Por Lucía Hurtado, Sofía Fornés, Fernanda Lara y Andrea Nenninger
Un lugar sin color, donde todos se mueven de manera monótona y donde se puede decir que, a simple vista, la humanidad no existe. Horas de espera, sin lugares suficientes para que las personas aguarden siquiera sentadas o lejos de los rayos del sol en filas interminables, todo para que al final les rechacen.
El trámite parece fácil, las personas deben presentarse con los documentos necesarios y con la esperanza puesta en que “no pasarán más de 60 días” para obtener su pensión. Sin embargo, conforme “se avanza en el proceso” estos requisitos básicos y de fácil acceso se vuelven más engorrosos y confusos. Las personas pueden pasar entre tres, siete o más meses para que se las entreguen. Si no es por la falta de una firma o porque el sello no coincide, es porque no se alcanzan a leer bien las leyendas de algún documento o cualquier otra excusa producto de la burocracia mexicana.
Hugo Mendoza, director del Centro de Reflexión y Acción Laboral (CEREAL), señala que la pensión es un derecho humano laboral fundamental. Es esencial para que las personas puedan tener un retiro digno que garantice no solo su subsistencia, sino la de sus familias. Y, por supuesto, que les retribuya la vida de trabajo que llevaron.
Los documentos, en general, de nuevo parecieran sencillos: identificación oficial, acta de nacimiento y CLABE interbancaria, todos estos son requeridos a las personas que buscan pensionarse. Sin embargo, existen tres tipos de pensiones: 1) pensión por vejez; 2) pensión por invalidez y 3) pensión por riesgo de trabajo, por lo que, estos varían en cada caso.
De acuerdo con el Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) recibirá poco más de un billón de pesos, de los cuales, tiene en consideración guardar el 63% para el pago de pensiones de este año.
Pero cuánto de esto toca a cada persona beneficiaria y ¿cómo se puede calcular el monto de pensión correspondiente? Hugo Mendoza explica que esta cantidad se obtiene de la multiplicación del salario diario base de la persona trabajadora por 365 días entre 12 meses.
Del 2020 al 2021 la cifra de pensionados aumentó 35 mil personas, superando de esta manera los 4.5 millones de personas que reclamaron su derecho.
La burocracia como sinónimo de un proceso de dificultades inducidas
Con burocracia nos referimos a un exceso de normas y trámites que dificultan y retrasan la solución de problemas administrativos en el sistema. Es importante hablar de ésta porque es el fenómeno que actualmente rige el sistema de pensiones mexicano, dejando a la ciudadanía sin oportunidad de un retiro digno o condicionándola a escenarios cada vez más complejos, desgastantes e indignos.
Comencemos por reconocer los cambios que surgieron tras las múltiples reformas a la Ley del Seguro Social en materia de pensiones.
La seguridad social de 1973 prometía a la y el ciudadano financiamiento por parte del Estado después de cumplir 500 semanas trabajadas o, incluso, tras haber llegado a los 60 años. Sin embargo, después del año 1997 el requisito cambió a 775 semanas cotizadas y haber llegado a los 65 años de edad.
Avanzando un poco al futuro, para 2021 la ley experimentó nuevas modificaciones, ahora se requiere a las personas trabajadoras alcanzar las 1000 semanas cotizadas y haber llegado a los 70 años de edad.
Por otro lado, pese a que la Ley del Seguro Social establece que “el Gobierno Federal, por cada día de salario cotizado aportará mensualmente una cantidad por concepto de la cuota social, para aquellos trabajadores que ganen hasta cuatro veces la unidad de medida y actualización” (como se muestra en la tabla). No obstante, el obstáculo mayor está en las y los patrones, afirma Hugo Mendoza.
Imagen: Tabla Reforma 25, Ley del Seguro Social 2021
“Aún así con las reformas que se han implementado, hay muchas empresas que hemos detectado que dan de alta a sus trabajadores con el salario mínimo. Esta problemática no va a cambiar si no se resuelven los problemas estructurales primero uno por uno” afirma el director del CERAL.
¿Qué es lo que hace tan difícil tramitar una pensión? La respuesta, al parecer, gira en torno a los extensos fallos en el sistema.
Georgina, -a quien hemos modificado su nombre con fines de reservar su identidad-, relata que buscaba realizar el trámite de una pensión por viudez, sin embargo, el acta de nacimiento de su esposo, la cual fue expedida en las propias plataformas del Gobierno de México, no fue admitida por el funcionario que debía procesar la solicitud debido a que uno de los números tenía un error: “el acta de nacimiento de mi marido estaba incorrecta aunque la saqué de un kiosko de servicio. Me dijeron que el folio no servía”, expresa molesta “no sirven para los trámites a pesar de que cada una cuesta un aproximado de 120 pesos” insiste.
A ello se suma el conteo de semanas acumuladas, el cual, “es un proceso lento”, dice un ciudadano que busca tramitar su pensión por invalidez en la fila de las oficinas de la subdelegación Hidalgo del IMSS, ubicadas en avenida Ávila Camacho en Guadalajara.
Esto se debe a que la página oficial del IMSS sólo brinda el dato de dichas semanas cotizadas a partir de 1982, dejando en responsabilidad de cada persona trabajadora demostrar a través de otros documentos, que ha laborado previo a este año y con determinado salario base.
En entrevista, una ejecutiva independiente en el asesoramiento de pensiones, mencionó que esto se debe a que, antes de 1982, todos los procesos se hacían con archivos físicos, no digitales, por lo que, las subdelegaciones deben hacer una búsqueda manual de estos documentos a los que llaman CAO o “archivos muertos”, mismos que se encuentran en cajas dentro de una bodega “abandonada”, volviendo al proceso más extenso e, incluso, inexacto, según la disposición de quien hizo la búsqueda. Esto puede llegar a tardar un mínimo de tres meses.
Esta ejecutiva independiente a la que por temas de anonimato se le llamará Lorena, solía trabajar como agente de pensiones. Ella explica que hasta antes de la ley de 1997, el seguro social administraba el dinero de las personas pensionadas, luego de ésta el IMSS pasó la responsabilidad a las aseguradoras para que, al momento de morir el pensionado, su dinero pase a estas empresas. Así, Lorena, en su trabajo de asesoramiento fue obligada a llevar a muchas de estas personas a optar por una jubilación bajo la ley de 1997 y no la de 1973, la cual, permitía al IMSS administrar el dinero
Después, con el fin de obtener una ganancia rentable para las aseguradoras, se le pedía a los ejecutivos que ofrecieran un préstamo a los pensionados, asegurándoles que obtendrían una pensión mayor, aunque deberían pagar mes con mes una parte de su sueldo. Los intereses que estos préstamos generan son muy altos y las aseguradoras obtienen una ganancia segura. Según narra Lorena esto la obligó y obligó a sus compañeras y compañeros a conseguir personas que aceptaran este préstamo, pues de lo contrario serían privados de su comisión. Esta situación hizo a Lorena salir de ese trabajo para mejor dedicarse a la gestoría en pensiones de forma individual.
Hugo menciona que esto “es un problema estructural, un problema que no se cambiará de la noche a la mañana (…) y tiene que ver con una cuestión de voluntad”.
Así lo reconoce también la ejecutiva, quien cuestiona el trato al que son sujetas las personas que acuden a solicitar un derecho ante esta institución del estado “¿Por qué los empleados del IMSS tratan así a la gente?” advierte. En su opinión esto demuestra la poca sensibilidad del personal, quienes de manera reiterada y como si se tratara de un trámite más, olvidan que las personas que acuden a buscar la solución a un trámite llegan en condiciones particulares, dolencias físicas o emocionales, ya sea por algún accidente o la pérdida de algún familiar, como es el caso de Georgina.
Gestoría, el último empujón
“Cuando una persona va a construir su casa, necesita contratar a un ingeniero, cuando vas a llevar un negocio, necesitas contratar un contador, cuando vas a atender tu estado de salud, necesitas a un médico; para que las cosas marchen bien. De igual manera es importante recibir una buena asesoría para que las cosas marchen bien” afirma Lorena.
La corrupción prevalece como práctica cotidiana en todas las áreas de los sistemas gubernamentales, aún donde parecería innecesario o absurdo.
En el caso del sistema de pensiones, la ciudadanía se enfrenta sistemáticamente a obstáculos y dificultades dentro de los procesos más sencillos; como lo es la entrega de documentos oficiales o la obtención de citas. Estas deberían ser las partes más sencillas, pero hay trabas. Dichas situaciones se alargan y terminan cansando a la población solicitante, lo que lleva a las personas a buscar alternativas que “faciliten el proceso”, aunque esto les implique más corrupción.
Aquí es dónde entran los servicios de gestoría, mejor conocidos como ‘coyotaje’.
Durante nuestra visita a las oficinas del IMSS notamos que había una persona que acompañaba a varias otras en sus trámites, se le acercaban con documentos y preguntas antes de continuar en la fila o antes de entrar a las instalaciones. Nos acercamos a hablar con él y tras un par de preguntas nos reveló que su trabajo consiste en ‘facilitar’ los procesos de las personas; sin decírnoslo explícitamente, nos quedó claro que era un gestor… un coyote, que podría estar trabajando para una aseguradora, ya que comentó que la persona a la que se encontraba asesorando en ese momento había aceptado realizar el pago a cambio de un préstamo que, como mencionó Lorena, se les exige a los ejecutivos con el fin de obtener su comisión.
Las frustraciones de una persona que lidia con las consecuencias monetarias de haber contratado un servicio de gestoría es arrollador, afirma Hugo Mendoza. Y es que las personas llegan a pagar mucho dinero –en muchas ocasiones el primer mes de la pensión se va en esto–, cuando en organizaciones como el CEREAL la asesoría es gratuita, ya que reconocen que la información es parte del derecho laboral a la pensión.
Lorena, la gestora de pensiones asegura que “se debe conocer el sistema desde dentro” para entender donde están las trabas y los obstáculos impuestos por la burocracia; pues estos son definitivamente con el fin de que las y los ciudadanos vayan poco a poco perdiendo la esperanza y las ganas de pelear por su pensión digna.
Para una persona como ella que se dedica a ‘ayudar’ a las personas solicitantes de una pensión, es sencillo descifrar el sistema, pues tras tanta experiencia sin duda conoce todos “los trucos” que hay detrás. Pero qué pasa con la persona que no los conoce, la trabajadora que está incapacitada, el que cumplió con todos sus años de trabajo y se merece un descanso, para quien recientemente perdió a su cónyuge, ¿Dónde queda la justicia? ¿Tendremos que conformarnos con un sistema como este para toda la vida?
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Este reportaje fue realizado en el marco del Bloque de Producción periodística convergente del Tec de Monterrey Campus Guadalajara, del cual ZonaDocs fungió como socio formador.
Tarde se da uno cuenta que vivió en esclavitud.