Las colectivas de mujeres afromexicanas han denunciado abiertamente la existencia de un racismo estructural y social que les invisibiliza, violenta y condiciona cotidianamente su acceso a derechos.
En medio de estos escenarios su accionar colectivo no sólo les permite evidenciar estas violencias, sino, además, organizarse para combatirlas y reivindicar sus exigencias.
Por Mayrangelica Fabela, Arantza Jaloma Cuellar, Sofía Gueta, Farid Alejandro Santos, Andrés Nuñez y Chloe García Almaguer.
En México habitan más de 2.5 millones de personas que se identifican como afromexicanas, según el censo de población y vivienda realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en el año 2020.
Sin embargo, para Sheyla Zamudio Beltrán, coordinadora general de la Red Nacional de Juventudes Afromexicanas “la afrodescendencia está en todo el país”. Y es que la activista afirma que en la lucha por la visibilización y el reconocimiento de esta población “hay mucho desconocimiento al respecto”.
La Red Nacional de Juventudes Afromexicanas a través de su fundadora Mijane Jiménez, activista y defensora por los derechos de la población afromexicana ha denunciado públicamente la existencia de un racismo estructural, individual y colectivo que afecta directamente a las mujeres jóvenes, adolescentes, niñas y primeras infancias afromexicanas.
En 2019 se reformó el Artículo 2 de la Constitución Mexicana, el cual ahora reconoce la identidad de las personas afromexicanas como parte de la composición pluricultural del país.
Lamentablemente, según los datos de la Encuesta Nacional de Discriminación (ENADIS), en el 2022, el 29.7% de las personas afromexicanas mayores a los 12 años han sentido discrimación en relación con su apariencia física. Esta misma encuesta reveló que las mujeres afromexicanas se sienten un 10% más discriminadas que los hombres al momento de buscar empleo.
Señala también que, el 51.4% de la población afrodescendiente, de 12 años y más, estuvo de acuerdo que en México la mayoría de los ciudadanos consideran que las personas afrodescendientes son extranjeras, esto debido a los estigmas sociales y prejuicios, mismos que provienen de la falta de visibilidad sistemática y social que prevalece en el país.
“Cuando estaba en la en la primaria, pues muchos niños, me…, pues era la negrita del salón ¿no?, entonces era como de que llegaban y me colgaban lapiceros y cosas en los rizos cosas que sabes que no se lo harían a una niña blanca. Vivía racismo y no lo sabía. No era juego de niños, era racismo” narra Sheyla Zamudio sobre cómo las infancias afromexicanas sufren de un racismo tan normalizado que difícilmente es cuestionado hasta la edad adulta.
El racismo y la discriminación que prevalecen en un contexto de invisibilidad -también estructural y social- en los últimos años, ha determinado también su acceso a derechos dentro de su diario cotidiano y en sus proyectos de vida a mediano y largo plazo.
Deyma Bernal, secretaria en el Consejo Afromexicano de Tututepec, integrante de la Colectiva de Mujeres Afromexicanas en Movimiento (MUAFRO) y activista fundamental dentro del Movimiento Afromexicano por el Reconocimiento Constitucional, ha reconocido que las condiciones de atención y acceso a servicios básicos para esta población son decadentes.
En una entrevista con el periodista Alejandro Peña de la organización Mi Valedor, Deyma declaró que tan sólo en Villa de Tututepec, Oaxaca, municipio del que es originaria, hay 55 comunidades afromexicanas, sin embargo, esto no ha sido suficiente para que las autoridades ofrezcan y garanticen que la población cuente con la cobertura total de sus derechos a la salud o a la educación.
Por ejemplo, describe que, aunque cuentan con un Centro de Salud, éste carece de equipo y personal; por otro lado, en las escuelas faltan pupitres y personal docente, lo que favorece la deserción escolar. La brecha digital sigue siendo un asunto que prevalece, pues el acceso a Internet es precario al igual que la luz, según explicó pueden pasar hasta 10 días sin luz eléctrica. De la misma forma, el agua potable no es del todo potable, pues señala que “tiene azufre”, situación que les obliga a comprarla embotellada:
“Son muchos los factores que deterioran la calidad de vida de este sector de la población” señala Deyma.
De acuerdo con el INEGI, en 2020, el 23.3% de infancias y adolescencias afrodescendientes no tenían afiliación a algún servicio de salud, el 12.8% no asistían a la escuela, 160 niñas de entre 12 y 14 años ya eran madres y 5 mil niñas y adolescentes afrodescendientes vivían casadas o unidas. El número total de niñas casadas en México es menor al de niñas afromexicanas casadas o unidas.
Las mujeres afrodescendientes continúan con su labor de defensa de sus derechos desde un enfoque interseccional, reconociendo que no sólo se enfrentan al racismo sistemático en México, sino, además, al machismo.
En todo el país se han organizado para tomar riendas de la lucha antirracista desde una perspectiva de género. “Lo que buscamos es ser un espacio seguro, de acompañamiento y de retroalimentación entre cada una de las personas que lo conforman” afirma Sheyla Zamudio, coordinadora general de la Red Nacional de Juventud de afromexicanas.
Para ello, han creado colectivas que tienen como objetivo dar a conocer las problemáticas que enfrentan producto del racismo estructural y social, desde una perspectiva de género e interseccional, incluso, feminista, pues su objetivo es abrir camino hacia un futuro más inclusivo y justo.
“Todas buscamos los derechos específicos para el pueblo afromexicano más allá de sólo una mención en el apartado C de la Constitución” aseguró públicamente Mijane Jiménez.
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Las colectivas de mujeres afromexicanas son indispensables para la reivindicación de los derechos y la cultura de la población afrodescendiente en México. Afrochingonas, MUAFRO y la Red Nacional de Juventudes Afromexicanas son prueba de ello.
Afrochingonas
Durante la pandemia Marbella, Valeria y Scarlet, tres mujeres afromexicanas que luchan por la visibilización de las experiencias de las mujeres afro en México, específicamente de la CDMX decidieron conformar Afrochingonas. Actualmente, Afrochingonas tiene un podcast en Spotify con miles de oyentes. De esta manera han logrado consolidarse como una de las colectivas activistas digitales afromexicanas con mayor presencia nacional y regional
“Queríamos contarle al mundo cómo vivíamos el encierro, pero también cómo es ser una mujer negra en la Ciudad de México”, comentan en su plataforma oficial.
Conoce más del trabajo que realiza Afrochingonas. Spotify Afrochingonas.
MUAFRO
Son una colectiva de mujeres afromexicanas originarias de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca, que buscan tanto la creación y promoción de políticas públicas que brinden más oportunidades, así como recursos a las mujeres afromexicanas. Estas defensoras luchan para mejorar la atención en la salud pública, implementar acciones para garantizar financiamiento adecuado dentro de estas comunidades y garantizar un trato digno y respeto a los derechos sexuales y reproductivos de las jóvenes afro.
“Soñamos con un México donde las afromexicanas estemos presentes y tengamos todos los derechos. Queremos que nuestras propuestas sean escuchadas y que las condiciones de nuestros pueblos y nuestras vidas como mujeres mejoren” manifiesta en su portal.
Conoce más sobre la labor y representación de MUAFRO. Video página oficial MUAFRO.
Red Nacional de Juventudes Afromexicanas
Fundada por Freddi Delvis Castillo, esta agrupación tiene como objetivo generar una red de proyectos que beneficien a la población afromexicana en toda la República, a través de la incidencia política que busca el fortalecimiento de los derechos de las personas afromexicanas.
Nace durante el proceso de reconocimiento constitucional, durante ese momento hubo varias mesas de consulta en donde se convocó a activistas afromexicanos para que participaran en el bosquejo de la reforma. Ahí identificaron que era necesario agruparse en un movimiento común en torno a las juventudes, pues “había demasiado adultocentrismo en estos procesos”, reconoce Sheyla Zamudio.
La red nacional mantiene representaciones en Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Tijuana, Monterrey, Guadalajara, Tabasco, Chiapas, Yucatán y Puebla.
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Las mujeres afrodescendientes en México han hecho su parte: generaron espacios, se apoderaron de plataformas, empezaron conversaciones y mantienen activa la lucha por el reconocimiento de su existencia y la garantía de acceso a derechos.
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Este reportaje fue realizado en el marco del Bloque de Producción periodística convergente del Tec de Monterrey Campus Guadalajara, del cual ZonaDocs fungió como Socio Formador.