Pesimismo Esperanzador
Por Jorge Rocha, académico del ITESO / @JorgeRochaQ
Esta semana se supone que, como medida para aligerar el tráfico en la vía de López Mateos, se buscará regular el tráfico de camiones de carga pesada entre las 6:00 y las 9:00 hrs. Esta acción tiene algunas salvedades, por ejemplo, los automotores que transporten alimentos o medicinas.
Es posible que esta medida genere algunos beneficios, pero me parece que se quedará muy corta frente al fuerte problema de tráfico de carga pesada que hay en la ciudad y en el estado. Hay una narrativa autoimpuesta de que el transporte de mercancía es vital para la vida y la economía de la ciudad; y asumiendo que hay una parte de razón en este argumento, lo que es un hecho es que la vida cotidiana de las personas, esa que se supone debe mejorar con una economía más sólida, está vuelta de cabeza porque muchas y muchos de nosotros sufrimos los tráileres día a día y nadie, parece que nadie, los puede regular.
Seguramente en la experiencia en las calles de la ciudad o en las carreteras del estado nos hemos topado con este tipo de conductas o situaciones, que más de un enojo nos han provocado:
- El tráiler que pone en peligro a todos. Desde hace mucho tiempo se exige de parte de ciudadanos organizados que se prohíban en las carreteras de México la circulación de camiones de doble remolque. Estos persisten por particulares intereses económicos y son un verdadero riesgo para los que circulan cerca de ellos. El manejo, la visibilidad y el control de estas unidades en condiciones climáticas complicadas pone en peligro a los propios operadores y a las personas que circulan cerca de ellos. Aunado a esto, no son pocas las veces donde vemos tráileres transitando a exceso de velocidad y presionado a automovilistas que les cedan el paso con el peligro que esto implica.
- El tráiler carcacha. También hemos sido testigos de camiones de carga que son una auténtica máquina de contaminación, que sin ningún pudor echan a la atmosfera dela ciudad humo que se puede evitar y que claramente atenta contra la calidad de vida de las personas. Pero no sólo esto, este tipo de vehículos suelen tener descomposturas frecuentes que generan un mayor caos vial. A esto se añade a que hay dueños que, por la ineptitud o la corrupción de autoridades, utilizan las calles como talleres mecánicos y los vecinos tienen que soportar ruidos y contaminación sin deberla ni tenerla. Sólo hay que darse una vuelta por las inmediaciones del Mercado de Abastos para ver este tipo de situaciones.
- El tráiler gandalla. Los dueños y choferes de este tipo de vehículos son aquellos que pueden parar una calle por muchos minutos mientras hacen maniobras para estacionarse sin importar las necesidades de los demás; son aquellos que se estacionan donde sea y sin considerar las afectaciones a otros; son los que pueden ir a 30 kilómetros por hora por largos tramos de carretera sin considerar los requerimientos de paso de los demás; son los que como tienen que mantener los frigoríficos funcionando, mantienen los camiones prendidos por toda la noche con la afectación de sueño a los vecinos; son los que dan una vuelta con fecha desde un carril que no corresponde y les bloquean el paso a los demás. Son estos que piensan que las calles son suyas y las y los ciudadanos somos un estorbo.
- El tráiler cínico. Es aquel que hace cualquiera de las acciones anteriores, pero que además se burla de los demás e incluso les mienta la madre porque no pueden poner en tela de juicio que su necesidad está por encima de los demás, porque efectivamente les dijeron que el transporte de mercancías está sobre todas las cosas y puedo hacer esto y más, incluido el manifestarse estrangulando ciudades.
Por supuesto que hay dueños y operadores que hacen las cosas bien y en consideración de su rol en la economía. Pero este tipo de experiencias tan desagradables se multiplican día con día. No es gratuito que, en la encuesta para mejorar la vialidad en la zona Sur de la ciudad, una de las propuestas que más hicieron los ciudadanos fue la regulación del transporte de carga.
En la ciudad hay problemas estructurales que alimentan estas dinámicas, una de ellas es mantener dentro de la ciudad el Mercado de Abastos, y a pesar de que es claramente insostenible esta permanencia y que hoy por hoy esa zona es tierra de nadie; la clase gobernante simplemente hace caso omiso a esta situación. Otra solución de raíz es la prohibición del transporte de carga pesada con horarios más prolongados y que sólo puedan entrar en horarios estratégicos, esto implica el impulso de un puerto seco, donde lleguen las mercancías y luego sean distribuidas en camionetas de menor carga. Estos son asuntos nodales para la ciudad, pero parece que la clase política sigue entretenida entre peleas de box, liguillas y carreras de autos. Por lo tanto y mientras lleguen otros con mayor sensibilidad, sigamos sufriendo el tráiler nuestro de cada día.
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