#AlianzaDeMedios
En Huitzilteoec, el día de muertos de este año también fue un momento para celebrar la vida, a tan solo unos kilómetros de Chilpancingo, Guerrero
Texto y fotos: Duilio Rodríguez / Pie de Página
HUITZILTEOEC, GUERRERO. – Muy cerca de Chilpancingo, en Guerrero, los pobladores de la comunidad Náhuatl de Huitzilteoec no dejaron de recordar a sus muertos.
Las puertas de las casas en el pueblo están abiertas de par en par. En el piso, flores de cempasúchil forman un camino que guía a las ofrendas de sus familiares difuntos.
El señor Adán y su familia ponen un altar en su casa para recordar a sus padres.
Colocan sus retratos. Hay tamales, mandarinas, peras, uvas, guayabas, pan, refrescos, velas, flores y copal.
Adán, agradece que el huracán Otis no haya llegado hasta su comunidad.
“El papá Dios nos cuida, aquí no se sintíó fuerte y eso que estamos muy cerca de Acapulco” .
Como todos los años, a las 6 de la tarde, los pobladores de Huitziltepec comienzan a llegar al panteón del pueblo para colocar flores y encender velas en las tumbas de sus seres queridos.
Las calles que conducen de la parroquia al cementerio tienen un camino con veladoras para guiar a los muertos.
A las 8 de la noche, el padre de la Iglesia ofrece una misa para los niños difuntos y pide en sus oraciones por la gente de Acapulco.
Entre tumbas, las personas, encienden todas las velas que les es posible.
Con el tono amarillo de las flores de cempasúchil y la luz cálida de las cándelas, el panteón queda completamente iluminado.
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