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Ha pasado un año desde que desapareció la guardiana del bosque de San Esteban Atlatahuca, Irma Galindo Barrios. Su ausencia pesa, pero también desnuda a un sistema que poco ha hecho por buscarla
Texto: Zaria Abreu Flores / Istmo Press
Foto de portada: Diana Manzo
El jueves 27 de octubre se cumplió un año de la desaparición de la defensora Ñu Saavi (mixteca) Irma Galindo Barrios, guardabosques del bosque de San Esteban Atlatahuca.
Llevamos un año sin Irma Galindo Barrios. Un año en el que, dentro del contexto de su desaparición, ha seguido siendo revictimizada e invisibilizada. Un año en el que cada vez menos personas se preguntan por ella y su paradero. Este vacío y este pesado silencio que rodean la desaparición de Irma son multifactoriales e inician años antes.
En 2019 Irma fue descreída, e incluso puesta en riesgo por las asociaciones a las que acudió en búsqueda de apoyo. Ella peleaba contra la tala indebida dentro de su comunidad, en la zona comunal de Yozo Tiza’a. Irma se acercó a varias instancias como la Secretaría de Medio Ambiente o la PROFEPA, pero estas dependencias, en lugar de dar seguimiento a su denuncia, la expusieron ante las mismas autoridades del municipio. Este actuar de autoridades e instituciones es el que finalmente obliga a Irma a huir de su comunidad en 2019. Ella escapó de las violentas amenazas en su contra y la quema de su casa. Esa vez se le dio por desaparecida durante varios días, mientras la Red de Defensoras la ponía a resguardo.
En Octubre del 2021, cuando la Red de Defensoras intentó que se siguieran los protocolos de búsqueda ante la desaparición de Irma, una de las respuestas de las autoridades fue que seguramente Irma había “vuelto a irse por su cuenta”. Pusieron en duda su desaparición y la altísima situación de riesgo en la que estaba.
Aquí las omisiones (que en los hechos constituyen violaciones a sus derechos como víctima y como defensora) ya suman varias. Todas de riesgo vital. Sin embargo, Irma no se amedrenta y regresa a su comunidad. Se ha cansado de estar escondida y quiere seguir peleando por su bosque. Escribe en su Facebook:
“¿Qué sigue? Acaso la estrategia de las concesiones de mina boscosas era iniciar deforestación, luego desplazamiento forzado de los habitantes de la montaña para finalmente darle la pauta a concesionarios de minas para explotar.”
Irma da batalla hasta el 27 de octubre del 2021, día en que es desaparecida en la Ciudad de México.
La búsqueda
Aurora de la Riva, Codirectora ejecutiva de la Red Nacional de Defensoras en Derechos Humanos en México, nos cuenta:
«Con el caso de Irma, estamos a un año de su desaparición y desde la Red Nacional de Defensoras, estamos totalmente preocupadas por la investigación, ya que no hay información respecto a alguna línea de búsqueda para su localización».
La denuncia penal se interpuso en el Estado de Oaxaca. Pero debido a los antecedentes de violencia y amenazas contra Irma, la Red de Defensoras sabía que la guardabosques mixteca estaba en un en un estado de completa vulnerabilidad y decide actuar de inmediato: Impulsa y presiona al Mecanismo Nacional de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, para que éste a su vez activara el protocolo de búsqueda en la Cdmx.
«La Red hace la denuncia frente al mecanismo porque Irma era beneficiaria del mecanismo, de hecho cuando desapareció se encontraba en la Ciudad de México para tener una reunión con ellos, pero desapareció dos días antes», cuenta Aurora.
El mecanismo responde de una manera que la Red no esperaba. Aquí es donde viene la siguiente revictimización y violación a los derechos de Irma Galindo. Todo esto ya en el contexto de su desaparición:
«Nos indagaba a nosotras (el mecanismo), sobre qué pruebas teníamos de que ella estaba en la Ciudad de México, si teníamos otros contactos, si sabíamos cómo había llegado a la Ciudad”, en todo eso se perdió mucho tiempo. Al final sí se notificó a la Comisión de búsqueda de la Ciudad de México y tuvimos una interlocución con la Fiscalía y la Comisión de Búsqueda, les dimos la información con la que contábamos».
En el caso de personas desaparecidas, está ya legalmente establecido que cualquier persona puede hacer el reporte y la denuncia respecto de una desaparición. Además, en el caso de Irma Galindo Barrios estamos hablando de la desaparición de una defensora. Esto le pone un contexto diferente a las autoridades, que deben y están obligadas a atender.
El protocolo de búsqueda señala específicamente que cuando se trata de personas defensoras o periodistas en condición de desaparición, el contexto mismo de su labor se debe de tomar en cuenta y hace que apliquen el protocolo con una visión distinta en términos de líneas de investigación y de la celeridad con la que deben de tomar el caso. Pues evidentemente ahí existe un factor de riesgo que aumenta. Si no se reacciona de manera inmediata aumenta el peligro sobre su integridad y su vida.
A pesar de ello, la Fiscalía de la Ciudad de México tardó varios días en activar la alerta y los protocolos de búsqueda. Además le negaron a la Red de Defensoras el carácter de ofendidas:
«Finalmente esta historia termina en que a nosotras como red nos niega la fiscalía el carácter de ofendidas aún y cuando conocen el contexto y la condición de Irma como defensora, con ella también atrae el tema de que su familia no está dispuesta a hablar y eso es algo que desde la perspectiva del género debe ser también contemplado y no ha sido valorada así esta situación por la Fiscalía, al punto que estamos a un año de su desaparición y no hay ninguna información que nos quieran trasladar».
Una pelea en soledad
Irma libraba, valientemente, su batalla casi a solas, acompañada de la Red, de Maurilio Santiago (abogado, director del Centro de Derechos Humanos y Asesorías a Pueblos Indígenas, además de consejero del Mecanismo) y de la periodista Diana Manzo que hizo lo posible por visibilizar la situación de Irma para brindarle así algo de protección.
Los esfuerzos fueron vanos, porque como todo mundo temía, Irma desapareció ese 27 de Octubre y el entramado que llevó a ello, como el que ha traído a este año sin saber de su paradero, no es un entramado sencillo. Aunque sí una historia conocida. Sobre todo si hablamos de mujeres defensoras del territorio.
La desaparición de Irma está atravesada por una serie de conflictos que confluyen en el municipio de San Esteban Atatlahuca, región de donde ella es originaria. En un contexto comunitario que ha dejado más de 100 casas quemadas, y más de 100 familias desplazadas. Además de, por lo menos, otros 4 desaparecidos.
En medio de la alta violencia que ataca la zona, de los desplazados, muertos, desaparecidos y amenazas constantes sobre su comunidad, hay que decir que Irma es una voz valiente de una mujer fuerte. Una voz que, aún en esa zona convulsa, se alzó en defensa de su bosque y de su gente. Las mujeres defensoras del territorio en contextos comunitarios saben a lo que se enfrentan cuando deciden alzar la voz, pero eso no llevo a Irma a quedarse callada. Con el poder de su celular, y cuando tenía conexión a internet, ella hace las denuncias. De hecho unas horas antes de su desaparición escribe en su Facebook:
«¡Si nacemos y vivimos en el campo y nos dedicamos a cultivar y estudiar la naturaleza pero ella no nos puede dar ni títulos de campesinos! Nuestras caras bronceadas por el sol y nuestros trajes echo con nuestras manos es nuestra identidad, no tenemos títulos de profesionista, no hay ningún tipo de funcionarios del gobierno que valla y vea cómo vivimos. Sólo les creen sus mentiras al presidente municipal, les envían recursos que usan para comprar armas y matarnos y si hay organizaciones o colectivos que quieren ayudarnos también los criminalizan, los amenazan, los hostigan y los CONDICIONAN».
¿A quién le tendría que rendir cuentas la fiscalía?
Sí hay una responsabilidad mayor de rendir cuentas a los denunciantes en la carpeta de investigación, que son sus denunciantes en Oaxaca, pero estamos hablando de una mujer defensora. El impacto va más allá de sus personas allegadas. Debe haber una rendición de cuentas al mismo movimiento de defensores de derechos humanos, porque lo que suceda en la investigación de cualquier delito del que son víctimas las defensoras de derechos humanos nos impacta en general a todas. Sienta precedentes en términos adversos para otras defensoras. Y justo el tema de la impunidad, y de la falta de investigación, es lo que va dejando ese gran espacio de vulnerabilidad para ellas.
Aquí es donde la responsabilidad de la fiscalía va más allá de los lineamientos legales. Se tendría que plantear la información en términos generales a la sociedad porque estamos hablando de una mujer e indígena, defensora del territorio y el medio ambiente.
A decir de Diana Manzo, periodista quien la conoció e hizo varios reportajes sobre Irma:
«Ella está haciendo su trabajo de que no talaran árboles nada más, ¿no? La zona está tan desquebrajado, tan llena de violencia tan afectado que ¿quien va a buscar a Irma? Pues no. Hay 100 desplazadas, hay casas quemadas, entonces eso y hay dos personas que perdieron la vida, entonces la gente pues sí habla de Irma, se acuerda de Irma, pero también está preocupada por lograr retornar a su casa».
Abandono social y omisión institucional.
«Hay una omisión muy grave por parte del mecanismo: se le desapareció una beneficiaria y no activa de manera inmediata el protocolo de búsqueda, es decir, tienes una beneficiaria a la que te reportan como desaparecida y no puedes dudar», comenta la periodista.
La Fiscalía dudaba incluso del lugar de desaparición, lo que hizo que se perdiera mucho tiempo y muchas pistas. Primero se había generado una alerta que decía que había desaparecido en la ciudad de Oaxaca.
Son ese tipo de omisiones que terminan siendo la perpetuación a la violación de los derechos que tienen las víctimas. En este caso la víctima de una desaparición. En términos de búsqueda de personas no puede haber omisiones porque cada omisión suma una agresión más. Una violación más al derecho que tienen a la libertad, a la búsqueda y a la justicia.
En el documento que Irma presenta para entrar al mecanismo hay suficientes elementos para iniciar una búsqueda. Sin embargo esto no se hace.
«Ahí tendría que haber habido una colaboración sí o sí de la fiscalía con el mecanismo, porque quien tenía toda la información de primera mano era el mecanismo y un mecanismo que fue totalmente omiso ante la denuncia que le hacía la red sobre una desaparición».
Diana Manzo
No ha habido una rendición de cuentas hacia el movimiento de derechos humanos en términos de decir “Esto es lo que pasó”.
A un año de la desaparición de Irma, la Red reafirma lo que le implica a las defensoras volverse defensoras:
«enfrentar a las autoridades y enfrentar incluso a veces el desconocimiento de tu propia familia (…) siempre para las defensoras es estar en una doble vulneración, porque de entrada lo que hay es un estigma muy fuerte en contra de las mujeres que se convierten en defensoras, más cuando son indígenas».
A un año de la desaparición de Irma es claro que el estigma sobre su desaparición lo pusieron tanto el mecanismo como la fiscalía. Un estigma tan fuerte como para que incluso siendo víctima de un delito como es el de la desaparición, las investigaciones sean omisas y busquen salidas evasivas en lugar de establecer un protocolo.
Estamos frente a un abandono social y un abandono institucional. ¿Quién está buscando a Irma hoy? es la gran pregunta. Hay un silencio profundo y doloroso alrededor de la desaparición de Irma y por un lado nace la pregunta de quién le está dando seguimiento, pero por el otro hay que señalar que las autoridades están notificadas sobre esa desaparición y están obligadas a continuar con su búsqueda y localización. Están negándole a Irma su derecho a ser buscada, de esta manera se suman a una cadena de perpetradores de violaciones a derechos humanos en contra de las defensoras. En torno a la desaparición de Irma hay graves omisiones que empezaron con el estigma mismo en contra de ella y en una doble vulneración de sus derechos por ser mujer, por ser defensora y por ser indígena.
Dice Diana Manzo:
“¿Mira y es que el extractivismo no nada más es de tierra, territorio de agua, no? Sí, es un extractivismo desde la cultura, la lengua, la vestimenta. Eso también es extractivismo. Tú lo has visto. También el tema indígena pareciera que está de moda, pero todos los territorios siempre han luchado, en el istmo, por ejemplo, desde los 17 (años) que llevo como reportera, me encontré con defensores, con luchas de tierras y territorio, ese es mi entorno, del cual yo trabajo cotidiano. La gente está defendiendo su tierra, aunque los criminalicen los asesinen, les callan las voces, pero la gente está defendiendo pues.”
Irma carece de una red inmediata que responda “Hasta encontrarte”, y esa red inmediata no la hay porque esa red también está afectada e impactada por la violencia que hay en Ndoyonuyuji, Guerrero Grande y Mier y Terán. Su red eran otras compañeras de su comunidad, artesanas, mujeres cercanas que simpatizaban con ella y con su lucha y eran conscientes de la afectación al bosque; pero esta misma red está impactada por la violencia, hay una enorme desarticulación en un contexto de violencia y precarización muy fuertes, en donde apenas y se alcanza a responder por las propias necesidades. Es una situación muy compleja.
Maurilio Santiago cuenta que:
“Actualmente lo que hay es una denuncia ante el Comité de Desaparición Forzada de Personas que emitió un archivo urgente. Y también la CIDH emitió la medida cautelar en su momento; pero no ha habido cumplimiento del Estado y entre más tiempo pasa, pues hay menos posibilidades de encontrar a la persona con vida, ¿no? Y pues, hasta ahorita no ha habido ninguna respuesta al respecto.”
La acción urgente la otorga en este caso el Comité de Desaparición forzada de la ONU, y le solicita al Estado Mexicano efectuar las investigaciones respectivas de forma inmediata y eficaz para encontrar a la persona desaparecida. Es una recomendación y el Estado tiene que dar cumplimiento, pero no han cumplido.
A decir de Diana Manzo, la serie de omisiones que nos han llevado a un año sin saber nada sobre Irma Galindo Barrios tienen que ver con la racialidad, con el contexto, con el hecho de ser una mujer indígena dando batalla fuera de las ciudades, los reflectores, las organizaciones reconocidas; en sus palabras sí hay un sesgo sobre esta investigación y el sesgo parte de que Irma Galindo Barrios, la princesa Mononoke, la guardabosques, la defensora de su cultura, textiles y territorio, es mujer y es indígena.