El Centro Profesional Indígena de Asesoría, Defensa y Traducción AC (CEPIADET A.C) presentó el libro Datos Estadísticos sobre Población Indígena, Población Afrodescendiente y Acceso a la Justicia. El material visibiliza las implicaciones y retos a los que se enfrentan las personas, pueblos y comunidades indígenas y afrodescendientes al acceder al sistema de justicia en México, así como el escenario de desigualdad en el que se ven inmersas.
Por Alondra Angel Rodriguez / @alondriixs
El estado con un mayor número de población indígena y afromexicana es Oaxaca con 4 millones 132 mil 148 personas, le sigue Yucatán con 2 millones 320 mil 898 y, por último, Campeche con 928 mil 363, esto según datos del Censo de Población y Vivienda (2020), la Encuesta Intercensal (2015) y el Censo de Población y Vivienda (2010) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Aunque se cuenta con estos datos, el Centro Profesional Indígena de Asesoría, Defensa y Traducción AC (CEPIADET A.C), señala que es poca la información que se tiene sobre la población afrodescendiente e indígena, lo que impide conocer las realidades a las que se enfrentan, especialmente, sobre su acceso a la justicia y su participación dentro de la sociedad.
Frente a este contexto, recientemente presentaron el libro Datos Estadísticos sobre Población Indígena, Población Afrodescendiente y Acceso a la Justicia, material que además de concentrar la búsqueda estadística en bases de datos agrupadas, aborda seis ejes que resultan relevantes al abordar el tema de acceso a la justicia para estas poblaciones en Campeche, Oaxaca y Yucatán:
- Población indígena y afrodescendiente.
- Discriminación y racismo.
- Sistema de justicia estatal.
- Proceso Judicial Estatal.
- Personas privadas de la libertad en el sistema de justicia estatal.
- Sistemas normativos indígenas
Respecto al último eje, el CEPIADET reconoció que el Estado mexicano no cuenta con información suficiente que permita analizar los procesos judiciales en donde está inmersa la población indígena; situación que consideraron evidencia deficiencias en el registro de datos, negligencias e invisibilización, así como segregación de estas poblaciones dentro del sistema judicial.
Julio César Gallardo Vásquez, integrante de CEPIADET y el responsable de la redacción e investigación del libro agregó que los datos que se presentan están segmentados en información municipal, estatal y nacional; además, explicó que hay apartados de información con enlaces que direccionan a mapas interactivos y estimadores de distancia entre localidades y lugares de impartición de justicia, así como hacia los centros penitenciarios estatales y federales dentro estas tres entidades:
Beatriz Amaro Clemente, coordinadora de Identidades Culturales en la Secretaría de Interculturalidad, Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas (SIPCIA) aseguró que aún hay mucho que hacer por la visibilidad e inclusión de la población afrodescendiente, afromexicana e indígenas en México, de ahí que celebrara la elaboración de este libro y los datos que presenta. Consideró que estos materiales dan la pauta para exigir políticas públicas culturalmente diferenciadas, que permitan el acceso a los sistemas de justicia a las personas afrodescendientes, afromexicanas e indígenas. Sobre todo, para reconocer que la población mexicana no puede observarse sólo bajo una perspectiva identitaria única, incluso, racista, que condiciona el acceso a derechos a las personas afromexicanas e indígenas.
Y es que precisó que esto ha sido así debido al racismo estructural, institucional y sistémico que permea en el país.
Hasta ahora, las personas afrodescendientes, afromexicanas o negras en México son contabilizadas estadísticamente bajo el principio de autoadscripción, una pregunta que sólo se comenzó a plantear en los instrumentos de recopilación de información a partir de la Encuesta Intercensal del 2015. De esta forma se conoce que Oaxaca es el estado con un mayor número de personas con adscripción afrodescendiente, afromexicana o negra con 4.7%, según el censo del 2020. Este mismo estado concentra el mayor porcentaje de población con una auto adscripción indígena (69.8%).
Sobre esto, Beatriz recordó lo “ofensivo” que resultaba para las personas que se les hicieran estas preguntas básicas dentro de los censos poblacionales, situación que consideró muestra el déficit de información respecto al reconocimiento de esta poblaciones y su inclusión dentro del espacio social mexicano. En México la mayor parte de la población entre 25 y 64 años se reconoce como mestiza (59.6%), y en menor medida como indígena (14.5%) o como blanca (12.2%).
“es un problema no aceptado, poco tratado y estudiado (…). Así mismo, esta introspección ayudó a reconocer que debido a los procesos educativos en los que todas y todos nos vemos envueltos alguna vez, sumado a su intersección con otras opresiones, nos ha llevado a naturalizar las manifestaciones racistas en nuestras vidas”.
Aunado a esto, explicaron que son las mismas instituciones quienes abonan a esta segregación de los grupos afromexicanos e indígenas. El INEGI, por ejemplo, invisibiliza los resultados de personas afrodescendientes en México al presentar a la población afromexicana con una media nacional, sin indagar en las condiciones, contextos sociales y problemáticas a las que se enfrentan.
Emiko Saldívar Tanaka, participante del Colectivo para Eliminar el Racismo en México (COPERA) destacó que esta investigación generó más preguntas que respuestas y que será a partir de estos cuestionamientos que continuarán indagando mucho más sobre las problemáticas que viven estas poblaciones. Por ejemplo, identificaron que los datos recuperados de las bases de datos oficiales requieren ser analizados a través de las categorías de sexo, edad o género, es decir, desde un enfoque diferenciado e interseccional. Emiko planteó que sólo así podrá conocerse, cómo el ser hombre o mujer transforma las formas de vivir y el acceso a derechos.
Finalmente, Tomás López Sarabia, integrante de CEPIADET y quien también participó en la elaboración del libro precisó que el reto ahora es buscar cómo es que este libro pueda convertirse en una agenda para mirar y comprender las problemáticas que experimentan las poblaciones indígenas, afromexicanas y afrodescendientes en México, “no como la única ruta sino como un camino para acercarnos a sus realidades”.
Se espera que este documento sea útil para exigir a las autoridades de procuración de justicia una respuesta pronta y expedita a las denuncias interpuestas por miembros de poblaciones indígenas y afrodescendientes.
Este libro que se presentó en el marco del proyecto Hacía una agenda antirracista para mejorar el acceso a la justicia de las personas, comunidades y pueblos indígenas en Campeche, Oaxaca y Yucatán, representa también una apuesta para repensar las acciones y políticas públicas desde un enfoque interdisciplinario e intercultural, con el fin de garantizar una vida digna para estas poblaciones en el país.