Asuntos del Sur
Con el 68% del litio mundial ubicado en el Triángulo del Litio (Argentina, Chile, Bolivia), la región adquiere una importancia geopolítica significativa debido a la demanda global del mineral para la producción de baterías de autos eléctricos y dispositivos tecnológicos. No obstante, surge el interrogante sobre cómo construir una gestión del litio que preserve la soberanía y el desarrollo regional, y que incluya una participación activa de las comunidades locales, especialmente las comunidades indígenas afectadas. 🔋♻️🌎
La reflexión sobre este tema crucial invita a una exploración profunda para alcanzar una transición verde e inclusiva hacia el futuro. Lee la nota aquí
Por Rocio Díaz y Trinidad Reynoso Castillo** / @AsuntosDelSur
Durante el último año, medios de comunicación, partidos políticos, organizaciones sociales, empresas y think tanks le dedicaron minutos de campaña, aire o informes a esa promesa milagrosa que lograría aumentar las divisas del país argentino. Si, ese mineral del que todos hablan: el litio. Entre los debates, intereses en tensión, y actores en pugna, es necesario que nos preguntemos ¿Cómo podemos construir una gobernanza del litio desde el sur?
La demanda del litio aumentó rápidamente ya que es un recurso estratégico fundamental para la transición ecológica. Este es indispensable para la producción de las baterías de los autos eléctricos, los celulares que utilizamos todos los días y la tecnología que nos rodea. Como el 68% de este recurso se encuentra en el llamado Triángulo del Litio (Argentina, Chile, Bolivia), la región cuenta con una relevancia geopolítica a nivel global no solo por la cantidad de litio presente en la región, sino también debido a la manera en que se presenta este mineral. En la región sudamericana el litio se encuentra en forma de salmueras, es decir, el formato de más práctico procesamiento y mayor rentabilidad de extracción.
Pero, ¿de quién es el litio?
En pocas palabras, esto significa que el Sur Global cuenta con un exceso de materia prima demandada por el Norte.
¿Queremos como latinoamericanxs vender nuestro litio para que grandes empresas multinacionales lo extraigan y trasladen a otros países? ¿Queremos ceder nuestra soberanía? ¿O queremos desarrollar productos con mayor valor agregado para exportar?
En esta línea, la región cuenta con un conflicto claro: establecer un modelo estratégico de gestión del litio que permita traspasar las barreras de la dependencia Sur – Norte. En el caso argentino, la legislación nacional vigente pone en tensión la cuestión de la soberanía hacia afuera y hacia adentro. Hacia afuera, la estrategia argentina de comercialización del litio continúa marcada por el modelo vigente desde la apertura económica de los 90, que permite una libre inversión de las empresas transnacionales, con un bajo porcentaje en regalías (3%), explica Patricia Vásquez, investigadora del centro de estudios Wilson Center. Así, se le otorgan muchos beneficios a los inversores, perdiendo soberanía estatal. No todo lo que brilla es oro: es litio.
Hacia adentro, el Estado nacional enfrenta obstáculos para establecer una planificación a largo plazo. El artículo 124 de la Constitución Nacional Argentina establece que le corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos naturales en su territorio. En el caso del litio, su manejo y gestión es potestad de Jujuy, Salta y Catamarca. Entonces el ingreso de divisas al país podría depender de los gobiernos locales, cuyos intereses entran en tensión con los intereses nacionales.
Al analizar este conflicto, no hay que perder el eje local y territorial más allá de los Estados: Los territorios donde se encuentra el litio son habitados por comunidades indígenas, qué son las principales afectadas por la explotación del litio en todas sus formas. Según la legislación argentina, se debe obtener el consentimiento libre e informado antes de aprobar cualquier proyecto que afecte a sus tierras o territorios. Sin embargo, no necesariamente se logran en la práctica. La académica Debora Pragier explica que se les entregan dos días antes informes muy extensos, muchas veces incluso con partes en inglés. El Estado no les provee técnicos ni herramientas para poder realmente evaluar. Entonces todo depende de la buena voluntad del funcionariado y de las empresas para que las comunidades sean parte de la negociación y su voz sea escuchada.
Es fundamental darle valor al litio sin perder el enfoque local. Garantizar la aplicación de las evaluaciones de impacto ambiental correspondientes, como también el desarrollo de mecanismos de participación social en las diferentes provincias para lograr una transición verde e inclusiva.
Construir un modelo de gestión del litio desde el sur va a ser clave para el desarrollo del país en los próximos años. Un modelo desde el sur requiere por sobre todo un Estado presente que amplíe los márgenes de negociación de la Argentina con las empresas transnacionales, e implemente los mecanismos de participación necesarios para que se respeten los derechos de las comunidades.
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“Litio en Sudamérica”, publicado por CLACSO (Consejo Latinoamericano en Ciencias Sociales) y el IEALC (Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe. Estudio sobre el Estado de Situación del Litio en la región sudamericana.