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Madres y padres de familia empiezan a familiarizarse con la nueva propuesta educativa de la Cuarta Transformación. Entre dudas, los maestros piden a las familias paciencia y confianza.
Texto y fotos: Arturo Contreras Camero / Pie de Página
“¿Qué les dijeron de los libros, a ver, por ejemplo en la televisión?”, pregunta el director de la primaria Centauro del Norte en un salón lleno de niñas y niños. Decenas de manos en el salón de quinto se levantan al instante. “Nos dijeron que estaban llenos de errores”, dice una de las alumnas. “Que estaban mal porque ponían familias diferentes”, responde otra.
«¿Y ustedes ya encontraron errores?», replica el director Pedro Hernández, quién también es dirigente de la sección 9 del sindicato democrático de trabajadores de la educación en la Ciudad de México.
«¡Nooo!» le responden al unísono.
– ¿Y cómo está eso de familias diferentes? Pregunta el director a la niña que lo mencionó.
– Pues que son dos mamás, algunos decían que si eso estaba mal, pero en mi casa hay una familia así, explica pequeña
– ¿Y ustedes tienen algún problema con eso?
– Ningún problema
– Y con los libros
– No, tampoco.
Pareciera que hay alumnos más enterados de los cambios en los libros que algunas de sus mamás y papás que durante esta semana se dieron cita en las aulas de la primaria para aclarar dudas sobre los nuevos libros de texto gratuitos y la aplicación de la Nueva Escuela Mexicana, la nueva propuesta pedagógica de la SEP.
El ejercicio se realiza en esta escuela, como en algunas otras de la ciudad, como sugerencia de la sección 9 de la CNTE para que madres y padres de familia se familiaricen más con los libros.
Padres desinformados
“Hasta apenas que entregaron los libros fue que nos dimos cuenta», cuenta Judith, mamá de un niño de tercero. «Ya ahorita la dinámica que la maestra nos dijo, pues sí fue muy diferente a lo que se venía manejando en años anteriores».
«La verdad no sabía mucho de los cambios, nada más como que en las redes sociales me había dado cuenta», dice sobre el escándalo desatado hace unas semanas en el que se decía que los libros contagiaban comunismo o que de poco servían para aprender.
«Ya vi bien cuando se los dieron a mi hijo. Ya los estuve hojeando y vienen más gruesos, cambiaron los nombres de las materias y vienen más culturales, traen muchas actividades y vienen combinados, Matemáticas y Español y hasta de Educación Física», dice sorprendida
A diferencia de años anteriores, estos libros y su proyecto escolar aglutinan las materias en cuatro campos formativos: Lenguajes; Saberes y pensamiento científico; Ética, naturaleza y sociedades y De lo humano y lo comunitario. Después de la plática con la maestra de su hijo, a Judith no le parece que los libros estén cargados de ideología ni que dejen fuera conocimientos importantes
«Miedo no me da, creo que igual un cambio siempre es bueno, pero sí me sorprendió, porque no pensé que fueran a cambiar tanto de un año para otro, pero bueno, igual con los años han ido cambiando los libros ¿no? No siempre han sido los mismos”. Cuando Judith deja de hablar sigue moviendo la cabeza, como si aún tuviera dudas que no sabe expresar. “Esperemos que les resulte, es actualizarse o morir», dice al final.
Información tardía
Un mes antes de iniciar el ciclo escolar, el gobierno federal y la Secretaría de Educación organizaron una serie de conferencias para explicar el contenido de los libros y disipar la polémica alrededor de ellos. Eso presionó para que se hicieran, sugiere el director Pedro Hernández:
“Se debió haber hecho antes, concluye, las conferencias y el acercamiento con docentes y con los padres de familia se debió haber realizado con antelación”, concluye.
Después de un par de horas de reuniones, algunas a las ocho y otras a las nueve de la mañana, suena la chicharra y la calma del patio de la escuela queda sepultada por el escándalo de quienes improvisan picnics con fruta y sándwiches y quienes, jugando, atraviesan el cemento veloces como rayos.
En el corredor frente a los salones un puñado de madres y padres de familia montan tres mesas y las llenan de fruta picada, alegrías, pepitorias, palanquetas y bocadillos (libres de procesos industriales). Incluso un puesto de taquitos de guisado con milanesa y bistec en salsa se puede encontrar en la cooperativa de esta escuela que surte a estudiantes y docentes por igual.
Los proyectos y las clases
Cerca de la cooperativa, en los peldaños de una escalera, la maestra Margarita García García descansa de las clases y mira a sus estudiantes disfrutar el recreo. De vez en cuando se le acerca un para para denunciar a otros. «¡Es que un niño nos está aventando agua!». Antes de levantarse para atender a las niñas, terminar de contar sus impresiones del inicio del ciclo escolar.
«Apenas estos días llegaron dos mamás muy preocupadas porque el libro ya no traía la división por materias como siempre. Me dijeron: Es que cambió tanto que ya no existen las Matemáticas ni el Español. Ahí dije, bueno, mejor les explico un poco sobre las tareas que vamos a estar haciendo», cuenta.
«Una de las actividades va a ser trabajar con una receta de cocina. Por ejemplo, vamos a ver primero que la escriban. Ahí hay un uso de la lengua, ¿Ahí qué estamos usando? Pues el Español. Pero también nos podemos ir a la parte cultural. A ver mamá, ¿Quién te enseñó la receta? No pues que la abuela, que era de Oaxaca. Ya ahí nos ponemos a hablar de Historia y de Geografía. Y seguimos con la receta. No pues que hay que echarle una pizquita, pero en el salón no podemos usar esa medida. Entonces ¿qué hacemos? Cambiamos las unidades a gramos y litros y estamos en Matemáticas. Ya después, ese par de mamás no dijeron nada y quedaron más conformes».
El reto de evaluar
La base de la Nueva Escuela Mexicana se asienta en la educación por proyectos y el abordaje del conocimiento por áreas de saberes. Este cambio trae aparejado otro en la forma de evaluación y certificación. Ese será uno de los desafíos más grandes en la adopción del nuevo sistema.
«Al final va a ser un reto cómo evaluar sin dejar de hacer una crítica al sistema de estandarización de evaluación de la educación, heredado de políticas dictadas desde la OCDE», comenta el director Hernández. Habla de las pruebas estandarizadas propuestas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos que pretenden evaluar la enseñanza primaria a nivel mundial bajo estándares únicos, que no se adaptan a las circunstancias particulares de todo el mundo.
«La parte de certificar, de promover de un grado a otro, no ha cambiado, ahora el reto es que sin las asignaturas, pues no puedes hacer exámenes, Aquí estamos viendo usar un sistema de rúbricas, ir poniendo el avance de los alumnos en ciertas habilidades, por ejemplo, en la lectura, si lee adecuadamente, o con dificultad o si trastabillea, pero a fin de cuenta los papás, las mamás, me van a decir que les diga si pasó o no, y si tuvo 7 u 8».
El nuevo programa de la SEP habla de una evaluación integral que debe contemplar todos los rasgos del aprendizaje y señalar si el estudiante está en procesos de adquisición o no de ciertas habilidades, pero no termina de definir cómo se va a hacer esa certificación.
Por el momento, desde la primaria Centauro del Norte ya hay algunos planes:
«Nosotros lo pensamos hacer por rasgos, o por rúbricas y parámetros o listas de cotejo. Y además sí vamos a usar exámenes porque debemos preparar a los niños a estas pruebas estandarizadas, porque al final de la secundaria tienen que pasar por una prueba estandarizada», cuenta su director.
Caer en tierra buena
Centauro del Norte está en manos de docentes que se preocupan por actualizar sus habilidades de enseñanza y desarrollar planes y actividades que propicien el aprendizaje, es famosa entre las familias de la zona y tiene una alta demanda. Este año su matrícula rebasa los 500 estudiantes. Para ponerlo de otra forma, aquí el cambio a la Nueva Escuela Mexicana cayó en blandito. En todo el país hay escuelas como esta, Pedro Hernández reconoce el ejemplo de escuelas en Oaxaca que hablan de la Comunalidad y usan métodos parecidos al de los Proyectos y otros ejemplos similares en Nayarit, Sin embargo, también hay planteles donde la plantilla docente carece de esa visión de preparación o liderazgo académico.
Para sumar a los esfuerzos de capacitación sobre la Nueva Escuela Mexicana, la sección 9 democrática de la CNTE, dirigida por Pedro Hernández ha estado publicando una serie de fotos y espacios de discusión para docentes que tengan dudas sobre cómo aplicar el modelo escolar por proyectos.