#AlianzaDeMedios
Por: Gabriela Minjares y Rocío Gallegos
La Verdad, Ciudad Juárez, México.
“Tengo callos en los pies”. Esta frase se convirtió en una señal: si Edgar Andrés Montilla la pronunciaba, su familia sabría que el joven de 19 años se encontraba en peligro en su tránsito por México rumbo a Estados Unidos. Édgar la pronunció mientras estuvo en cautiverio en Ciudad Juárez, pero de nada sirvió; tras ser secuestrado, fue asesinado en esta ciudad colindante con El Paso, Texas, en un sector que se localiza a unos ocho kilómetros de la línea fronteriza que el joven planeaba cruzar para reunirse con su pareja sentimental. Los criminales lo mataron a golpes y las autoridades de tres países, de México, Ecuador y Venezuela, lo dejaron en el abandono, entre la burocracia y la omisión.
—El principal inconveniente que tuvo la familia fue en el proceso de presentar la denuncia de desaparición—, dice Carla Palacios, coordinadora general del Centro de Derechos Humanos Paso del Norte, organización civil que defiende y acompaña a víctimas de tortura y desaparición forzada en el estado de Chihuahua, quien explica que, al escuchar la frase de alerta de Edgar, sus familiares buscaron apoyo en consulados, embajadas e instituciones encargadas de investigar delitos, como la Fiscalía General de la República (FGR) en México. En todos lados la respuesta fue la misma: que no podían hacer nada, que la familia debía viajar a Ciudad Juárez a interponer la denuncia.
—Hay una falta de mecanismos para presentar denuncias de manera urgente cuando está en peligro la vida de la persona— agrega Palacios—.
En este caso, la pareja de Edgar, originaria de Estados Unidos y quien lo esperaba en ese país, tenía elementos para creer que podía estar enfrentando una situación de riesgo, pero no hubo dónde denunciar.
Edgar, originario de Venezuela, pero radicado en Ecuador por razones humanitarias, viajó a México a mediados de febrero de 2021 con la intención de migrar a Estados Unidos. Llegó a Cancún, donde vacacionó unos días con su pareja, y de ahí tomó él solo un avión para llegar a Ciudad Juárez el 20 de febrero. Veinte días después, el 12 de marzo, fue localizado muerto. Su cuerpo fue arrojado envuelto en una cobija, en un terreno repleto de basura y llantas.
“El camino se acaba solo cuando decidimos dejar de caminar”, publicó Edgar Andrés en su muro de Facebook el 25 de septiembre de 2016, en una fotografía donde se ve de espalda, acompañado de otro joven. Ese camino inició por razones humanitarias, cuando junto con su familia emigró de Venezuela a Ecuador, donde el joven músico vivió sus últimos años antes de intentar llegar a Norteamérica.
Desde que planeó hacer el recorrido por México, Edgar tuvo claro los peligros a los que se podría enfrentar. De acuerdo con el expediente en poder del Centro de Derechos Humanos Paso del Norte, Edgar contrató desde Ecuador al “pollero” o “coyote” —término utilizado para referirse a un traficante de migrantes— que trazó la ruta completa para llegar a Estados Unidos.
Seis días después de llegar a Ciudad Juárez, el 26 de febrero, informó a su pareja que había logrado cruzar a Estados Unidos, pero que fue deportado y regresó con el “pollero”. Entonces las condiciones cambiaron: Edgar narró, vía mensajes de texto, que lo llevaron a una vivienda en la que había más personas, donde se sentía muy incómodo porque se respiraba un ambiente muy violento. Compartió su ubicación y pidió que no depositaran la cantidad que aún debían, porque esa se cubriría hasta que estuviera en Estados Unidos y él seguía en Ciudad Juárez.
De acuerdo con la ubicación enviada a su familia, el joven se localizaba en una vivienda ubicada en la colonia Parajes del Valle, al suroriente de Ciudad Juárez, una zona principalmente habitacional con casas de interés social económicas. Su pareja dejó tener comunicación con él,
“pero le mandaron un video donde se ve a Edgar diciendo que ya está en Estados Unidos, que todo está bien, que ya hicieran el pago, y le dice a la pareja la frase que habían pactado: tengo callos en los pies”, explica Palacios.
Encendida la señal de alerta, la pareja se moviliza y empieza a cuestionar al ‘pollero’, quien empieza a presionar pidiendo el pago, y termina cambiando la versión, diciendo que lo habían perdido y que si cubrían el saldo pendiente lo buscarían. La pareja y la madre de Edgar deciden pagar una cantidad, pero para esa fecha Edgar ya había sido asesinado.
La madre de Edgar inició la búsqueda en todas las instituciones posibles, tanto en Ecuador, como en Venezuela y México. Según el testimonio que la mujer dio al Centro de Derechos Humanos Paso del Norte, intentó presentar la denuncia ante la Embajada de México en Ecuador y no tuvo respuesta; acudió a la de Venezuela, y tampoco; viajó a la Ciudad de México, donde acudió a la FGR, y nada. Todos le referían que debía viajar a Ciudad Juárez a presentar la denuncia.
Desesperada, el 27 de julio de 2021 se puso en contacto con el Centro de Derechos Humanos, les narró el caso, y aportó los datos generales y características físicas de su hijo. Tras revisar los listados de ingresos y egresos de cadáveres en la Dirección de Servicios Periciales, información pública a la que tienen acceso por el trabajo que realizan, detectaron que uno de los cuerpos coincidía con la información del perfil de Edgar. La madre emprendió el viaje a Ciudad Juárez para presentar la denuncia e identificar el cadáver.
La autopsia realizada al cuerpo, localizado el 12 de marzo de 2021 en la colonia Parajes de Oriente, a unos dos kilómetros de donde mantuvieron en cautiverio a Edgar, revela que la causa de muerte fue traumatismo craneoencefálico. Palacios explica que la información que encontraron permite determinar que Edgar fue mantenido con vida cuando menos más de una semana después de que mandaron el video, y que después fue víctima de homicidio.
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Este texto se publicó originalmente en La Verdad, se reproduce en virtud de la #AlianzaDeMedios de la cual ZonaDocs forma parte:
https://laverdadjuarez.com/micrositios/la-ruta-de-ecuador-a-estados-unidos/fin-del-camino.html