Todo es lo que parece
Por Igor Israel González Aguirre / @I_gonzaleza
Un faro de luz que ilumina hasta los rincones más sombríos de este terruño. Una brújula que orienta y marca el rumbo de nuestros destinos. Una voz que resuena fuerte y clara en todo el territorio jalisciense. Un cúmulo de lucidez en el gobierno; un dechado de tolerancia para quien piensa diferente; y un ejemplo de empatía para con todas y cada una de las causas (propias y ajenas). Hábil para la administración pública y transparente para el manejo de los recursos públicos. Sensible y amoroso en su trato, siempre dispuesto a escuchar las críticas. Siempre anteponiendo el interés de las y los jaliscienses, y colocando el bien mayor por encima de los intereses particulares de amigos y allegados. En fin, él es un ser único e irrepetible.
¿Saben de quién hablo? Así es. De quien hoy nos hace el honor de ser el inquilino más destacado de Casa Jalisco. De él y de ningún otro. De nuestro gobernador. Vaya, quisiera tener un lenguaje más sofisticado para encontrar mejores adjetivos para describir al personaje cuyo papel como mandatario de nuestra entidad ha sido impecable. Intachable. Prístino. En apenas unos pocos años se ha convertido en un timbre de orgullo para nuestro pueblo. Cada vez son más las voces que claman para que formalice su candidatura a la presidencia. No en vano es uno de los gobernadores más queridos y apreciados a escala nacional. Su popularidad va en ascenso, y así lo señalan múltiples encuestas.
Es más, desde esta humilde columna conmino al ilustre mandatario —quien en su momento fue comparado magistralmente con Mariano Otero por otra de las grandes e irreprochables luminarias que ha dado este país— a que haga un espacio en su apretada agenda y elabore algo así como El manual del buen gobernante. Esto es así porque sería fabuloso que nuestra máxima autoridad pusiera por escrito algunas de las grandes ideas que han hecho que su gestión ponga a Jalisco en la antesala del edén. Un texto así sería un hitazo; un modelo a seguir por el resto de mandatarios en todo el orbe. No me cabe duda que de inmediato se colocaría a la altura de obras clásicas como El príncipe, de Maquiavelo; o El arte de la guerra, de Sun Tsu. Y es que basta enumerar apenas algunos de los aciertos obtenidos por el gobierno alfarista para descubrir los secretos de su popularidad sin igual:
- Ha sabido construir una relación estrecha con la prensa. Desde el día uno de su mandato el vínculo con el denominado «cuarto poder» ha sido terso y armonioso. Esto le ha permitido tocar directamente el pulso de la agenda pública y, en consecuencia, actuar siempre en función de los intereses de la ciudadanía.
- Ha construido sinergias con el conjunto de instituciones que resultan cruciales para la gobernabilidad de la entidad. Resalta de manera particular el fructífero diálogo que ha sostenido con la Universidad de Guadalajara. El apoyo presupuestal ha sido irrestricto y sin ninguna condición. Para ilustrar este punto basta recordar aquel amabilísimo intercambio verbal —un adalid de la libertad de expresión— que el mandatario sostuvo con la Dra. García Bátiz y el Mtro. Luis León, rectora y secretario administrativo del CUVALLES, respectivamente, allá por agosto de 2022. ¿Se imaginan que hubiera sido cualquier otra persona la que estuviera ahí; por ejemplo alguien con ínfulas de tiranuelo? Seguro que se habría envalentonado para amenazar a sus adversarios y advertirles que midieran sus palabras. Qué bueno que era él y no otro.
- Ha sido respetuoso y tolerante con las manifestaciones sociales. Para ello se ha mostrado abierto al diálogo con quienes se manifiestan; aún incluso si las demandas de quienes se manifiestan están en su contra. Un claro ejemplo de lo anterior se encuentra en aquella protesta llevada a cabo sobre todo por varios jóvenes a mediados del 2020. Ellos y ellas protestaban por el asesinato de Giovanni López. La protesta fue atendida directamente por el gobernador mismo y se le dio solución magnánima y expedita. ¿Se imaginan que el régimen hubiera sido de otro talante? Si otro hubiera sido el caso, es seguro que agentes de la Fiscalía —vestidos de civiles— habrían «levantado» a algunos de los manifestantes para darles «una lección». O peor aún ¿se imaginan que el gobernador hubiera aceptado que un escenario como el anterior se debía a que la Fiscalía estaba infiltrada por el crimen organizado? Qué horror. Eso sería un motivo suficiente para exigirle a cualquier gobernante que, por dignidad, presentara su renuncia. Afortunadamente aquí en Jalisco las cosas no ocurren así.
- Ha logrado erradicar por completo la violencia en la entidad. En apenas unos pocos años de su mandato, el gobernador ha hecho posible que Jalisco ya no ocupe uno de los primeros lugares en materia de desapariciones a nivel nacional. Ya no hay balaceras en centros comerciales que ponen en riesgo la vida de inocentes; y mucho menos hay feminicidios (sería inimaginable que un feminicida asesinara cruelmente a su pareja afuera de Casa Jalisco). Cualquier otro maquillaría las cifras duras de esta contabilidad macabra para que su gobierno luciera prístino. Pero aquí no. Aquí se favorece la transparencia a ultranza.
En fin, no quiero abundar más en esta loa porque, si uno lo mira bien, la administración alfarista está llena de aciertos. Enumerarlos todos sería una tarea titánica. Aquí expongo solo algunos de los elementos que, desde mi perspectiva, deberían incorporarse a ese manual del que hablé hace algunas líneas. Ojalá y que este modesto llamado encuentre eco. Estoy consciente que el gobernador no descansa y su tiempo está dedicado y comprometido por completo a conseguir el bienestar de la entidad. No obstante, estoy cierto que una obra de este tipo sería una contribución fundamental para el fortalecimiento y la consolidación de la democracia en Jalisco.