Bajo la influencia de la música tradicional mexicana, La Bruja de Texcoco crea su música y la expresa mediante el travestismo, el folclor, la extravagancia y los textiles tradicionales. Su trabajo está caracterizado mayormente por el huapango, el son jarocho y el uso de instrumentos como el arpa y el violín, mismos que resuenan en muchas de sus canciones.
Inició a tocar su primer instrumento a los nueve años y tras más de 10 años de carrera ha llevado su música a, por lo menos, siete países diferentes y ha tocado en festivales como: El Vive Latino. Además ha tenido colaboraciones con artistas como: Renee Goust, Rubén Albarrán, María León, Cornelio Reyna Por Siempre Y Zemmoa.
Ahora, está próxima a presentarse en el Teatro Degollado como la primera mujer trans en hacerlo en este lugar, esto en el marco de la segunda edición del Encuentro Trama; ahí contará con la participación del Coro Femenino Mayahuel.
Por Leslie Zepeda / @lesszep2
Fotos: Cortesía de La Bruja de Texcococo
Entre bromas y recuerdos es que la Bruja de Texcoco, como ella ha decidido nombrarse, relata cómo durante su juventud estaba dividida entre lo normativo; es decir, lo que la sociedad y su familia le indicó como el camino a seguir, ya que aunque se encontraba estudiando la carrera de Física Matemática del Instituto Politécnico Nacional, ella no soltaba la posibilidad de dedicarse de lleno a la música.
Aunque su idea inicial era culminar los estudios para después pensar en ser música de tiempo completo, no resistió esa espera y dejó los estudios sin titubeos. Así fue como tiempo después surgió La Bruja de Texcoco. Así lo recuerda:
“Al final de mis estudios en la universidad me di cuenta que lo mío es la música, así que la dejé. Yo amaba mi carrera pero definitivamente tenía que tomar una decisión porque ya no tenía tiempo porque esa carrera es es una carrera muy demandante, así fue como llegué a estudiar a la escuela de música tradicional mexicana”.
Sin embargo la música fue parte de su vida desde la infancia, ya que a los 9 años acompañó por primera vez a su padre a su trabajo, quien era parte de un grupo de música versátil. Desde ese momento, supo que ella y la música serían inseparables. De ahí aprendió sobre la cumbia, la salsa, sobre aquellos géneros hechos para bailar y escuchando a artistas como Rigo Tovar, Acapulco tropical, Laura León. Bruja narra con emoción, y sobre todo alegría aquellos momentos:
“Yo me acuerdo mucho que de niño iba con mi papá a las fiestas, pero mi papá tocaba entonces yo estaba ahí con él, entonces ese fue como mi primer acercamiento a un escenario, a la música y fue algo muy lindo porque sí lo recuerdo de esa forma Le pedía que quería tocar con él en el escenario, entonces me daba un pandero, me acuerdo un pandero así “jotísimo” porque era eran panderos como de los 90s, como tornasol, fosforescente, con unas calcomanías como de holograma, y yo fascinada, solo estaba yo con él, al lado del escenario”.
Así, decidió combinar su vida académica con la música, ya que inició a tomar clases de música formalmente en una escuela. Ahí aprendió a tocar como primer instrumento la viola, iniciando a tocar en una orquesta sinfónica, pero lo suyo, como desde la infancia lo sintió, era otro tipo de música, por ello comenzó a estudiar en la Escuela de Música Mexicana aquí en la Ciudad de México, en Garibaldi, específicamente en Tepito, relativamente cercana a la colonia donde ella creció, en la Magdalena Contreras.
Dedicarse a la música ha significado liberación en distintos sentidos, en primera instancia porque a pesar de lo que se le indicó como correcto, ella decidió tomar su camino y hacer música, porque “A mí me inculcaron desde chiquillo que yo no podía ser músico: “Yo no podía ser músico porque me iba a morir de hambre, ‘ve a tu papá’, eso siempre se me dijo”.
La música también trajo a ella la liberación de la masculinidad hegemónica que limitaba su personalidad, su identidad, su feminidad. Ahora su realidad es otra, se encuentra en transición como mujer trans y en una constante búsqueda de creación a partir de quien es. Así lo indica su propio nombre, donde se cruza la magia, la música, su performance,
Y es que así están marcadas sus presentaciones y sus videos musicales donde es evidente la disidencia, la contrariedad a la hegemonía en todos los aspectos. Su música, sus letras, surgen en medio de rituales, cabello trenzado, ropa tradicional mexicana, listones coloridos, brillantina, lentejuelas, plataformas, como escenario la naturaleza, huipiles, y sobre todo libertad.
La Bruja de Texcoco, como se nombra a sí misma y a su música, llegó a ella a través del mensaje de un curandero, así lo ha relatado ella en diferentes ocasiones, y quien le afirmó que ella era una mujer, en específico una bruja, asegurándole que él ya la esperaba tiempo atrás.
“Bruja porque así me nombró un curandero, me dijo que yo era una bruja y de Texcoco porque ahí sucedió. Texcoco es parte fundamental de la historia mexicana, de la conquista y de cómo el lago de Texcoco era parte de la gran Tenochtitlán y cómo es el monte Tláloc que hasta arriba, tú puedes ver lo que era todo el lago de Texcoco. Hay mucha historia en Texcoco y aparte, es donde vivo”, agrega Bruja.
Ese momento fue un momento decisivo, ya que antes de ese momento, su feminidad había significado únicamente odio hacia ella, transfobia que negaba su identidad como mujer trans y la expresión de feminidad en un cuerpo masculino a la vista de los demás. Entonces, a partir de ahí surge la Bruja de Texcoco como la artista que hoy sube a los escenarios de México y el mundo, sin limitaciones y con el brillo en su música y su cuerpo.
Sobre su música, ha encontrado en el violín y el arpa una identidad que define su música mayormente mediante el huapango, el son jarocho, así como otros géneros de música mexicana.
“Mi música, mi esencia está llena de símbolos muy marcados. A pesar de que yo ejecuto, interpretó música de diferentes regiones, me inspiro en músicas de diferentes regiones, siempre hay algo con lo que me identifica sobre todo en este proceso de identidad como mexicana, porque estoy soy de aquí del centro de la ciudad del del país, aquí en la ciudad de México pero también me gusta tocar huapangos de la zona, de de la Huasteca, música del Occidente, sones jarochos, chilenas de del estado de Guerrero, de Oaxaca. O sea, México es tan grande y tan hermoso entonces, pues de ahí me agarro”.
Igualmente, es importante señalar que la intención de Bruja no es representar ni rescatar la música tradicional mexicana:
“Yo no vengo a rescatar nada porque siguen vivas, la música tradicional me ha dado esta información que mucha gente no tiene, sobre todo información de respeto y de saber cómo dirigirme a las personas que siguen teniendo vivas sus tradiciones porque al final yo soy una morra de la Ciudad de México. Yo tengo que acercarme con todo el respeto y usar lo que uso con todo el respeto porque al final si es algo que me identifica”.
La Bruja de Texcoco reconoce que dentro de su trabajo musical hay una fuerte carga política, que maneja un discurso desde donde ella se posiciona como persona, ya que lo que sí espera representar a través de su arte es su feminidad, su proceso de transición, ya que “ las personas trans hemos existido desde el día uno”, remarma.
“Mi vivencia es esta, pero muchas veces trato de mostrar todo lo que vivo y todo lo que soy desde mi trinchera que es la música, y representarlo en un escenario porque sí me he dado cuenta que en mi proyecto y en mi esencia tengo una agenda política, pero qué mejor manera de mostrar lo que soy en el escenario, con mis canciones, con mis videos”.
Es imprescindible señalar que La Bruja no es un personaje, así lo enfatiza ella, ya que está peleada con la idea de que todas, todos y todes tengan que encajar en un mismo modelo de vida, de personas, de cuerpos, de identidad.
Bajo este contexto de lucha por su identidad es que en su segundo disco tiene preparado un trabajo más lleno de simbolismo que bajo el nombre de Tepari, en lengua Purépecha, que se traduce a gorda. Porque por ahora ya se cansó de cantarle al amor y su sinónimo, el desamor. Con este nuevo trabajo su intención es posocionarse también contra el odio hacia los cuerpos gordos, discriminación que también ha vivido al habitar un cuerpo grande.
“La gente está muy acostumbrada a hablar del cuerpo de los demás y eso está muy mal. Y además traen esta bandera de te lo digo por salud, porque te quiero, y no es así. Es algo que me marca y es algo que me que me tiene ahí como amarrada y es difícil quitarte esos nudos, pero al final es una lucha constante en la que estoy, porque es mi cuerpo y no vas a hablar de él, es mi vivencia, no vas a hablar de eso, o sea, sobre todo también como juzgar mi feminidad, qué tan femenina eres ahora”.
Bruja lucha contra las distintas formas de odio por su identidad y su cuerpo, porque éstas no la limiten, y lo hace a través de su música. Sin embargo reconoce lo difícil que es enfrentarlo continuamente:
“Desde un lugar siendo ya una mujer trans siendo yo una persona que está en proceso de transición, desde mi parte de cómo yo veo la mexicanidad, desde mi desde mi lugar que es la música, desde ahí canto mis historias Yo siendo una mujer alta, una mujer grande, siendo una mujer que no tengo esta este passing que le llaman, siendo una mujer morena, gorda, alta, grande, es algo que me empodera, pero al final es difícil es muy difícil en un mundo que está hecho para gente que no es como yo”.
El escenario le ha dado la oportunidad de brillar, de no esconderse, de tal manera que se ha presentado en festivales en México como el Vive Latino y conciertos de otros países, como en Colombia, Alemania, Portugal, Japón, entre otros. Así como ha tenido colaboraciones con artistas como Renee Goust, Rubén Albarrán, María León, Cornelio Reyna Por Siempre, Zemmoa y más.
Por lo que este sábado se estará presentando en la inauguración del Encuentro Trama en su segunda edición. La cita será a las 20:00 horas en el Teatro Degollado, un espacio donde, según el propio festival independiente, nunca se ha presentado una mujer trans.
“Para poder haber llegado al Degollado, tuve que pasar por un proceso de mucho tiempo, omo el equipo que llevo, la música que llevo, cómo llegar, qué parque va a pasar. Hay mil cosas ahí que uno decide y uno aprende sobre todo y yo vengo aquí aprender mucho y me siento una persona en ese proceso de aprendizaje todo el tiempo”, finaliza La Bruja de Texcoco.
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