Sobre el anonimato, los pseudónimos y los escritores fantasma

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Por Juan Yves Palomar /@JuanYvesPalomar

Dedicado a Junius y a todos los escritores que han sembrado el mañana a través de sus palabras.

¿Qué es un nombre? ¿Qué es un seudónimo? ¿Cuál es la diferencia entre la identidad asignada y la identidad que asumimos? ¿Cómo llegamos al punto de desarrollar la capacidad de encarnar en símbolos escritos los sonidos que producimos con el aire?  Cuando nacemos y comenzamos a vivir la forma en que se enuncia nuestra presencia es decidida por los seres que nos rodean. A diferencia de otros animales en este planeta, los humanos somos una especie que se cuenta cuentos para entender, para organizar nuestros días y acomodar el fenómeno de la existencia de la conciencia con nuestra experiencia de vida como individuos.

El nacimiento de las primeras trazas del lenguaje comenzó hace milenios, quizá cientos de miles de años, cuando nuestros ancestros generaron los primeros lazos de cooperación como lo pudieran ser el cuidado ante las enfermedades o las lesiones, la repartición de responsabilidades para la  tarea de la caza, la recolección de recursos y el cultivo de las primeras especies de plantas domesticadas. Con el surgimiento de las primeras lenguas también llegaron los primeros nombres. En Europa por muchos siglos las personas recibieron el nombre de familia a partir de su lugar de procedencia o a partir del nombre del propietario de la finca, en caso de la mayoría de los esclavos.

En América por muchos siglos la tradición oral acompañó la domesticación del maíz a traves de la evolución social de los pueblos y sus leyendas. Durante generaciones el conocimiento empírico y la relación con las plantas sagradas marcó de forma indeleble la cosmovisión de las personas nacidas al oeste del Atlántico. Con una cosmovisión que pone al centro a los elementos naturales al mismo tiempo que narra su mitología a partir  diversos tipos de fe y de una espiritualidad politeista.  Desde el círculo polar, pasando por los grandes lagos hasta la patagonia y finisterra las sociedades anteriores a las conquistas españolas, inglesas y portuguesas practicaban una forma de espiritualidad profundamente arraigada en su territorio. Encontrando en lugares sagrados, símbolos comunes, narraciones que pasan de generación en generación, enseñanzas colectivas que pasan de boca a boca a través de las ceremonias.

Desde hace muchos siglos aun antes de la invención de la imprenta y el libro como lo conocemos hoy en día, miles de autores han escrito bajo otro nombre distinto al de su nombre de nacimiento. ¿Qué razones los orillaron o los motivaron a realizar esta maniobra? La razón o el motivo puede llegar a ser muy variopinto. Desde un intento por escapar a la censura impuesta (¿Bernal Diaz del Castillo?) por distintos actores a traves de las épocas (como Lewis Carroll) o como una forma de búsqueda hacia lo que Fernando Pessoa denominó como heterónimos.

Entiéndase pues que en el mundo de los alter-egos y los pseudónimos habrá de los más diferentes tipos de escritores; quien lo utilizara como un recurso literario, como una exploración para ampliar horizontes en el oficio. Como una herramienta para decir sus ideas en ramas del pensamiento en donde su campo profesional por lo regular se encuentra alejado.

El anonimato se convierte entonces en un vehículo, una condición que posibilita que el mensaje llegue mucho más allá de quien lo escribe y su círculo inmediato. 

Frente a la caricatura del anónimo, el rumor amarillista y de herencia medieval de asociar lo extranjero con lo negativo, existe una mucho más amplia forma de pensar el anonimato como una herramienta colectiva, un especie de tienda de campaña en donde te puedes juntar con tus amigos a escribir libremente sin necesidad de firmar con una identidad única y protegidos por lo colectivo cual una armadura de cuentos, literal y metafóricamente. Como ejemplos contemporáneos se pueden contar ensayos como el del Consejo Nocturno en Un habitar más fuerte que la Metrópoli, en el cual se abordan nociones como la no-arquitectura o en su caso los textos del Comité Invisible como el titulado bajo el nombre de: “A Nuestros Amigos” en donde se hace una importante reflexión crítica de la dimensión logística del poder.

¿Qué son por ejemplo hoy en día si no pseudónimos los nombres de las bandas de rock o los grupos de música urbana? La hiper-individualización de la realidad se rompe desde nuestra capacidad de narrar nuestro presente y encontrar alianza en los otros, en pensarnos en equipo. En este sentido la música no es la excepción. Los nombres artísticos son entonces también una forma de plasmar un imaginario compartido, en este caso la operación es la inversa que con un escritor fantasma en donde se sustrae al propio escritor de su texto, se trata más bien de la creación de un “personaje en equipo” o una identidad grupal” ante la posibilidad a veces tan anhelada o abrumadora (depende desde donde se le vea) de la fama.

En el caso de los escritores fantasmas, se podría decir que son los peones obreros del oficio, despojados de la autoría de sus palabras quienes trabajan o han trabajado como escritores fantasmas lo han hecho quizá por toda una paleta muy diversa de razones, desde la elección de hacerlo una forma de ganarse la vida hasta quien tenga motivaciones políticas o como una forma de evitar la censura. No sólo existe la variante digital de la venta y compra de textos en línea, sino que escritores de gran reconocimiento como Paul Auster o Alejandro Sawa han utilizado en algún punto de sus vidas este recurso.   

Al final, el lenguaje no solo nos ayuda a habitar el mundo si no que nos habita a nosotros mismos. ¿Cómo nos pensamos a nosotros mismos si no es con palabras que aprendimos de otros? ¿Qué son los idiomas sin sus familias idiomáticas que permitieron su evolución? Los nombres propios al final son una variante personificada del símbolo, ese viejo conjuro que logró domesticar la humanidad hace milenios. Lo misterioso de todo es que una condición necesaria para el surgimiento del lenguaje es que sea compartido y utilizado en equipo por un grupo que lo entienda. Es así que la política, el lenguaje, las ciencias y la cultura están ligados desde el surgimiento de las palabras

Quizá y solo quizá, sin saber y de forma insospechada para muchos, la actividad preferida de todos es ir por la vida conjurando al mundo, nombrando a los demás, a las cosas, a nosotros mismos. Como una pequeña gran magia que hemos normalizado a lo largo de los últimos milenios. Al final tal vez solo seamos eso, un animal que domó el fuego, aprendió a contar cuentos y abrir caminos para las risas del mañana.

@JuanYvesPalomar

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