Ecos de la Movilidad Urbana
Por Yeriel Salcedo
A inicios del mes de agosto, una amiga mía iba caminando por la banqueta de la calle José Guadalupe Zuno en la zona de Chapultepec, no alcanzó a ver que la losa de la banqueta estaba unos 5 centímetros más arriba, lo cual causó que tropezara y cayera. Esto le provocó una lesión en la barbilla hasta el hueso, perdió algunos de sus dientes y tuvo tres fracturas en la mandíbula. Tuvieron que hacerle una cirugía para ponerle 14 tornillos y una placa para recuperarse de las fracturas.
Algunas personas dirán que no se fijó o que iba distraída, lo primero que hacemos es culpar a quien camina por lo que le pasó y no tomamos en cuenta cómo influyó la infraestructura en el hecho. Lo primero que tendríamos que preguntarnos es ¿existe infraestructura adecuada y en buen estado que pudo evitar el hecho?
Culpamos a las personas de la tercera edad por no usar el puente “peatonal”, sin antes saber si físicamente podrían usarlo. Culpamos a la persona atropellada por el tren ligero por traer audífonos y no escucharlo ¿qué pasa si iba distraída o es una persona sorda? Culpamos a quien camina bajándose de la banqueta sin antes ver si algún automóvil estaba obstruyendo el paso o la banqueta estaba en mal estado.
Se nos olvida que en Jalisco viven personas con alguna discapacidad, que se les dificulta o les sea imposible moverse por la ciudad:
“155 mil 613 personas con discapacidad para ver aun usando lentes, 77 mil 924 para oír aun usando aparato auditivo, 199 mil 124 para caminar, subir o bajar, 73 mil 987 para recordar o concentrarse.”
No reflexionamos que esa losa no debería haber estado levantada 5 centímetros, que esa una banqueta en mal estado para quienes caminan, ¿cómo culparíamos a una persona débil visual o ciega? ¿Como cuestionaríamos a una persona adulta mayor con una discapacidad que le impide detectar o levantar el pie en cada paso para evitar tropezar?
Normalizamos que quienes caminamos tenemos que cuidarnos, observar siempre a todos lados, abajo, arriba, a los lados, atrás, en todo momento. Pedimos la paranoia del cuídate porque ninguna infraestructura en la calle te va a cuidar.
Este incidente pasó en una colonia con mayor infraestructura que otras que están en la periferia, en esas colonias donde no existen banquetas o se encuentran en mal estado.
“Solamente 65% de los frentes de manzana del área urbana de Guadalajara cuentan con banqueta, 25% no cuentan con banqueta, y 10% no aplica. De estos frentes de manzana solamente 32% cuenta con rampas de accesibilidad universal, únicamente 33% cuenta con pasos peatonales y solo 47% cuenta con alumbrado público, según datos de INEGI.”
El 17 de agosto se celebró el Día del Peatón (las personas que caminamos); las políticas públicas ya abordan el derecho a una movilidad segura, tenemos una ley y reglamento de movilidad, seguridad vial y transporte en Jalisco que prioriza la seguridad de quienes caminamos. Dicho reglamento nos pide que observemos a todos lados y que tengamos cuidado, en algunos casos pasando la responsabilidad a las personas de su propia seguridad, dejando de lado la responsabilidad de tener infraestructura, equipamiento y proyectos que garanticen espacios seguros. Pero en las calles, en los espacios públicos, la realidad dista mucho de lo escrito en esos documentos. Son espacios inseguros, en mal estado e inaccesibles.
También hay incongruencias, por ejemplo, a inicios del mes de agosto el gobierno del Estado de Jalisco publicó el reglamento de movilidad, seguridad vial y transporte, que pone las pautas de la ley de cómo se debe abordar la seguridad peatonal. En unos de sus artículos menciona que es obligatorio usar puentes peatonales. ¿Y si el puente “peatonal” es inaccesible para quien usa una silla de ruedas, para personas con alguna discapacidad física o quien lleva una carriola? ¿Merecerían una multa?
Ha habido cambios en la ciudad, existe mejores marcos legales, hay proyectos para una infraestructura segura y accesible y programas de educación vial. Las personas más vulnerables de la movilidad empezaron a hacerse visibles e inició un cambio en la política pública y en la sociedad. Mucho gracias a la sociedad civil, pero tenemos que pedir y exigir más al gobierno para que de aquí en adelante evitemos que las personas tropiecen, tengan que correr para cruzar una vialidad, usar puentes antipeatonales, bajarse al arroyo vial sin van en silla de ruedas. Evitemos revictimizar a quienes tienen un incidente en la calle que les causó una lesión y busquemos garantizar el derecho a la movilidad segura, incluyente y accesible