El pasado 11 de marzo se inauguró la exposición “40 años de Polvo de Gallina Negra. Arte feminista en México”, la cual recopila una década en archivo y memoria del trabajo de los performances, piezas de arte y acciones del colectivo, ésta se exhibirá hasta el 30 de julio en las salas del Hospicio Cabañas, ubicado en el Centro de Guadalajara, Jalisco.
Por Aletse Torres Flores / @aletse1799
En junio de 1983 surgió el grupo de arte feminista “Polvo de gallina negra” en la Ciudad de México, éste fue creado por Maris Bustamante, Mónica Mayer y con la participación inicial de la artista Herminia Dosal.
Las artistas experimentaron con diversos lenguajes del arte contemporáneo para deconstruir las imágenes tradicionales de lo que representaba “lo femenino” en el país y, así, concientizar sobre las desigualdades de género naturalizadas en la sociedad.
“40 años de Polvo de Gallina Negra. Arte feminista en México” es el nombre de la expocisión artistica que compila una década del trabajo de este grupo, las acciones individuales de las integrantes y el legado que dejaron en el arte de América Latina.
Mónica Mayer recalcó la importancia de “la complicidadque existe entre las historiadoras, las curadoras y artistas”, puesto que dicha alianza permite construir un trabajo desde lo político y artístico.
Por su parte, la co-curadora, María Laura Rosa, expresó que las piezas seleccionadas del archivo, son una clase de “mix” de lenguajes artísticos que no siempre se observan en dichos espacios.
“Algunas de las piezas son el arte correo, las conferencias performance o la receta del “mal de ojo al violador”, son piezas dinámicas y que salen un poco de lo convencional”, comentó la investigadora.
La exhibición artística se inauguró el pasado 11 de marzo, donde las y los asistentes pudieron escuchar la conferencia de la la artista Mónica Mayer y asistir al recorrido guiado con las curadoras Julia Antivilo y María Laura Rosa.
Asimismo, se llevó a cabo un taller de paliacates con diversas frases como “No es no”, “Mis amigas me cuidan” o “Madre artista” en las instalaciones del Museo Cabañas, ubicado en Guadalajara, Jalisco.
El comienzo de esta, es la sala “De aquellos polvos”, en la cual se narran las acciones individuales previas al colectivo, como El tendedero (1978) de Mónica Mayer y El pene como instrumento de trabajo (1982) de Maris Bustamante.
Ambas buscaban llevar las críticas feministas al campo de las artes visuales y a su vez, al gremio artístico.
“En aquel tiempo todas las galerías y museos estaban manejadas por hombres y muchas dijeron que tenían miedo de crear grupos feministas y que hubiera represalias contra ellas”, fragmento del testimonio de Maris Bustamante.
Más adelante se encuentra “Polvo de gallina negra”, mostrando las principales acciones del colectivo, en las paredes rosadas de la sala se colocan las principales acciones del colectivo, como el performance “La fiesta de XV años”, el evento “Arte Correo” o el concurso “Carta a mi madre”.
Mayer, explicó que el nombre viene de un polvo mágico para curar el mal de ojo. Ambas artistas reemplazan esa cura por una protección contra el sistema del arte y sus mecanismos de exclusión sistemática de las artistas mujeres:
“Es un peliagudo ser mujer artistas y tremendo tartar de arte feminisa, por lo que pensamos que sería sabio protegernos desde el nombre”.
Al final del recorrido está la tercera fase “Pospolvo. Reactivaciones”, la cual se conforma las reactivaciones de las obras en diversos contextos, como la pieza “Cartas a la madre” que tiene muchas versiones en las redes sociales.
Siguiendo esta misma línea Julia Antivilo, co-curadora, puntualizó que las reactivaciones son una forma de conservar la historia del colectivo y construir su legado en diversos contextos, puesto que la obra no es estática, sino que se transforma dependiendo del contexto.
“El tendedero” fue una de las piezas que se activaron para la inauguración del espacio. Mónica le preguntó a las participantes si se habían sentido violentadas como mujeres y qué acciones han realizado para combatir dicha violencia.
La acción tiene como objetivo representar las respuesta sobre una estructura que aludía a un tendedero, como referencia a una actividad cotidiana que se considera femenina, y “romper” el silencio para abrir al diálogo sobre la violencia que viven las mujeres en el espacio público.
De color verde y rosado se lleno el tendedero de testimonios de mujeres que pasaron por la Plaza Tapatía y la zona aledaña al museo Cabañas en tan solo unas horas. Frente a este situación, Julia señala la vigencia que tiene aún la acción:
“Lamentablemente, muchos de los temas que trabaja el colectivo siguen vigentes y en constante crecimiento, como la violencia en las calles hacia la mujer. Por lo cual, sigue siendo un medio que es práctico y que funciona para visibilizar dichas problemáticas”.
María Laura Rosa, señaló que cada una de los documentos expone el impacto y legado en el mundo del arte que dejó el colectivo en México y toda América Latina.
“Es interesante como se presenta el trabajo, plasmando en un espacio pequeño” diez años de activismo y arte histórico” puntualizó la investigadora.
Finalmente, Mayer comparte que este tipo de espacios ayudan a visibilizar las violencias que viven las mujeres y a su vez, se construyen redes de de acompañamiento entre todas.
“Son piezas que por un lado denuncian, pero por otro lado desde el cariño nos hacen sentirnos acompañados, nos dejan muy claro que no estamos solas”, sentenció la artista.
Si te interesa visitar la exhibición, estará disponible hasta el 30 de julio en las salas del Hospicio Cabañas, ubicado en el Centro de Guadalajara, Jalisco.
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Aquí puedes consultar las actividades que se realizarán alrededor de la exposición en el siguiente link: https://museocabanas.jalisco.gob.mx