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Por Diana Manzo
San Miguel Tulancingo, Oax.- La vida y los saberes comunitarios han florecido desde hace 20 años en la región chocho- mixteca de Oaxaca para el mundo. Elsa Velasco López, comunera y secretaria de Bienes Comunales de San Miguel Tulancingo, Oaxaca lo sabe muy bien. Sus ojos no se cansan de admirar el paisaje verde restaurado con la plantación de 20 millones de árboles en los suelos blancos calcáreos y rocosos de la mixteca alta oaxaqueña.
Este esfuerzo colectivo de restauración que hoy muestra vida donde no había nada coloca a esta micro región de Oaxaca como la restauración ambiental más grande de México, así lo cataloga la Comisión Nacional Forestal (Conafor ), lo que significa que desde este rincón se enfrenta a la crisis climática mundial, que en los últimos meses se ha sentido con las altas temperaturas que superan de acuerdo con reportes oficiales los 45 grados centígrados.
En esta zona donde abundaba la crianza de chivos, hacía mucho calor y donde no había bosque, hoy ya hay vida. Ya no es de bonanza como el que se adueñaron -durante la colonia-hace 500 años los españoles, cuando trasquilaron cientos de árboles para construir sus monumentales iglesias.
Aunque los Mixtecos son conocidos como Ñuu Saavi o pueblo de la lluvia, y los chochos o Cholchotecos como runixa ngiigua, que significa los que hablan el idioma. En la zona lo que hizo falta fue el agua y esa crisis a los pueblos de esta micro región que llevan 20 años conservando un refugio forestal que crearon para su sobrevivencia. En cada hectárea están plantados unos mil 100 árboles de pinos, encinos, magueyes, piñones, entre otros.
Todos los días abordo de camioneta color blanca, Elsa, Manuel Juárez López y Juan Jiménez Nieto, presidente y tesorero de los bienes comunales de San Miguel Tulancingo recorren lo que llaman su refugio forestal o corredor biológico que ha generado uno de sus mayores frutos, el agua.
“Sin el agua no tenemos vida, no tenemos agricultura, no tenemos nada”, expresó la mujer de 35 años de edad, al reconocer que por iniciativa propia hace 20 años sus autoridades agrarias como el que hoy representa decidieron luchar por su territorio.
Para el 2019, 24 pueblos de la Micro región decidieron crear la Alianza de Comunidades Chocho-mixtecas y de la cual Manuel Juárez López es presidente. Las comunidades pioneras además de San Miguel Tulancingo son: Santa María Nativtas, Jicotlán, Acutla,San Mateo Tlapiltepec , San Juan Bautista Coixtlahuaca y Tepelmeme Villa de Morelos.
El proceso de restauración de una micro región que hasta ahora es de 25 mil hectáreas no ha sido nada sencillo. En sus inicios roturaban las rocas y elaboran las laderas con un cincel, actualmente lo hacen con dos maquinarias- buldozer y retroexvacadora- que permite la filtración del suelo a través de los pinos, hierbas y arbustos y obtener humedad.
Manuel Juárez López, presidente del comisariado y de la alianza de comunidades reconoce que gracias a las prácticas comunitarias como el tequio y la ayuda mutua (yeza). Este microclima es una labor ecológica de Oaxaca para el mundo.
“El tequio, la vida en común, los saberes comunitarios, nuestro tiempo y esfuerzo, todo va dedicado en este corredor biológico que se ha mantenido, que se ha restaurado, que hemos buscado apoyos para lograrlo, ese es el único fin para nosotros, hacer vida digna desde nuestra concepción cultural, desde lo que somos como pueblo”, enfatizó.
En medio de sus manzanales, que se riegan con agua que nace del corredor biológico, muestra su alegría y reconoce que el acompañamiento desde el 2003 de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) es elemental porque la restauración avanza y se cumple con una vida comunitaria más sana y digna.
Crecer en la adversidad: De la mixteca para el mundo
Cada que habla, sus manos y su rostro vibran de la emoción. Idalia Fabiola Lázaro López es ingeniera forestal y desde hace 14 años brinda acompañamiento a los pueblos chocho-mixtecos. Ella reconoce que la labor de las comunidades ha sido primordial para reverdecer a la árida mixteca oaxaqueña, pero también al mundo.
“El tener este microclima no solo es benéfico para la comunidades de esta zona que todos los días aportan su vida por conservar su territorio, si no para el mundo entero, si acá hay vida, lo habrá en el resto de nuestro planeta”, precisó.
Frente a un yacimiento de agua a la que llaman poza o represa en la comunidad de La Nopalera en San Cristobal Suchixtlahuaca, recuerda con alegría los inicios de este proyecto, al recalcar que partieron de la nada y de la necesidad de que no había agua.
“Acá no había ningún solo bosque, acá todo lo han restaurado las comunidades han sembrado pinos, encinos, magueyes y muchos más tipos de árboles, y gracias a ello ha nacido agua, y eso es maravilloso, eso es lo que nos motiva a seguir, a decir que crecemos en la adversidad”, aseguró.
Idalia Fabiola coincide con lo que dicen los expertos y la propia historia, al señalar que con la llegada de los españoles, la zona quedó con una condición ambiental semidesértica y área, y tuvo que pasar casi medio siglo para darse cuenta y actuar.
“Es sorprendente este proceso tan mágico que nos apremiado la naturaleza, sembramos pinos para mitigar la temperatura, pero además para ver cómo de las filtraciones que caen en las laderas y bordos se forman pozas de agua que tienen como destino revivir la agricultura, fruticultura e invernaderos”, recalcó.
La profesional celebró que a pesar de los años, las comunidades siguen fortalecidas y haciendo comunalidad por un bien común mundial, y así las generaciones futuras recuerden que “no solo vimos el problema, sino actuamos”.
La agricultura al rescate
Vivir en una zona árida donde nada florece provocó una migración masiva en la mixteca oaxaqueña. “La gente se fue al norte, a trabajar a la frontera o a Estados Unidos, no había nada” recuerda Raúl Nieto Ángel , comunero y profesor investigador.
Raúl emigró para estudiar y volvió para echar raíz con los suyos. Actualmente impulsa la soberanía alimentaria a través de la agricultura y de la siembra de frutales como el tejocote, manzana, aguacate y el maíz.
Mientras camina entre los pinos que sembraron hace 10 años , una lluvia ligera cae. “Ya ves, esto es la vida, la lluvia que nos dice qué hay un clima próspero en este lugar”.
El hombre con sombrero de palma y su camisa azul se desplaza observando el grosor de los pinos, saca su tijera y comienza a podar. Raúl está feliz de poder vivir en San Miguel Tulancingo porque jamás imagino que volvería a recuperar la agricultura de la zona.
“Los bordos de retención de agua y las pequeñas laderas han permitido la vida acá en la zona” explica con emoción el investigador, quién con por iniciativa propia ha promovido entre los suyos una agricultura sustentable.
Lograr un microclima en la microregión chocho-mixteca no ha sido nada fácil asegura el investigador de 70 años de edad, pero es “más difícil conservarlo”, por lo que celebró que las 24 comunidades de la Alianza lo estén haciendo a 40 años de que empezaron y eso le entusiasma.
Desde el cerro la Tepetroja en lo alto de San Miguel Tulancingo, Raúl junto con Juan, Alberto, Elsa, Manuel e Idalia muestran la nueva misión ecológica y aseguran que todavía no hay una fecha exacta para hacerlo, todo depende de la lluvia y será difícil superarla. La restauración será de 225 hectáreas y se sembrarán 161 mil plantas, ese día toda la alianza llegará, por que lo han llamado “Día de fiesta”.
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Este trabajo fue publicado originalmente en Itsmo Press que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.