Fabián está por cumplir once años privado de su libertad; desde entonces, ha luchado por defender sus derechos humanos. Desde la prisión de máxima seguridad, el CEFERESO No. 11 de Hermosillo, Sonora.
Este 17 de abril, exigió junto con sus compañeros a las autoridades carcelarias que cambien todas aquellas condiciones que los violentan; por ejemplo, el no respeto al libre desarrollo de la personalidad e identidad, las limitadas horas de visitas, así como las escasas actividades de educación y recreación.
Por Darwin Franco / @DarwinFranco
Ilustración: DeJusticia
La lucha de Fabián por defender sus derechos comenzó, en 2012, cuando fue detenido de manera ilegal por elementos de la Marina, quienes en Xalapa, Veracruz, le hicieron firman una declaración en blanco; con ello, este joven de 21 años se convirtió sin serlo en integrante de una célula del crimen organizado acusada de estar vinculada con el hallazgos de cuerpos dentro de dos casas de seguridad en aquel estado.
A la fecha, ninguno de los delitos que se le imputaron han sido comprobados; por ello, su familia asegura que el proceso de Fabián ha estado plagado de violencia institucional, siendo una de las más graves su traslado al CEFERESO No. 11 ubicado en Hermosillo, Sonora, pues esto no sólo lo alejó de su familia sino que ha generado en él daños en su estado físico y emocional, pues ahí lo mantienen aislado dentro de su celda un mínimo 20 horas al día.
Además tuvo que aguantar durante años varios la aplicación de una regla, obviamente no escrita en ningún ordenamiento del CEFERESO, que obligaba a todas las personas privadas de la libertad a rasurarse cara y cabeza todos los días.
Esto fue algo que Fabián denunció públicamente en 2021 a través de una carta, pues para él la obligación de rasurarse todos los días no sólo le provocó rosácea (afección crónica en la piel) sino que también se convirtió en una tortura cotidiana que fue inhibiendo su derecho humano al libre desarrollo de la personalidad e identidad.
“Nos obligan a raparnos, a afeitarnos diariamente so pena de recibir un castigo, esto sin haber sido a un concejo disciplinario. Nos hacen parecer locos o enfermos, justificándose con la higiene, la disciplina o la seguridad (…) así nos roban nuestra identidad, nuestra individualidad”, escribió Fabián.
El apelar por su derecho humano a la salud y al libre desarrollo de la personalidad e identidad frente a las autoridades penitenciarias, le permitió ser la única persona en todo el CEFERESO No. 11 que está libre de dicha práctica tortuosa; sin embargo, Fabián sigue insistiendo que no sólo se trata de un tema de salud (en su caso la rosácea, diagnóstica desde 2019), sino del respeto a la identidad de las personas, pues el tener todas las personas iguales inhibe su personalidad y los condena a un estado constante de estrés y ansiedad.
Exigir sus derechos ha tenido consecuencias, pues si bien pudo conservar su cabello en cabeza y cara para contrarrestar los efectos de la infección en su piel, esto lo condenó a varios días de aislamiento (del 7 al 16 de julio de 2021), así como ha constantes hostigamientos, maltratos físicos y psicológicos:
“Cada que entran los guardias al módulo pienso que viene por mí, que viene para someterme para rasurarme y raparme por la fuerza, como se hacía en los campos de concentración”, explica Fabián.
“Queremos que vean como vivimos”
Este 17 de abril de 2023, Fabián y sus compañeros tuvieron una audiencia para solicitar la eliminación del rasurado, la extensión los horarios y tiempos de sus visitas familiares y conyugales, así como de generar más espacios de recreación y educación, pues tras la pandemia de COVID-19 se redujeron al mínimo.
“Somos personas que buscamos que respeten derechos fundamentales y estamos luchando con un sistema violatorio. Nos siguen privando de cosas que a estas fechas no deberían quitarnos. Tratamos de hacer un cambio de un sistema anticuado y arbitrario…”, expresan todas aquellas personas que -como Fabián- buscan ser escuchadas por las autoridades carcelarias.
Esta lucha, precisan, la dan porque desean que ya no los miren como objetos:
“Somos personas con sentimientos, independientemente a nuestra situación y lo que hicimos. Queremos que las personas se den cuenta de lo que vivimos acá, pues este sistema (penitenciario) sólo genera resentimientos, no se trata de “castigo-cambio”, puntualiza Fabián.
En esta audiencia con las autoridades penitencias, Fabián comenta que lograron extender de cuatro a cinco horas el tiempo de visita en el CEFERESO No. 11, sobre el resto de las demandas señaló que seguirán insistiendo para que también las cumplan o, al menos, lleguen a un acuerdo.
Por su parte, su familia espera que la lucha de su hermano por sus derechos humanos y los de sus compañeros no traiga consecuencias negativas para él
“Nosotros como familia esperamos se cumplan sus peticiones y que no se utilice la violación de derechos como una tortura más o un castigo más para ellos, y que esto no tenga responsabilidades porque los guardias tienden a hostigarlo, a violentarlo o a burlarse de él por lo que está haciendo actualmente dentro”.
Así mismo espera que las autoridades judiciales e, incluso, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (donde ya interpusieron la queja CNDH13/2021/284211Q) actúen para revisar el expediente de su hermano, pues no ha existido un debido proceso, ya que Fabián no ha tenido una audiencia para determinar su auto de formal prisión o su auto de formal libertad, la cual tendría que otorgársela porque no existen pruebas de los delitos que se le atañen, además de que para aceptar firmar esa declaración Fabián fue víctima de tortura.