Para conocer, en términos socioantropológicos, los contextos en los que se producen los feminicidios en Jalisco, la Secretaría de Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres realizó un estudio en que se analizaron 25 casos de feminicidio, esto para conocer los patrones y las particularidades que experimentan las mujeres que han sido víctimas de feminicidio en el estado, así como los contextos en donde se suscriben estos crímenes.
Uno de los resultados principales fue el triple agravio que viven las familias de las víctimas de feminicidio: la carga del feminicidio, la carga económica y de cuidado de las y los hijos.
Por Luisa Páez /@luisaa__pz
“El objetivo principal de la investigación ha sido conocer, documentar, explicar y analizar las condiciones preexistentes -individuales, colectivas y de contexto- en torno de las mujeres víctimas, de feminicidio familiar íntimo y de las personas agresoras sentenciadas por este delito”, comentó María Eugenia Suárez de Garay, investigadora que estuvo a cargo del “Estudio socioantropológico de los contextos donde se produce el feminicidio en el estado de Jalisco” realizado por la Secretaría de Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres del Gobierno de Jalisco.
Paola Lazo Corvera, titular de Secretaría de Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres, resaltó que la finalidad del estudio fue comprender de qué manera se configura la violencia en razón de género y, principalmente, la violencia feminicida en Jalisco.
Uno de los principales resultados del estudio -sustentado en 25 casos en los que se entrevistó a familiares de las víctimas de feminicidio, a los perpetradores y se revisó las carpetas de investigación- fue la existencia de distintas alianzas y conflictos con la pareja, así como la relevancia de personas pertenecientes a la familia extensa (cuñadas o suegras) en la mediación perniciosa frente a los conflictos y episodios de maltrato contra las y los hijos de las víctimas de feminicidio.
De la misma manera, se identificó el rol activo de las vecinas, y la comunidad en general, frente a las denuncias en casos de violencia intrafamiliar.
Así mismo, se encontraron algunos casos de violencia bidireccional ;es decir, que hay evidencia de mujeres que ejercían, también, violencia contra perpetradores y menores, incluso, por parte de la familia política (cuñadas de la víctima contra menores o madre del perpetrador contra la víctima)
Los silencios y omisiones también se hicieron evidentes en familias que callaban frente a episodios de maltrato, lo que también incluía la omisión del abandono y las lesiones que eran generadas.
Respecto a las instituciones públicas, se identificaron dificultades existentes en la atención integral que trae a los familiares un triple agravio: la carga del feminicidio, la carga económica y de cuidado de las y los hijos.
Los familiares también hablaron del papel de los medios de comunicación y la sociedad frente a la poca visibilización de casos «no emblemáticos», esto causa una absoluta asimetría en el tratamiento que se le da a casos perpetrados por menores, casos fuera del área metropolitana y donde las mujeres se dedicaban a empleos estigmatizados.
Hallazgos en personas perpetradores
El estudio notó una gran influencia respecto de las familias, la educación y el empleo que tenían las personas responsables de cometer un feminicidio, esto evidenció que su contexto estaba atravesado por violencias sistemáticas como: la pobreza, el hacinamiento, maltrato, privación del derecho a la educación y trayectorias laborales informales y precarias.
Por otro lado, prevalece la visión de las mujeres víctimas de feminicidio como un sujeto sobre el cual tuvieron autoridad. Una visión conservadora e instrumental de las mujeres, aunque ellas ya estuvieran insertas en dinámicas económicas y laborales que les proveía libertad y autonomía.
Los procesos de prisión no indica que hayan tenido una mayor reflexividad sobre el hecho feminicida, esto porque el análisis realizado evidenció que las sentencias que se les da no son proporcionales a la gravedad del delito y tampoco sirven como referente para los hombres en libertad que ejercen este tipo de violencias.
Así mismo, no existen programas específicos que aborden el problema de las violencias, ni que mermen las violencias que se ejerce contra las mujeres, por lo que el delito se diluye dentro de prisión.
Hallazgos en las carpetas de investigación
Las víctimas y los perpetradores compartían condiciones socioeconómicas, laborales, educativas y subjetivas precarias atravesadas por un conjunto de imposiciones sociales que configuran los escenarios de violencia.
En el caso de las nueve carpetas revisadas, se identificó que el dictamen concluyente es el mismo: “la victima reúne las características psicodinámicas propias de una víctima de violencia de género, configurada en el delito de feminicidio”, lo que desdibuja la especificidad de la mujer de quien se trate y se ve la prevalencia del saber psicológico.
Además se encontró poca o nula información sobre las personas perpetradoras de violencia feminicida en las carpetas analizadas. En el caso de los peritajes donde se describe el perfil de personalidad de estas personas, se haya semejanza en el tipo de calificativos que se utilizan para dar cuenta de ellos.
Algunas recomendaciones
Las recomendaciones que realizaron las investigadorass e investigadores es transversalizar, junto a la igualdad sustantiva, la relevancia del rol familiar, vecinal y comunitario en el incremento o reducción de violencias.
Resaltaron, además, la importancia de incorporar y difundir el conocimiento especializado en materia de violencias, delitos, homicidios y feminicidio desde enfoques transdisciplinares en las instituciones; así mismo, evidenciaron la necesidad de generar políticas integrales que hagan frente a los procesos de desafiliación social de las personas perpetradoras de feminicidio.
Una última recomendación que realizaron fue el fortalecer la Unidad de Análisis y Contexto para los casos de feminicidio de la Fiscalía del Estado de Jalisco, en ella piden que se centre sólo en las victimas, sino también en los perpetradores y en las condiciones del contexto que desencadenó el feminicidio. También solicitaron un mayor abordaje sobre las y los hijos que quedan en situación de orfandad y que demandan una atención integral.
Por último, concluyeron que, aunque ha habido distintas herramientas que se han creado por el camino para la atención y prevención de los feminicidios, todavía hacen falta muchas herramientas y políticas integrales, no solo a nivel estatal, sino a nivel nacional para atender de manera integral esta problemática social.
Los resultados finales de este estudio se preven que estén disponibles a principios del 2023.