#AlianzaDeMedios
Algunos de los inquilinos de Turín 41 llevaban más de 30 años viviendo ahí. Algunos con contrato de arrendamiento, y otros bajo arreglos verbales. Hoy, la mayoría de sus habitantes tuvieron que dejar su casa, sin previo aviso, dejando muchas cosas al interior del inmueble
Texto y fotos: Arturo Contreras / Pie de Página
“Vinieron a sacarnos, llegaron rompiendo vidrios, no nos dejaron agarrar nada, pude agarrar a tientas un sobre con papeles”, dice Ángeles Valencia sobre el momento en el que cientos de policías (o al menos así lo parecían) llegaron a sacarla de su casa. Después de que salió los policías colocaron sellos sobre la puerta de su casa y la de sus vecinos.
Según la ley, al momento de realizarse un desalojo, las autoridades que lo realicen deben presentar una orden judicial que respalde las acciones. Sin embargo, al caer la tarde del 6 de julio por lo menos 60 policías de la ciudad de México enfundados en equipo táctico y escudos de plástico entraron por la fuerza al edificio de departamentos de Turín 41 y desalojaron los departamentos.
Sobre la fachada del edificio quedó una lona avisando que la Fiscalía de Investigación en Delitos Ambientales y en Materia de Protección Urbana, la FIDAMPU, había asegurado el inmueble por estar incluido en una carpeta de investigación por el delito de despojo.
Todos los vecinos reconocen que el inmueble pertenece a la fundación Antonio Haghenbeck y de la Lama. Una fundación que se dedica por una parte a promover el cuidado a los animales de compañía, y por el otro a administrar diversos inmuebles históricos como el Museo de la Bola, en Tacubaya. Antonio Haghenbeck y de la Lama fue un filántropo católico que apoyó causas de infancias desamparadas y en disminuir el sufrimiento animal.
Los vecinos reconocen que tienen (o por lo menos en algún momento tuvieron) un contrato que ampara su estancia en el inmueble. Algunos aseguran tener vigente sus contratos de arrendamiento y el pago de sus renta. Otros admiten que su trato con alguien que se presentó como administrador del edificio es de mera palabra. También hay quienes se respaldan en contratos de familiares fallecidos celebrados en la década de los años 40 para justificar su posesión de algún departamento.
Rita se quedó atrapada
Según explican los vecinos, el edificio ha tenido diferentes administraciones, algunas buenas y otras bastante deficientes. La última se negó a renovar los contratos de varios departamentos, y dejó de hacerse presente en el trato con los inquilinos. Ellos, por su parte, habían iniciado un proceso de expropiación del edificio a través del Instituto de Vivienda de la Ciudad en 2019.
El razonamiento detrás de la solicitud de expropiación, explicó uno de los abogados de los vecinos, es que el inmueble quedó severamente dañado tras el sismo de 2017. Ante la falta de mantenimiento o posicionamiento por parte del dueño del inmueble, y para resguardar la seguridad de sus habitantes, estos pidieron la expropiación del inmueble para mediar una reparación por parte del Gobierno. Los vecinos creen que este proceso fue el que apuró a la fundación Haghenbeck a buscar el desalojo.
Ya con las cosas en la calle, y una vez que se calmaron los ánimos después de que los policías se retiraron del lugar, las vecinas y vecinos de Turín 41 se dieron cuenta que una vecina seguía al interior del inmueble. Se trataba de la señora Rita y sus dos hijas de entre 12 y 15 años. En ese momento ellas sufrían un tipo de secuestro por parte de la fundación y la Fiscalía de la ciudad.
Desde la calle, entre montones de algunas de las pertenencias que lograron recolectar, los vecinos intentaban comunicarse con Rita, quien eventualmente confirmó que aún se encontraba al interior de su departamento. Ella dijo estar bien, pero que no podía salir de su casa
Desde el asfalto de la calle, los vecinos y sus abogados lograron contactar con la Fiscalía para que accediera a levantar sus sellos de clausura momentáneamente. Esto, con el objetivo para permitir el ingreso de una vecina que ayudara a la vecina atrapada a dejar el inmueble.
Así, María Patricia Sánchez Robles entró al edificio solo para darse cuenta que no todos los departamentos tenían sellos de aseguramiento en sus puertas, pues ni el de ella ni el de la señora Rita los tenían. Al menos dos familias de las seis que habitaban Turín 41 podrán pasar la noche al interior de sus hogares, mientras que el resto deberá buscar un refugio temporal o incluso un nuevo hogar.
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Este texto se publicó originalmente en Pie de Página, se reproduce en virtud de la #AlianzaDeMedios de la que forma parte ZonaDocs:
Fundación filantrópica desaloja a inquilinos de departamentos en la Juárez