¡No todos los hombres! ¿Cómo hago para ser un vato en deconstrucción?

Según datos de la ONU Mujeres y el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), en México hay 61.5 millones de mujeres, de las cuales el 63% arriba de la edad de 15 años han experimentado algún acto de violencia.

Pero, ¿dónde quedan aquellos que cometen los abusos que muchas vivimos, y que todos leemos en los encabezados de las noticias? ¿Dónde está su participación? ¿Dónde se les adjudica cualquier tipo de responsabilidad? ¿Cuándo reconocemos social, y mediáticamente, la magnitud de la problemática? 

Por Ángel Alan Rodríguez Valdés, Ángela Tapia, Carlos Alberto Ochoa Chávez y Ximena Velasco Cauzor

De acuerdo al estudio de análisis “Hombres que ejercen violencia contra sus parejas” realizado en 2014 por el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), más de dos quintas partes de hombres comprometidos afectivamente con mujeres mayores de 15 años (10.8 millones) ejercieron violencia contra sus parejas: 40% fue de manera emocional, 25.3% económica, 11.6% física y 5.3% sexual. Estos datos, sin contar la cifra negra en México  —aquellos delitos no denunciados, o no derivados a una investigación—, que según el INEGI, fue de 93.3% a nivel nacional en el 2020.

Y aunque es importante visibilizar las estadísticas de casos de agresión, también nos toca observar el fondo de ese constructo cultural de desigualdad, discriminación, vulneración e imaginarios sociales machistas desde hace siglos: el Señor Patriarcado.

El meollo del asunto, y sobre cómo los machos también lloran.

México, es un país plagado de machismos: ideas que encuentran como legítimo imponer la autoridad de quienes denominamos “machos” por sobre la autonomía de las mujeres. El Gobierno de México en su portal oficial nos dice que, el concepto del “macho”, es uno que nace del pensamiento mexicano, el cual hace referencia a la identidad masculina, y que al poner a la práctica, este “machismo”, dicta el cómo tiene que comportarse y entender el mundo un hombre. 

Estas formas de expresar la masculinidad en un sistema de poderes sociocultural, es una de las raíces de las violencias provocadas por el patriarcado; los prejuicios hacia todo aquello relacionado con lo femenino nos condenan a adoptar roles de género forzosos, que, además de afectar a las mujeres y a sus libertades, reprimen la expresión de género y el comportamiento de los hombres respecto a la manifestación de sus emociones y el mostrar vulnerabilidad.

Cuando miramos a la sociedad y nos damos cuenta de que muchos de estos, se ven afectados por las propias imposiciones que les significa el machismo, podemos entender que eso por lo que luchan los feminismos, también concierne a hombres; si estamos lidiando con esquemas que nacen desde la crianza productos de la cultura—, la reeducación como vía de mitigación a este mar de problemáticas suena a un muy buen lugar donde empezar.

La Caja de la Masculinidad es un estudio en relación a las masculinidades llevado a cabo en Estados Unidos, Reino Unido y México; el portal de información ‘Entre hombres México’ durante el análisis del estudio cuestiona a las nuevas generaciones qué les significa ser hombres. Esta analogía de la caja, engloba esquemas y paradigmas patriarcales sociales bien arraigados en nuestras sociedades, sin embargo, y a pesar de que no hemos logrado cerrar esta caja todavía, en el estudio podemos observar cómo una mayoría de hombres está a favor de ideas de igualdad de género —una parte de ellos, no estando conscientes de que es así-.

 En este estudio el Doctor Baker nos revela que: “Anualmente en el mundo hay aproximadamente 450 mil homicidios, de los cuales 83% de las víctimas son hombres y 90% de los victimarios también son hombres” dicho dato engloba los tres países en los cuales se enfocó la investigación.

Esta idea de que los hombres deben mostrarse fuertes en todo momento, ser proveedores del hogar, protectores de la familia, y seguir estereotipos de género en los cuales se les encasilla y orilla a adoptar la violencia como juego o pensar en la rudeza como la “correcta manera de ser”, es otra de las tantas manifestaciones de la caja. Y es que cuestionar la masculinidad que se les ha enseñado no es una tarea sencilla, es por eso que estamos aquí para aportar nuestro granito de arena.

Este espacio es para ti. Porque se vale tener preguntas mientras se tiene miedo a hacerlas, porque estamos al tanto de que mucho palabrerío puede confundir fácilmente, y por supuesto, porque todos empezamos en algún lugar.

Permítenos ser tu guía en esto de la deconstrucción.

¿Qué son estas “nuevas masculinidades”? ¿Cómo deshacernos de las viejas?

En el portal oficial de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) entiende como masculinidad al conjunto de atributos, valores, comportamientos y conductas que caracterizan al hombre en una sociedad determinada. Las masculinidades, por sí mismas, son todas estas diferentes maneras que existen para los hombres de expresarse consigo mismos y con quienes les rodean, esto se puede aplicar al ámbito laboral, personal y familiar, entre otros.

Las masculinidades tradicionales, como las conocemos, han empezado a quedar obsoletas por su particular característica de seralgo tóxicas —por no decir sumamente dañinas y contraproducentes para todos quienes vivimos en sociedad-.

Mario Padrón revela que se ha lanzado una iniciativa en contrapropuesta a estos esquemas patriarcales, donde la educación busca implementar nuevas masculinidades alternativas, las cuales dan cabida a los hombres de reaprender todo lo que saben desde una perspectiva de género, equidad, apertura, tolerancia y respeto , donde no se invisibilizan sus sentimientos, sino que por el contrario, se empieza a trabajar desde ellos para generar esta deconstrucción de pensamiento.

En México, una asociación que tiene una participación activa en el tema de masculinidades alternativas es Género y Desarrollo A.C. (GENDES), quienes se especializan en impulsar a hombres en procesos de reflexión e intervención, mientras investigan asuntos de perspectiva de género, enfocándose en las nuevas masculinidades y los derechos humanos. 

Fundada en la Ciudad de México en 2002, GENDES nace como una organización de la sociedad civil que busca realizar activismo social en temas de género y erradicar la violencia contra la mujer desde el trabajo con hombres, pues culturalmente, ellos son los que ejercen las violencias y ponen en práctica desigualdades.

“Sensibilizar a los hombres en distintos lugares, desde distintas miradas” es una tarea importante que promueve la igualdad real y sustantiva advierte Ricardo Ayllon, cofundador de GENDES y coordinador del programa de metodología de la institución.

Ricardo Ayllon explica que de entre las actividades que GENDES maneja, están los procesos de formación que varían entre conferencias, pláticas, talleres, diplomados donde se busca informar y sensibilizar en materia de género. También ofrecen capacitaciones donde brindan herramientas que permiten desarrollar habilidades a otras personas que están interesadas en trabajar en este campo desde la deconstrucción de los hombres en base a los modelos desarrollados por la OSC. 

Una particularidad interesante del programa, es que no ignora la situación de violencia hacia las mujeres en el país, y por esto mismo, es consciente de que una parte importante de los hombres que se acercan a sus centros de trabajo ha ejercido algún tipo de agresión —ésta puede ir desde un abuso físico o emocional, hasta un micromachismo-.

De ahí que nazca la necesidad de generar un espacio dedicado a reaprender enfocado en los hombres; esto, sin embargo, resultó un reto al inicio, pues al convocar la asistencia de la comunidad a estos programas de capacitación y talleres de sensibilización, la asistencia era muy baja. Y es que claro, ¿cómo aquel que esté necesitado de deconstrucción se va a considerar violento?

Ricardo comparte que para comenzar a captar la atención de los hombres, una estrategia que utilizan es la de convocar por medio de la premisa “¿tienes problemas con tu pareja?” o “¿quieres mejorar tu relación?”, incluso “¿quisieras ser mejor padre?”.  Una constante notable en este acercamiento a la reeducación es que el discurso cambia a uno de mejora en lugar de mantenerse como uno que busca apuntar dedos y tachar de violentos a esos que han estado culturalmente predispuestos a serlo.

Y es que muchos de los hombres no son de la forma en que son por gusto propio, la cultura les ha condicionado a adoptar ciertos comportamientos, ideas e internalizar paradigmas de los que muchas veces no son del todo conscientes; por ello presentar la problemática y comenzar el trabajo de desconstrucción es un paso gigantesco —que todo hombre debería dar-. Reconocer que hay un problema es dejar de ignorarlo, entonces, es cuando podemos decir ‘no soy como los otros hombres’, y este es un trabajo de cada quien.

Ricardo Ayllon también mencionaba que a pesar de los muchos esfuerzos que se realicen por generar espacios de rehabilitación: Nadie puede garantizar la no-violencia de nadie. (De) mi violencia me responsabilizo, pensar que estoy en una posición distinta de no-violencia sería algo muy grave, y de mucho riesgo”. Hizo énfasis en cómo estos procesos de deconstrucción psicológica y emocional dependen mucho del individuo, aun cuando se llevan a cabo en un colectivo.

Buscar los mecanismos correspondientes para darle atención a los hombres es parte del proceso de crear una sociedad más segura para las mujeres; llevar nuestra atención a cuestiones de salud mental y trabajar en la responsabilidad afectiva con la que batallan quienes tienen muy en mente las viejas masculinidades, es un punto angular crucial para poder llegar a un cambio social verdadero.

Yo no soy como los otros hombres. ¿Por qué el discurso de not all men?

La idea de que “no todos los hombres” son violentos, o son agresores, o machistas, o ejercen algún tipo de abuso hacia las mujeres es una con la que podemos estar de acuerdo hasta cierta extensión. Sin embargo, la complicidad con la que carga esa frase para con aquellos que sí lo son, es peligrosa, y el motivo por el cual se realizan generalizaciones cuando hablamos de criticar los comportamientos de los machos y sus masculinidades.

Acá retomamos lo mucho que importa la manera en que se presenta el discurso: ¿por qué la responsabilidad de la violencia que recae sobre las mujeres es vista con un ojo crítico hacia la rebeldía y esa que voltea a ver a los hombres se siente como un ataque hacia ellos? ¿Por qué abunda tanto orgullo e indignación en el emblema “no todos los hombres” cuando se supone que debería ser lo mínimo?

Raúl MG en su artículo “La complicidad en el not all men” reconoce que es importante entender que este discurso que recurre a la generalización no desacredita la deconstrucción de quienes son conscientes de su papel en el estado patriarcal y trabajan constantemente en desaprender ideas machistas. No se intenta avergonzar a los hombres por ser hombres, ni se busca recriminar su sexo. La intención de hablar de “los hombres” como un colectivo que inflige violencias basadas en el machismo y el sexismo es la de ponerle un nombre a quienes estadísticamente son responsables de la agresión.

“Sin responsabilidad es imposible transformar nada” Raúl MG, El Salto.

Con el fin de analizar el fenómeno “not all men” y tener la perspectiva de un activista, en materia de deconstrucción, de género masculino, hablamos con Eduardo González CIO de la cuenta de Instagram macho.mx, dedicada a generar espacios de diálogo que buscan abandonar el mandato machista sobre las nuevas masculinidades y la manera en que podemos invitar a otros hombres a iniciar su proceso de reeducación.

“El famoso “not all men”, no es nada más que una manifestación más de resistencia, de negación, ante una situación clara de violencia que ha venido en aumento” Eduardo González, macho.mx.

Eduardo González asegura que los hombres, al no identificarse como estos “hombres dominantes”, que ejercen el poder de forma violenta, están acostumbrados a pensar en la violencia por medio de su manifestación física solamente. Sin embargo, esta se ve de manera emocional, psicológica, económica, patrimonial. “No nos gusta vernos como hombres violentos, por lo tanto tenemos la tendencia de decir “no todos los hombres somos así”.

Eduardo comparte como: “el concepto de las nuevas masculinidades gira alrededor de la necesidad de explorar formas de existir, y de relacionarnos, más allá de los modelos impuestos culturalmente en la sociedad”. Esta necesidad de experimentar y ver el mundo desde una nueva perspectiva, tiene relación a la manera en que desde muy pequeños se les impone a los hombres que la forma correcta de relacionarse con su rededor debe radicar en el plano racional, no en el emocional. 

Las emociones y enseñanzas vistas desde la crianza y durante el desarrollo de los niños, es un factor que determina en gran parte su interacción en sus relaciones interpersonales; teniendo estas delimitaciones sobre cómo deben comportarse hombre y cómo deben comportarse mujeres, se genera una división de roles que termina por perpetuar estereotipos de género.

“La reacción inmediata que recibes de las personas (…) es una especie de resistencia y negación ante la posibilidad de que la masculinidad sea una construcción social, algo artificial. Sin embargo, algo importante es encontrar los mecanismos adecuados para transmitir el mensaje” Eduardo González, macho.mx.

Sobre la tarea de macho.mx para llevar procesos de deconstrucción y concientización al público masculino, Eduardo expresa: “para nosotros es fundamental (…) generar contenidos educativos que sean de interés para los hombres, y que estos contenidos educativos nos enseñan que los paradigmas de género no solo nos llevan a fortalecer una cultura del machismo que afecta a las mujeres (…), nos afecta desde un plano individual y nuestra propia relación con otros hombres.”

“Uno de los primeros pasos que un hombre tiene que dar para deconstruir estos paradigmas de género que tiene internalizados es cuestionar absolutamente todas las verdades que considera que aprendió” Eduardo González, macho.mx.

La tarea de deconstrucción parece seguir un patrón establecido: en el cual la reeducación debe nacer de la invitación y la iniciativa, y no de la imposición. Un hombre que no tenga la intención de desaprender las viejas masculinidades y sus respectivos machismo, no puede deconstruirse, pues hacerlo no sólo implica aprender sobre feminismo, equidad y tolerancia, sino que requiere de sobrellevar un proceso emocional consciente sobre el entendimiento de sí mismo.

¿Por qué deberíamos hablar de estos temas?

Para conocer la perspectiva de hombres que no estuvieran directamente relacionados con el activismo social en materia de género y masculinidades, realizamos una entrevista a Sebastián G. y David H. Estudiantes universitarios y miembros del equipo de fútbol americano del Instituto Tecnológico de Monterrey.

Dentro de los imaginarios culturales que tenemos como sociedad, uno que impera bastante —con cierta razón— es el que establece cómo en los equipos de deportes representativos dominados en su mayoría por hombres, tienden a haber comportamientos que rayan en el machismo, presentando un ambiente donde la masculinidad se muestra sin tapujos. Adentrándonos en el punto de vista de Sebastián G. y David H., fuimos capaces de tener una impresión de cómo se maneja esta situación desde los espacios en los que ellos se desenvuelven.

Al preguntarles si tenían conocimiento sobre las masculinidades, ambos respondieron afirmativamente, compartiendo cómo al ser un tema de interés actual importante todos deberían estar al tanto. Sebastián comentaba: “A veces (…) se presta a creer que el perfil de los deportistas es tanto machista como misógino, y (si) se ha creado esta imagen es por algo, ¿no? Entonces creo que es importante (introducir el tema de las nuevas masculinidades a la dinámica del equipo).”

De la misma forma Sebastián agregó cómo el cliché del deportista o el atleta es un personaje con mucha fuerza, que lleva de la mano el estereotipo de lo que tiene que ser un hombre. Quizá todos estos arquetipos e ideas alrededor del deber ser y deber hacer juegan un papel notorio en el rol que los hombres se ven condicionados a llevar socialmente.

Cuando les preguntamos lo que consideraban que definía a un hombre, ellos respondieron: 

“Siento que muchas personas darían una respuesta alrededor de esos roles sociales con los que tenemos que contar los hombres pero creo que es mi punto de vista sería respeto y amor”, Sebastián G.

“Es como tú quieres definir la verdad. Si tú te consideras de alguna forma, lo que tú creas, creo que eso es para ti ser un hombre” david h.

“Yo creo que lo más importante es que entre hombres toquemos estos temas. Que la persona que va a recibir esa información esté abierta (a escuchar)” sEBASTIÁN G.

Tanto para David como para Sebastián, el tema de la deconstrucción y el entendimiento de cómo ejercer estas nuevas masculinidades vino de un acercamiento proporcionado por  personas de confianza a su alrededor —algunas de ellas mujeres involucradas en materia de feminismos—, de los aprendizajes rescatados del conocimiento adquirido en sus carrera universitarias y de una exposición voluntaria. 

Somos producto de lo que nos rodea, y la cultura mexicana ha calado hondo en la percepción social de nuestros papeles entre hombre y mujeres; las nuevas masculinidades llevan a los hombres a desaprender una y otra vez todo lo que les han enseñado, para poder mirar con un ojo crítico y en perspectiva el verdadero impacto que tienen sus acciones sobre los demás.

Eso no quita que sea un trabajo que empiece en uno mismo. 

¿Qué dices tú? ¿Te animas a empezar por preguntarte… ¿por qué?

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Este reportaje fue realizado en el marco del Bloque de Producción periodística convergente del Tec de Monterrey Campus Guadalajara, del cual ZonaDocs fungió como socio formador

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