Desde Mujeres
Por Mariana Jiménez Huerta / @DesdeMujeres
Fleabag es una serie escrita por la maravillosa actriz y escritora británica Phoebe Waller-Bridge, dentro de la narrativa de la serie desarrolla distintos temas relacionados con el feminismo, la depresión, el abandono, la falta de autoestima y demás. Lo impresionante de todo esto es que los retrata desde un punto de vista satírico e irónico que otorga una sensación cómica a partir de una situación incómoda.
En la primera temporada de Fleabag, específicamente el capítulo 4, ella y su hermana Claire acuden a un retiro “silencioso” en donde no les es permitido hablar, solo asisten mujeres al mismo y sus actividades principales son las labores domésticas. Junto a ellas coexiste un campamento para hombres, en donde, contrario al lugar en donde ellas están, a los hombres les está completamente permitido hablar, gritar, expresarse y demás siempre y cuando se realice a partir de insultos relacionados y hacia el género femenino, específicamente hacia las mujeres.
En ese lugar, los hombres pueden sacar todo tipo de “frustraciones” provocadas por las mujeres, como el obtener un ascenso, el no querer tener relaciones sexuales con ellos, el no ser mujeres serviciables, etcétera, cualquier actividad realizada por mujeres que se encuentre fuera de la norma heteronormativa y patriarcal es insultada en dicho lugar, desde el clásico “eres una zorra” hasta insultos que denotan una evidente conducta agresiva y potencialmente violenta. Este lugar tiene como objetivo que los hombres al descargar toda su ira, enojo y frustraciones en ese campamento, no tengan permitido o sepan “regular sus emociones” cuando actúan dentro de la sociedad.
He visto varias veces esa serie y por ende, he visto en varias ocasiones dicho capítulo, sin embargo, la última vez que lo ví me hizo reflexionar respecto al papel de los hombres en la lucha por la violencia de género, especialmente la lucha que las mujeres realizamos día con día.
Conjunto con esto, el otro día escuché en el radio que cierta institución de la administración pública federal -no recuerdo exactamente cuál fue- emitió un comunicado en donde denotaban su preocupación porque el acoso sexual y laboral continúan siendo temas de alta relevancia, sobre todo porque mencionaron que al menos el 55% de las empleadas al nivel federal han sufrido algún tipo de violencia en sus centros de trabajo.
Esto sin duda me puso a pensar en qué cómo simplemente lo definen como conductas que “continúan siendo” o que “continúan sucediendo”, cuando es obvio que el problema no ha sido combatido desde el origen del mismo.
Normalmente, las mujeres siempre “excluimos” a los hombres de temas relacionados con el género, como el aborto, los tipos de violencias, los feminicidos, etcétera, lo cual, considero adecuado ya que las intervenciones de los hombres normalmente son para desacreditar las problemáticas planteadas o imponer su punto de vista que en nada beneficia a las mujeres, sin embargo, el término de “continúan siendo” utilizado en dicho comunicado, me puso a pensar que los hombres en ningún momento buscan combatir los problemas de raíz y de los cuales, ellos mismos saben que, en muchas ocasiones, sino es que en la gran mayoría, dichas problemáticas son causadas precisamente por ellos mismos.
Lo que quiero exponer es que, los hombres saben precisamente cómo se comportan, sin embargo, en ningún momento buscan combatir esas conductas indebidas, sino que al no “permitirles” expresarse sobre estos temas, simplemente les es muy fácil hacerse a un lado y observar de forma completamente aislada, dejando que muchos de sus congéneres abusen, violen, maltraten, perpetuando de forma eterna el pacto patriarcal.
Y con esto no quiero decir que las acciones de lucha que las mujeres hemos forjado día con día no sean suficientes, sino que las mujeres siempre somos las que buscamos aprender más sobre el tema, estar preparadas para cualquier situación de contingencia, siempre estamos a la defensiva tratando de no “ponernos” en una situación de riesgo, cuidamos a las nuestras, buscamos no replicar conductas machistas, procuramos la solidaridad y sororidad con las demás, mientras que todos los hombres se encuentran ahí, haciendo caso omiso a cualquier situación.
El capítulo de Fleabag me hizo pensar en los hombres que se autodenominan “aliados” o “feministas”, los que al convivir con mujeres de forma regular parece que tienen una conducta intachable, que se compartan con seres humanos decentes y llenos de empatía, sin embargo, esos son los mismos que encubren a sus amigos violadores, acosadores, que comparten contenido sexual sin consentimiento, que no buscan alternativas a métodos anticonceptivos hormonales y que descuidan la salud sexual de sus parejas. Hacen parecer que comprenden la gravedad de la violencia en contra de las mujeres pero a escondidas se expresan como los hombres del campamento de Fleabag.
Quizá Phoebe Waller-Bridge al escribir ese capítulo no lo hizo con esa intención, quizá si, no lo sabré, lo que sí sé es que la violencia en contra de las mujeres no va a disminuir mientras tanto los hombres no sean plenamente conscientes de sus conductas y sobre todo que realicen el acto de contrición para efectivamente querer cambiarlas o combatirlas, porque al menos de este lado de la trinchera, las mujeres estamos preparadas siempre para realizar acciones preventivas o sancionadoras, cuando la raíz de todo el problema no es precisamente ello, sino que se haga un cambio sistemático, lo cual podría partir de ser más un mundo ideal y utópico.
Mientras eso sucede, les extiendo la invitación a ver Fleabag, hay un chiste bastante hilarante sobre cómo un hombre se sorprende -demasiado- cuando ella le dice que trae consigo una vagina todo el tiempo.