Bordada solidaria. En el foro cultural Karuzo de Puebla, se llevó a cabo una emotiva jornada de bordado solidario en apoyo a las víctimas de desaparición, donde el color verde de la esperanza tejió lazos de empatía y amor entre participantes y familiares afectados.
Por Johana Utrera / @UtreraJo25
En el corazón de la ciudad de Puebla, en la calle 11 oriente #218, se encuentra un rincón de la cultura que responde al nombre de Karuzo. Este singular espacio, adornado con fotografías que inmortalizan a figuras icónicas como Francisco Barrios “El Mastuerzo,” así como obras gráficas que exaltan la lucha feminista y el movimiento zapatista, despierta la curiosidad de cualquier transeúnte.
Sin embargo, en este particular 2 de septiembre de 2023, Karuzo dejó de ser un simple escenario de expresión artística y se convirtió en la sede de un evento significativo: la Bordada Solidaria, una iniciativa convocada por el colectivo “Voz de los Desaparecidos en Puebla” y Rosa Borrás.
La actividad comenzó en punto de las 11:00 a.m, cuando los participantes empezaron a llegar. Mientras tanto, la anfitriona empieza a explicar un poco la dinámica, que consistía en bordar uno de los pañuelos inconclusos o iniciar uno nuevo, el objetivo era “Lo que sienta puede ponerlo en el pañuelo”.
Minutos después, Rosa Borrás llegó al lugar, una artivista que utiliza el bordado como una forma de protesta pacífica. Tan pronto como Rosa comenzó a interactuar, se presentó a sí misma y compartió un poco acerca del bordado, además de narrar los inicios de su proyecto, que es una réplica de “Bordando por la paz: una víctima, un pañuelo”, una iniciativa originaria de la Ciudad de México fundada por el colectivo Fuentes Rojas en 2011.
Ara, una de las participantes desde el inicio, comentó:
“Originalmente, se planteaba la idea de crear un memorial con todos los nombres de las personas asesinadas durante el sexenio de Calderón, y este memorial se iba a colocar en el Zócalo el día de la despedida de Calderón y la toma de protesta de Peña Nieto. Sin embargo, ese día nos encontrábamos en Bellas Artes, bordando pacíficamente, cuando ocurrió la represión policial al inicio del mandato de Peña Nieto”.
Mientras Ara compartía esta historia, ella continuaba bordando con hilos verdes, que, según Rosa, simbolizan la esperanza.
Rosa también explicaba a los familiares y simpatizantes que en el pañuelo se incluyen los datos de la víctima, como su nombre, edad, lugar y fecha, además de bordar un corazón como parte de un libro. Además, Rosa ofrecía consejos de bordado a todos los participantes que necesitaban ayuda y se involucraba en conversaciones con las familias y los simpatizantes.
A medida que las interacciones avanzaban, comenzaron a surgir historias particulares, como la de una joven estudiante de la Ibero que se unió por solidaridad, o la de una mujer que asistió con su hija. Esta última mujer era la madre de David, una víctima. La madre explicó que era su primera actividad desde que se unió al colectivo, ya que solo llevaba 15 días participando. La razón por la que estaba allí era simple: “Necesitaba distraerme un poco de la tristeza que siento en casa debido a la desaparición de mi hijo”.
Su voz empezó a quebrarse mientras cosía el nombre de su hijo en verde, mientras que la hermana de David bordaba un corazón con hilo rojo.
Otro caso es el de Pepe, un maestro bordador de muñecos que se enteró de la actividad a través de las redes sociales y que el sábado por la mañana se unió de forma solidaria. Entre hilos, nudos y tijeras, Pepe compartió su experiencia:
“Esta actividad es una invitación al público, es un acto de solidaridad y empatía. Por primera vez, tuve la oportunidad de acercarme a familiares de personas desaparecidas. Creo que esta actividad representa un pequeño gesto de fe, esperanza, amor y comprensión, para que un día no tengan que buscar más, porque sus seres queridos ya están presentes”.
En ese momento, el señor Pepe extendió un pañuelo bordado.
Desde que la iniciativa se trasladó al estado de Puebla, Ara nos cuenta lo que los pañuelos han presenciado.
“Al principio, los pañuelos eran principalmente con los nombres de personas asesinadas, representados en rojo. Casi no había bordados en verde, que simboliza a las personas desaparecidas. Sin embargo, con el tiempo, la dinámica de los bordados cambió, y ahora también se incluyen bordados sobre personas desaparecidas”.
En ese momento, el hilo de Ara se enreda momentáneamente, pero con destreza logra desenredarlo y continuar.
Así fue como Karuzo fue testigo de las palabras de Ara, del sonido de las tijeras cortando hilos, de los nudos, del aprendizaje y la habilidad de los familiares y voluntarios en el bordado. Pero Karuzo también fue testigo de la comunidad que se está formando, tejida con hilos verdes de esperanza, en las mesas.