Esta crónica narra la preparación de padres, madres, hermanos y seres queridos de personas fallecidas en Jalisco, esto en el marco de la celebración del Día de Muertos y el Día de los Santos Inocentes. Quienes acudieron al Panteón Jardín de Tlaquepaque, lo hicieron para honrar la vida y la memoria de quienes ya no están.
Texto y fotos por Alondra Angel Rodriguez /@AlondraAngelRo
Aunque el viento es frío por el otoño hace un día soleado. Llas tumbas de color claro se adornan de colores y el ambiente se siente pacifico, tranquilo y en calma, tanto así que puedes escuchar a las aves y sentir la brisa mientras ves cómo los árboles se mueven.
En el Panteón Jardín de San Pedro Tlaquepaque, en este Día de los Santos Inocentes, se escuchan algunos grupos tocando canciones, pero su música no interrumpe la paz que se siente en el ambiente.
Las personas que vienen a visitar a sus seres queridos se ven enfocadas en su tarea: adornar las tumbas de sus seres queridos para recibirles de la mejor manera; algunos barren, otros cuelgan papel picado y otros esparcen flores de cempasúchil. Otras y otros más colocan las ofrendas, la comida y cada una de las cosas que en vida les gustaban a los difuntos hoy les faltan.
Este día comenzó muy temprano para Laura Mundo y su familia, pues todos desde muy temprano comenzaron con los preparativos para visitar a su sobrina Karina. Desde casa se organizaron para saber qué cosas comprar y qué llevar para limpiar y arreglar su tumba.
Al llegar al panteón revisaron que todo estuviera limpio; por ello, una de sus primeras acciones fue el quitar las flores marchitas para reemplazarlas por otras nuevas, ya que por ningún motivo dejan que Karina esté descansando sin flores.
En esta celebración de muertos, papeles de colores y flores de cempasúchil adornan toda la tumba de Karina. También hay comida para levantar el ánimo de la Familia Mundo, pues se miran cansados, pero con un rostro que muestra satisfacción y felicidad, ya sea por estar ahí acompañados, pero sobre todo porque han preparado el espacio para que Karina pueda venir desde “el más allá”:
“Estar aquí para mí significa acompañarla, independientemente, de que trascienda a otro lugar, pues ella siempre está con nosotros y nosotros queremos estar con ella”, comentó Laura.
Laura y su familia descansaron alrededor de la tumba de Karina antes de volver a casa, y lo hicieron con su mente consciente de que en casa también les esperan los preparativos, pues también allá decidieron colocar un altar dedicado a ella.
En casa el altar, en el panteón una ofrenda que espera a ser vista por otros familiares que vendrán a visitar a Karina, el 2 de noviembre. Después ya todos se reunirán para comer y recordar todo lo que vivieron con ella. De fondo, aseguran, sonará el playlist favorito que escuchaba en vida esta joven.
“Todo es una manera de recordarlos y decir ´miren, esto es porque todavía nos acordamos de ustedes, les gustaba esta comida, tomar, este dulce´”, compartió Laura para quien estas fechas son un recordatorio tanto para vivos o muertos, pues quienes ya se nos adelantaron no han sido olvidados.
Y no lo serán mientras que nuestra memoria los recuerde con amor y cariño: “Nosotros creemos que se abre un portal mañana por donde ellos pasan, y pueden venir para que podamos sentir su presencia”, concluyó Laura.
El Panteón Jardín se ubica en el Cerro de Santa María en San Pedro Tlaquepaque; en estas festividades tiene una afluencia estimada de 50 mil visitantes.
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Desde el amor es que las familias que acuden en estas fechas a los panteones se movilizan, y lo hacen para honrar la memoria de sus seres queridos, además también lo hacen porque esta cercanía, valor y respeto a la muerte nos conecta con nuestra identidad mexicana.
No muy lejos de la tumba de Karina se encuentra Teresa González y su familia, quienes visitan a su hijo Ricardo desde hace 18 años que falleció. En su tumba limpia e impecable se pueden observar flores de cempasúchil, imágenes de calaveritas y papel picado. La Familia González se encuentra terminando de comer, lo que sucede mientras el sol comienza a bajar y la brisa es un poco más fría.
Para Teresa es importante visitar y cuidar el espacio donde se encuentra Ricardo, ya que el amor que una madre siente por su hijo le hace recordarlo y extrañarlo como si los años no hubieran pasado, ella siente que acaba de perderlo, incluso, comentó que ha perdido a otros seres queridos, pero no se compara con perder a un hijo:
“Significa que no lo olvido, porque yo nunca lo he olvidado ni lo voy a hacer, para una madre es como si un pedazo de su corazón estuviera aquí enterrado”.
Por ello, ella y su familia se preparó para limpiar y adornar la tumba de Ricardo, pues desde el mediodía estaban ahí, aunque Teresa comentó que si por ella fuera estaría ahí todo el día: “Venimos preparados para adornarle, para hacer un convivio como a él le gustaba hacer”.
Festejo semiamargo que realiza acompañada de sus hijos y sobrinos, quienes por amor y cariño a Ricardo se toman el tiempo de visitarlo y estar ahí junto a Teresa.
Pero ese estar aquí no sólo sucede en el Día de los Muertos, ya que Teresita -hija de Teresa- comentó que la familia se reúne para visitar constantemente a Ricardo; además, de que de manera regular siempre preparar su tumba de acuerdo a las celebraciones a lo largo del año; por ejemplo, la navidad, su cumpleaños o el 14 de febrero.
“Somos muy de costumbres y respetamos mucho a los muertos, porque por parte de nuestras mamás nos inculcaron mucho esto, aparte del cariño y afecto que le tenemos a nuestros familiares y por eso estamos aquí”, precisó Liliana, sobrina de Teresa.
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A pesar del gran colorido en el cielo, las tumbas, las decoraciones y las flores en el Panteón Jardín también hay una parte que contrasta con este amor de los familiares a sus seres queridos y todo lo que significa prepararse para esta celebración, y es el olvido, pues hay bastantes tumbas que se encuentran abandonadas, descuidadas y grises. Sin visitas.
Tal vez sus familiares han estado ocupados, tal vez aún no llegan a preparar todo o, tal vez, ya se olvidaron de sus seres queridos, pero estos son pensamientos que pueden pasar por la mente de quien esto escribe al ver los contrastes entre las tumbas que se ven decoradas y acompañadas, y la soledad que se observa en otras cuantas.
Al respecto, Laura es optimista y comentó que, en ocasiones, otras cosas imposibilitan que sus familiares visiten a sus muertos en los panteones; por ejemplo, el trabajo, la vejez o la enfermedad: “Siempre van a estar aquí, pero este día es cuando la gente se da su tiempecito para venir y arreglarle y dejarle sabido que lo recuerdas”.
La celebración del Día de Muertos y la del Día de los Santos Inocentes provoca sentimientos muy variados como: felicidad, nostalgia, tristeza y esperanza, pues todas, todos y todes algún día también estaremos ahí.
No sabemos el día o hora, pero sí tenemos la certeza de saber que el momento nos espera hace que la celebración del Día de Muertos tengan tanto sentido entre los que aún seguimos vivos: “Se tiene la idea de que a la persona aquí la dejamos, pero aquí estaremos viniendo hasta que nos toque a nosotros también”, concluyó Laura.