Darle una segunda vida a la ropa está siendo una opción muy viable para las y los jóvenes conscientes de lo que implica la industria del vestido, tanto en términos ecológicos como económicos, pero qué sabemos de la ropa de segunda mano, aquí una historia que nos cuenta su auge en Querétaro.
Por Tere Chavero Villamil
Probablemente la mayoría de las personas van a utilizar alguna vez en su vida ropa usada. Yo lo hice desde chiquita porque mi hermana me heredaba la mayoría de su guardarropa. Además, a mi papá siempre le gustó comprar su ropa en los mercaditos de la ciudad de Querétaro, así que de vez en cuando, me compraba ropa de ahí. No le había echado el ojo nuevamente a la ropa usada hasta hace poco más de un año, conociéndola esta vez como “ropa de segunda mano”. Conocer ese nombre fue algo que ayudó a interesarme por esa ropa con una perspectiva distinta.
Hallar prendas de segunda mano es cada vez más común, el incremento de su adquisición deriva del problema de la sobreproducción mundial de ropa por parte de la industria de la moda. El concepto de fast fashion fue pensado con el propósito de actualizar las tendencias de la moda y promover el constante cambio del guardarropa. Desde el apogeo de este fenómeno, se han producido millones de cantidades de ropa que llegan a ser desechadas aun estando en condiciones de uso.
Su presencia en México
Hablando a nivel de Latinoamérica, México es el país con más centros comerciales, y con ellos viene la presencia de fast fashion. De acuerdo con datos de Greenpeace, tan solo en el año 2020 se calcula que la ganancia de esta industria en la república mexicana alcanzó 4 mil 520 millones de dólares. Sin embargo, de esas superproducciones, ¿qué hay de toda la ropa que sobra?, ¿en dónde termina? Se tiene tanta ropa, que hay personas que la aprovechan como una oportunidad de negocio.
El contexto actual está dando apertura cada vez más a comprar este tipo de ropa. En el 2020, según una encuesta realizada por The Statista Global Consumer Survey, el 46% de los mexicanos que participaron en dicha encuesta compraron artículos de segunda mano, siendo la ropa la primera opción. De ese total, el 21% había adquirido vestimenta usada durante el último año.
La ropa de segunda mano puede obtenerse de distintas formas y en distintos lugares. He tenido la oportunidad de conseguir ropa de segunda mano por métodos diferentes gracias a personas de mi familia y amigos. Una de ellas ha sido desde mi celular y mi casa mediante tiendas en línea y otra yendo a los mercados de la ciudad. Cada una es una experiencia distinta, y eso demuestra la versatilidad que tiene su comercio de ropa usada.
Alternativa ecológica en las redes sociales
Llegué a esta variante gracias a mi hermana, pues ella me enseñó varias cuentas de personas con su negocio en línea de prendas de segunda mano. Me di cuenta que tienen un enfoque ligado a la reciente conciencia ecológica de consumir de forma responsable y así contribuir con acciones propias para reducir su impacto ambiental. Mujeres desde la adolescencia hasta la adultez son las más interesadas en este tipo de práctica y entre sus círculos cercanos recomiendan a otras hacerlo.
Fernanda Alonso, de 26 años, maneja su negocio de prendas de segunda mano WaveShop en Instagram. Se ha dedicado a vender ropa por 10 años. Consigue la ropa en tianguis, y en base a su criterio escoge la que esté en buenas condiciones y que tenga cierta estética. Una vez que la compra, se la lleva a casa para lavarla y hacerle arreglos según lo requiera. Cada semana, ella publica las actualizaciones de prendas en su cuenta los días jueves a las nueve de la noche y las personas interesadas van comentando en sus publicaciones.
Pese a que la interacción es digital, el trato que ella da a sus clientes es personalizado y cálido.
—Hola bonita, te escribo por esta prenda que comentaste, ¿Me confirmas?
De esa manera comienza la conversación hasta que se acuerda la forma de pago y entrega del atuendo. Ofrece envíos a toda la república y pueden ser entregas personales en puntos establecidos en Querétaro o entregas por correos de México. Cuando llega el pedido, dentro del paquete Fernanda deja una notita en la que agradece tu compra.
Vender vestimenta de segunda mano a través de redes sociales le ha hecho ver cómo está ayudando a romper los prejuicios que rodean este tipo de ropa: Que es de mala calidad, sucia, fea o solo para personas de bajos recursos, etc. Y a su vez, es una forma de concientizar a las clientas las repercusiones que trae la industria de la moda en el medio ambiente por generar enormes cantidades de atuendos y ellas pueden tomar acción para ayudar a mitigarlo.
—Es una alternativa para no estar comprando tanto, y valorar también la ropa que uno ya tiene para usarla todas las veces posibles y que no sea sólo una cuestión de moda.
Su emprendimiento le ha traído experiencias gratas, la más grata para Fer es el amor y apoyo que recibe de sus clientas. Le hace feliz saber que a raíz de WaveShop, ha podido crear una comunidad entre chicas amables y dejar una huella a medida que interactúa con nuevas personas. Cuando las compradoras le mandan mensajes como “Me encantó esto, es mucho más bonito de lo que imaginaba”, “Te voy a seguir comprando porque son accesibles los precios y tu estilo me gusta”. Incluso cuando recibe fotos de ellas vistiendo la ropa le parece un momento enriquecedor.
Alternativa económica en el Mercado “El Tepetate”
Llegar al sitio a las 8 a.m. te da la oportunidad de ver amanecer al mercado. Las personas recién están montando sus puestos, los murmullos y sonidos de coches pasando con mercancía se escuchan en el lugar y de vez en cuando, el chirrido de los raíles del tren que pasa. Distintos olores se mezclan en el aire, el olor a comida y guisos, humo, y poco a humedad. Paseando entre los distintos puestos fue que encontré el de Isabel López.
Isabel, de 52 años, establece su local en una de las banquetas del mercado junto con otras personas. Al ser todavía temprano, se reúne con otras mujeres a conversar sobre la jornada de trabajo que les espera. Es gentil con la gente que se acerca a ver su ropa, y el tono de su voz es cordial y servicial. Tiene 15 años de experiencia en el negocio.
—Llévele, llévele, ¿qué le gustó? Se puede probar sin compromisos.
La mayor parte de su ropa la consigue en bodegas de ropa de paca, que la venden por mayoreo. 2 veces por semana consigue sus “bolsas”, como ella les dice, de sus proveedores. Selecciona conjuntos surtidos en buen estado para venderlos en el mercado. Mucha gente concurre al tianguis, por lo que sus clientes son variados. A ella le gusta interactuar con ellos porque gracias a ellos puede salir adelante.
Desde sus propias vivencias, Isabel ha notado cómo su negocio no solo ayuda a mitigar el desecho de ropa, sino que es una oportunidad para personas necesitadas de poder obtener vestido de forma accesible y digna. Se animó a compartir conmigo una de sus molestias que ha tenido que enfrentar, que es que en algunas ocasiones las personas no respetan el trabajo de otros.
—Todos aquí estamos necesitados y es la bendición de Dios que nos da este lugarcito. A veces gente que tiene dinero, que no necesita el ingreso económico como nosotros vienen y se ponen aquí. Esa gente es para que la regale o la done, no venderla.
Siendo una vendedora más en el mercado “El Tepetate”, ha podido encontrar personas con las cuales formar vínculos. Conocer a la gente con la que trabaja todos los días y pasar el tiempo junto a ellas hacen que Isabel disfrute su trabajo. Isabel ha podido encontrar amigas en las cuales confiar, estimar y amar.
—Yo considero a las personas con las que convivo como familia, no como compañeras de trabajo. Debes de conocer a cada persona, los sentimientos de cada quien y unirte más a ellas. Si alguien trae un problema pues tratar de resolverlo y ayudarlo, dar un buen consejo o si ocupa algo económico pues apoyarla porque lo poquito que y lo mucho que dios nos da aquí eso es para compartirlo.
Su versátil impacto
Tras conocer a Fernanda e Isabel, que trabajan en visiones diferentes, hay cosas que ambas tienen en común: Para ellas, su trabajo es ejercer su empoderamiento, su independencia y autoestima. El sentido humano está arraigado en sus negocios, y mediante este quieren dejar un impacto bueno con la gente que conocen. Desde sus distintos contextos, reconocen que tienen la responsabilidad como dueñas de negocios de favorecer a la sociedad con sus prendas.
La ropa de segunda mano ocupa un espacio en etapas diferentes de mi vida. La ropa de los mercaditos me recuerda mi infancia, a mi papá y a las mañanas de los Domingos. En los que aprovechábamos para, además de comprar ropa, hacer el mandado e ir a desayunar en algún puesto. Y las tiendas en línea me recuerdan el despertar de mi conciencia ecológica y el consumo responsable. Una no es mejor que la otra, al final de todo, son realidades que ayudan a mitigar el impacto de la sobre producción.
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Este reportaje fue realizado en el marco del Bloque de Producción periodística convergente del Tec de Monterrey Campus Querétaro, del cual ZonaDocs fungió como socio formador.