrique Alfaro.

Y, sin embargo, las familias no se rinden: buscan, buscan, buscan. Ahora, además, deben buscarse a sí mismas en listas que les desconocen. No se detendrán: con, en contra o a pesar de todo, seguirán: hasta encontrarlos.

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La calle del Turco
Édgar Velasco Reprobó el curso propedéutico de Patafísica y eso lo ha llevado a trabajar como reportero, editor y colaborador freelance en diferentes medios. Actualmente es coeditor de la revista Magis. Es autor de los libros Fe de erratas (Paraíso Perdido, 2018), Ciudad y otros relatos (PP, 2014) y de la plaquette Eutanasia (PP, 2013). «La calle del Turco» se ha publicado en los diarios Público-Milenio y El Diario NTR Guadalajara.

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