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El crédito «gota a gota» es una modalidad de préstamo informal y “fácil” exportado de sudamérica que se ha ido transformando y adaptando al país que llega
Texto y fotos: Isabel Briseño
CIUDAD DE MÉXICO.- Los préstamos gota a gota son un sistema de crédito exprés que rápidamente se ha extendido en varios países de América Latina. México no es la excepción.
“Somos personas ayudando a personas”. “Apoyo de dinero desde 100 mil hasta 5 millones, requisitos mínimos”. “Dinero urgente”, son los mensajes que se leen en las calles.
Ahora, estos y otros anuncios pasaron al escenario digital. Aparecen en postes pegados, en internet, y algunos se anuncian aún de boca en boca.
Su objetivo es enganchar a personas necesitadas sin acceso a la banca tradicional que les proporcione un crédito.
En México, sólo el 32.7% de la población adulta tiene un crédito formal con el sistema financiero.
La Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF), realizada por el Inegi, muestra que hay cuatro razones principales por las que las personas no tienen un crédito: no tener gusto por las deudas; incumplir con los requisitos solicitados por los bancos; porque no les interesa; y porque tienen comisiones altas.
La población que no cuenta con los requisitos solicitados por los bancos, y que tiene la necesidad de un préstamo, ha recurrido a opciones más riesgosas y costosas, como el llamado “gota a gota”.
“Embarcan a pura gente vulnerable”
Una víctima de las distintas modalidades de crédito ‘fácil’ nos cuenta su experiencia que nos alerta sobre los riesgos.
Para proteger su identidad, un comerciante nos pide reservar su nombre verdadero por cuestiones de seguridad.
Alberto es padre de dos hijos y comerciante en una de las principales zonas de venta de carne de la alcaldía Venustiano Carranza. Se dedica a vender fibras, zacates, cristalería entre otros.
Más del 56% de la población mexicana trabaja en la informalidad laboral como Alberto, por lo que no puede comprobar sus ingresos.
Relata que durante la pandemia, los costos de las mercancías que vendía incrementaron.
El encarecimiento de la mercancía lo hizo ir comprando menos productos para venderlos. Su pequeño negocio cada vez lucía más vacío y las posibilidades de venta también disminuyeron, necesitaba una inyección de capital.
A su puesto se acercaron personas extranjeras a quienes identificó como colombianos debido a su acento.
“Ellos tarjeteaban, llegaban en motonetas y pasaban puesto por puesto a repartirnos tarjetas a todos los comerciantes donde ofrecían los préstamos”.
Alberto necesitaba dinero para surtir su puesto de jarciería. El esquema de pago diario le resultó atractivo. Hizo cuentas y calculó que sí podía pagar los mil pesos que le ofrecieron por primera vez.
La cuenta parecía fácil, debía pagar 60 pesos diarios durante 20 días lo que daba un total de 1200 pesos. Con un interés del 20% que ya estaba incluido en el pago diario del préstamo, Alberto pudo acceder a un préstamo que lo sacaba del apuro que estaba viviendo.
Bastó con que Alberto proporcionara a los prestamistas copia de su identificación, para que pudiera recibir su primer préstamo.
Los hombres en motoneta llegaban diariamente al puesto del comerciante para recoger los 60 pesos diarios de la deuda. A cambio, él recibía una firma en una tarjetita como prueba de su pago.
Después de cumplir a cabalidad con los pagos, la gente extranjera le ofreció al hombre el doble de su primer préstamo. Alberto aceptó los 2 mil pesos y su deuda diaria era de 100 pesos.
Cuenta que la suma más grande que recibió en préstamo fue por 10 mil pesos. Después de liquidar esa cantidad, decidió ya no solicitar más dinero.
Por más de una década hombres en moto han recorrido los barrios, puesto por puesto, local por local, para cobrar los “gota a gota”. Hoy esos cobros se hacen a través de WhatsApp y mediante transferencia.
Los prestamistas también han migrado a lo digital y han creado plataformas o aplicaciones que se publicitan en redes sociales y que operan en tiendas virtuales.
Las aplicaciones utilizan el hostigamiento como método de cobranza. Los usuarios son amenazados con ser difamados con sus contactos, un modo de operar debido a que la aplicación solicita todo tipo de permisos para ser instalada, incluyendo accesos al directorio telefónico y a la galería de imágenes.
Alberto también probó con esas aplicaciones. Al descargarla en los términos y condiciones dio acceso a sus contactos, galería de imágenes y toda la información almacenada en su celular. Además otorgó acceso a su cámara para que le tomaran una foto. Fue notificado de que le otorgaron un préstamo por mil pesos.
“Yo necesitaba el dinero y le di a todo que sí. Me pidieron mi número de cuenta y me dijeron que me iban a realizar el depósito del préstamo”.
Luego de revisar su saldo, el hombre se percató de que sólo le habían transferido 400 pesos, los 600 pesos restantes también los debía pero pertenecían a una serie de gastos por concepto de asesoría, trámites, entre otros.
Alberto no estuvo conforme así que cuestionó la claridad de la información pero ya era tarde. Fue amenazado con ser expuesto como un deudor frente a todos sus contactos si se negaba a pagar, así que tuvo que saldar la deuda completa.
De acuerdo con el testimonio de Alberto, ahora es el grupo criminal la Unión Tepito quienes manejan estos préstamos exprés, negocio que les interesó luego de ver las ganancias que se obtienen.
“Ahora los colombianos trabajan para la Unión y cuidadito y alguien se llegue a atrasar porque mandan gente a buscarte y te golpean para obligarte a pagar además de que te duplican la deuda”.
Investigaciones de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) señalan que estos préstamos se realizan a comerciantes o familias de bajos recursos a quienes les realizan los cobros de forma violenta más el interés, “el cual es muy elevado”.
Otro modelo de crédito que intentó explorar Alberto fue el que solicitó a través de WhatsApp. Necesitaba una mayor cantidad de dinero y de inmediato se convirtió en sujeto de crédito únicamente con su INE. Le hicieron llegar un contrato virtual aparentemente avalado por la Condusef que devolvió firmado.
Posteriormente, mediante otro mensaje, le hicieron saber que su préstamo estaba listo pero para recibirlo, debía depositar el 10% de la cantidad solicitada como garantía; monto que supuestamente sería devuelto al realizarle el préstamo.
Alberto necesitaba dinero, así que no tenía la suma de la supuesta garantía por lo que se negó a realizar ese depósito. Las personas al otro lado del dispositivo móvil, lo intentaron obligar a realizar el pago, amenazándolo con enviarle un equipo de abogados. Suceso que después de varios mensajes no ocurrió, pero en el que dice, muchos caen.
La importancia de denunciar
En México, son pocas las personas que interponen una denuncia por estafas y extorsiones, lo que evidencia escenarios de vacíos en el control y regulación de estos servicios.
En el “Gota a Gota”, la invitación es a denunciar ante la fiscalía, ya que es a través del Ministerio Público que se puede iniciar una investigación.
También pueden recurrir a la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros cuando se quiera solicitar un crédito. En la Condusef pueden verificar si la aplicación es de una empresa financiera constituida y evitar ser víctima de algún tipo de fraudes.
Por último, si te piden dinero por adelantado por comisiones u otros conceptos para liberarte el crédito, se recomienda no hacerlo, lo más seguro es que sea fraude. Se han detectado casos como el de Alberto donde se piden depósitos por adelanto para entregar el préstamo y luego la “empresa” desaparece.