Calor libre y soberano

La calle del Turco

Por Édgar Velasco / @Turcoviejo

Arde la calle al Sol del poniente (…)
esto es una escuela de calor.
—Radio Futura

Llegamos al viernes. Bañados en sudor, los brazos requemados, las greñas remojadas.

Pero llegamos.

Aunque el termómetro había venido subiendo desde hace ya varias semanas, estos días el calor se volvió tema de conversación en todas partes. El martes a las 16:42 horas me asomé al celular: según el aparato, en Guadalajara estábamos a 39°C con una sensación térmica de 41°C. Los pantallazos desfilaban en redes sociales y derretían los ojos nomás verlos. Ese día,  13 de junio, el estado rebasó sus máximos históricos: según información de la Comisión Nacional del Agua Jalisco, en San Cristóbal de la Barranca se registró una temperatura de 46°C, mientras que Tlaquepaque llegó a los 41 y Guadalajara a los 40.5.

Las capturas de pantalla con los grados registrados se mezclan con el meme de Los Simpsons en el que Bart se queja del que, dice, ha sido el verano más caliente de su vida y Homero le replica que en realidad es el más fresco del resto de su vida. 

(Lo dicho por Homero es parcialmente cierto: encontré una nota en la que algunos científicos más mesurados dicen que lo que va a pasar es que las temperaturas globales van a fluctuar, con picos hacia arriba y hacia abajo, como una sierra, por lo que si bien es cierto que habrá temporadas muy calurosas, también es probable que haya veranos más frescos, o mejor dicho un poco menos calientes. Si bien las temperaturas han venido aumentando y todos lo hemos sentido, afirmar a ciegas que a partir de ahora las temperaturas sólo van a subir y a subir, advierten, puede tener un efecto negativo: si por alguna razón el año que viene el verano no es más caliente que éste, como el meme ha predicho que sería, no faltará quien afirme sin empacho que el cambio climático también es falso.)

Mientras en el área metropolitana de Guadalajara la temperatura sigue subiendo, también lo hacen las torres de departamentos y el concreto sigue ganando terreno. ¿Se han dado una vuelta por prolongación Mariano Otero? Desde hace meses se trabaja en la ampliación de la avenida y la deforestación es evidente. Lo mismo pasó en Periférico, que perdió una gran cantidad de árboles por las obras de Su Macro Periférico. Una nota de diciembre de 2021 informa que se tenía proyectado plantar 27 mil árboles para compensar el derribo de casi 5 mil. La operación contemplaba tres árboles jóvenes por cada árbol adulto derribado para compensar la afectación ambiental, pero en diciembre de ese año apenas se habían plantado 8 mil. ¿Cuántos habrán sobrevivido? 

Hoy Jalisco celebra sus 200 años como estado libre y soberano, nos ha venido repitiendo hasta el hartazgo Enrique Alfaro. El discurso festivo nos dice que de aquí salieron los que, dicen, son los principales símbolos de la mexicanidad, lo que sea que esto signifique: la charrería, el mariachi y el tequila. Sobre este último, habría que decir que su producción también es responsable de que nos estemos derritiendo en sudor: además de la voracidad inmobiliaria, mucha de la deforestación que ha venido ocurriendo en Jalisco tiene que ver con incendios provocados para cambiar árboles por pencas de agave. Pero eso no lo informa Alfaro, que a principios de mes recibió el galardón Águila en Vuelo de parte del Consejo Regulador del Tequila. El gobernador tampoco dice que Jalisco se está convirtiendo en líder productor de aguacate a costa su biodiversidad y a pesar del gran impacto ambiental que tiene su producción en lo referente al consumo de agua para su cultivo. Y lo mismo podemos decir de los campos de berries.

Jalisco y el área metropolitana de Guadalajara han recibido reconocimientos internacionales por planes de manejo ambiental que funcionan bien para un discurso o para una presentación de Power Point, pero cuya ejecución tiene sin cuidado a las autoridades —estatal y municipales—, a la iniciativa privada y, también hay que decirlo, a gran parte de la ciudadanía. La prueba está en los números registrados por los termómetros y en la calidad del aire que respiramos todos los días. Nos resguardamos en oficinas y centros comerciales con aire acondicionado y pasamos por alto el círculo vicioso que estamos alimentando: a más calor mayor uso de ambientes climatizados cuya producción tiene un impacto ambiental que genera más calor que nos lleva a un mayor uso de ambientes climatizados. Eso por poner solo un ejemplo. ¿Plantar árboles? Claro que no, tiran mucha basura cuando se les caen las hojas, aunque está demostrado que las zonas arboladas pueden bajar hasta 12°C la temperatura de las ciudades.

Pero como muchos otros temas, la reforestación del área conurbada no es prioritaria para las autoridades lideradas por alguien más preocupado por organizar peleas de box, hacer anuncios de latas de cerveza o realizar festejos bicentenarios irrelevantes. Seguramente el gobernador querrá que estemos orgullosos porque, aunque nos derrita y afecte nuestro estado de ánimo y la salud, el calor es nuestro y es libre y soberano.

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La calle del Turco
La calle del Turco
Édgar Velasco Reprobó el curso propedéutico de Patafísica y eso lo ha llevado a trabajar como reportero, editor y colaborador freelance en diferentes medios. Actualmente es coeditor de la revista Magis. Es autor de los libros Fe de erratas (Paraíso Perdido, 2018), Ciudad y otros relatos (PP, 2014) y de la plaquette Eutanasia (PP, 2013). «La calle del Turco» se ha publicado en los diarios Público-Milenio y El Diario NTR Guadalajara.

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