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Por Valeria Cuevas Zúñiga / @valecuz / Xenia Consultores / @xenia_consultoras
El pasado 12 de julio de 2023 ocurrió la V Conferencia Regional sobre los reportes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) (1) en Bogotá, Colombia. Un evento de tres días cuyo objetivo principal fue abrir el diálogo entre expertos, científicos, representantes de organizaciones civiles, academia y tomadores de decisión, en torno a las políticas públicas ambientales necesarias en América Latina en vísperas de la COP30, con base en los hallazgos del sexto ciclo de evaluación del cambio climático realizado por el IPCC.
En esta ocasión, la V Conferencia Regional sobre los informes del IPCC convocó a participantes de México y países del Caribe, Centro y Sudamérica, para analizar los hallazgos de la sexta entrega –un documento que incluye los resultados del ciclo de evaluación de 7 años iniciado en 2015–, con el objetivo de adaptar soluciones a la medida de América Latina. Es decir, construir una base común de estrategias y acuerdos hacia la COP30 –por realizarse en 2025 en la ciudad amazónica de Belém do Pará, Brasil–, a través de identificar problemáticas y retos compartidos a nivel regional, frente al diagnóstico sobre el cambio climático que el IPCC presenta en 2023.
Las conclusiones del sexto reporte del IPCC son contundentes. La tendencia actual de emisiones de gas de efecto invernadero es incompatible con la existencia de un mundo sostenible. Los planes y acciones implementados hasta ahora no han permitido que los gobiernos del mundo alcancen las metas establecidas en el Acuerdo de París, que implican limitar el alza de la temperatura del planeta por debajo de los 2°C a través de reducir las emisiones de gas de efecto invernadero a niveles preindustriales. Los efectos geofísicos a nivel global de lo anterior son una mayor intensidad y frecuencia de eventos climáticos extremos, como las olas de calor, las lluvias torrenciales, la generación de clima de incendios, y el calentamiento y acidificación de los océanos. Frente a esta realidad, el informe ofrece un buen número de opciones de mitigación de emisiones a mediano y largo plazo, poniendo como el escenario más ambicioso la reducción de la temperatura del planeta a 1.5°C para 2050.
Es necesario señalar que dichos cortes a las emisiones de gas de efecto invernadero impactan de diversas maneras en la dinámica económica y social de los países del mundo; además de presentar muchos retos de implementación en el sur global, para el caso del continente americano nos referimos a la región latinoamericana y el Caribe.
De acuerdo con los paneles de la V Conferencia Regional, el sur global presenta una alta probabilidad de experimentar aumento en la presencia de eventos climáticos extremos a lo largo del siglo veintiuno. Dentro de la región latinoamericana y el Caribe se prevé un aumento generalizado en los extremos de calor y disminución en los extremos de frío; asimismo se prevén aumentos en los índices de erosión costera y presencia de olas de calor marinas, relacionados con el aumento del nivel del mar; los dos escenarios anteriores se suman a la erosión de glaciares, particularmente en la región andina en el noreste del territorio sudamericano.
Los territorios más afectados por los impactos del calentamiento global al ciclo hidrológico son México, el Caribe, Centroamérica, el Norte de Sudamérica y Chile; es decir más del 75% del territorio latinoamericano. Las sequías previstas serán de tipo meteorológico, que implican menos presencia de lluvias; de tipo ecológico-agrícola, que involucra la reducción de la humedad del suelo; y de tipo hidrológica, que trae la pérdida de agua en los ríos. Los eventos de precipitaciones extremas se prevén sobre todo en el sureste y noreste de Sudamérica, en territorios de Argentina, el sur de Brasil y la región andina del noreste del continente. Mientras que contrariamente, el noreste y suroeste de Sudamérica –territorios del noreste brasileño, los países de Centroamérica y Chile particularmente–, están y seguirán siendo gravemente afectados por una reducción en los niveles de precipitación, provocando graves sequías ecológico-agrícolas.
Estas transformaciones geofísicas aceleradas, se suman a un conjunto de características en la región que aumentan los riesgos y la dejan completamente expuesta a los impactos del cambio climático, de acuerdo con el análisis de vulnerabilidad incluido en el sexto informe del IPCC. Entre estas características están su enorme diversidad biológica y cultural, sumada a una alta densidad poblacional en un contexto de profundas desigualdades socioeconómicas; así como una alta dependencia de los recursos naturales para la generación de productos básicos por parte de economías locales y nacionales de la región. Los efectos de esta conjunción de condiciones son pérdida de la biodiversidad, altas tasas de mortalidad de árboles, desplazamiento de especies, afectaciones a la salud de los ecosistemas que repercuten en la salud humana y la seguridad alimentaria de las poblaciones, entre otras.
Los seis sectores evaluados para construir los índices de vulnerabilidad del sexto informe son: 1) sistemas de alimentación, 2) ciudades e infraestructura, 3) población en pobreza y sus medios de vida, 4) agua, 5) salud, y 6) ecosistemas terrestres y de agua potable. El análisis concluye que los puntos calientes de vulnerabilidad a los impactos del cambio climático coinciden con los sectores que concentran a la población viviendo en pobreza. Dentro del continente americano éstos se encuentran en su mayoría en países de Latinoamérica y el Caribe. En este sentido, Centroamérica, denominado también “corredor seco”, y el norte de Sudamérica, representan el foco de alarma más importante de acuerdo con los resultados en 5 de los 6 sectores evaluados, lo que la convierte en una de las regiones más vulnerables frente al cambio climático en todo el mundo.
Las conclusiones en torno a los países de Centroamérica, un territorio caracterizado especialmente por tener comunidades rurales y de agricultores dependientes en gran medida de la presencia de lluvias y de los recursos naturales locales, ayudan a explicar la intensa dinámica migratoria actual desde estos países hacia el norte del continente. Frente a los impactos del cambio climático, la pérdida de medios de subsistencia y de recursos naturales, las personas se están viendo inevitablemente obligadas a abandonar sus hogares y comunidades en busca de mejores condiciones de vida y seguridad.
Como se ve, los retos para la implementación de escenarios ambiciosos de mitigación de emisiones en América Latina y el Caribe incluyen barreras financieras, geofísicas, tecnológicas, institucionales y socioculturales. Frente a este contexto las estrategias y recomendaciones surgidas en el marco de la V Conferencia Regional señalan la urgencia de construir una agenda latinoamericana de políticas públicas contra el cambio climático, en la cual, la región sea concebida como un solo ente a partir de las interconexiones y dependencia entre sus ecosistemas biodiversos. Algunas de las propuestas específicas son la creación de corredores bioculturales.
Queda mucho por hacer. Especialmente en términos de la migración forzada y del impacto desigual del cambio climático por razones de género en la región –en muchos casos, las mujeres son más vulnerables a los efectos del cambio climático y a la inseguridad alimentaria, ya que en gran parte de las comunidades latinoamericanas y del Caribe suelen tener menos acceso a recursos y toma de decisiones–. Sin duda, cualquier iniciativa sostenible en el largo plazo tendrá que ser diseñada con perspectiva de género y en términos de las necesidades del territorio; promoviendo acciones que involucren y beneficien a las poblaciones que habitan en los espacios con mayores riesgos, así como innovaciones tecnológicas basadas en el conocimiento local (2).
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- El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático –por sus siglas en inglés el IPCC –, es un órgano científico internacional encargado de la evaluación del cambio climático a través del examen de la bibliografía científica, técnica y socioeconómica más reciente, relacionada con la comprensión de este relevante fenómeno plantario. El IPCC fue creado en 1988 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM); actualmente 195 países son miembros de él y todos los países miembros de las Naciones Unidas y de la OMM pueden formar parte.
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Todos los recursos consultados para la elaboración de este artículo se pueden encontrar en: https://www.ipcc.ch/assessment- report/ar6/, https://archive.ipcc.ch/home_languages_main_spanish.html, https://fundacionmeri.cl/en/5ta-conferencia-regional- sobre-reportes-del-ipcc-novopangea-latinoamerica-y-el-caribe-unidos-por-la-accion-climatica-en-colombia/. Se recomienda especialmente consultar el Atlas Interactivo del IPCC para profundizar en las diversas temáticas aquí presentadas: https://interactive- atlas.ipcc.ch/