Cinco años después, las familias de víctimas regresaron a rescatar los cuerpos de las fosas irregulares en el panteón municipal de Jojutla y ya tienen cinco nuevos hallazgos pese al pronóstico de las autoridades. En 2017, exhumaron 85 cuerpos; sin embargo, en un lustro las autoridades sólo han podrido identificar a una de esas personas
Texto y fotos: Estrella Pedroza
JOJUTLA, MORELOS.- Lorena se apresura a salir de su casa, tiene ansiedad de llegar a su destino pero hace un alto en su sala frente a un cristo y a los retratos de su mamá Sofía, su papá Pedro y su hermano Juan Carlos Reza Garduño. Son las 4:40 de la mañana.
Hace una oración para pedir que está jornada valga la pena.
“Aquí vamos otra vez a buscarte a ti y a buscar a todos. Y si no estás ahí, seguiré buscando”, le dice a su hermano que está en situación de desaparición forzada por particulares desde hace más de 15 años.
Lorena partirá desde el poblado de Santa María Ahuacatitlan de Cuernavaca rumbo al panteón de Jojutla “Pedro Amaro”, situado exactamente a 62 kilómetros de distancia, el mismo sitio donde hace cinco años participó en la exhumación de cuerpos enterrados de manera ilegal por personal de la entonces Procuraduría General de Justicia -PGJ ( hoy Fiscalía General del Estado de Morelos -FGE-).
En marzo del 2017 durante el periodo del exgobernador Graco Ramírez , tras una lucha jurídica y social, colectivos de víctimas lograron con apoyo de una recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que la Fiscalía de Morelos iniciará los trabajos de exhumación de 34 cuerpos que, según reportes de la oficiales, se acumularon en la SEMEFO de la región sur en un periodo del 2007 a 2013.
En aquella ocasión, en la primera etapa, cuando lograron extraer ese número de cuerpos las familias insistieron en que se debía seguir escarbando y de inmediato salió el cuerpo número 35.
Y la intuición y experiencia de las familias de personas desaparecidas -acumuladas durante el mismo proceso en las fosas de Tetelcingo- las empujó a que exigieran que se continuara con los trabajos.
A regañadientes, las autoridades accedieron. Apenas empezaron a rascar llegaron a una tarima, misma que tomaron de pretexto para intentar detener los trabajos debido a que aseguraban que esa tabla “era la base de la fosa común” y que por eso ya no era necesario continuar.
Pero las familias insistieron. Su sexto sentido le decía que se debía continuar.
Muy a pesar del equipo élite de la fiscalía, se continuaron los trabajos.
Apenas removieron la tabla y se toparon con decenas de cuerpos, uno a uno fueron saliendo, los trabajos se extendieron hasta mediados de abril y se suspendieron por falta de material e insumos de trabajo contando 64 cuerpos de personas.
Al reactivarse nuevamente las acciones, cuerpos y fragmentos óseos siguieron saliendo hasta cerrar con 85 y se frenaron los trabajos debido a que tumbas particulares estaban sobre las zonas donde debía escarbarse.
El compromiso fue reanudar cuanto antes.
Por más de tres meses las familias se encontraron con las evasivas de las autoridades.
El 19 de septiembre de ese mismo año, un sismo con una magnitud de 7.1 sacudió Morelos y todo lo retrasó debido que precisamente Jojutla fue el municipio más afectado.
Llegó el 2018 y con ellos las elecciones donde fue electo como gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo, pasó todo 2019 y el desdén prevaleció hasta que llegó la emergencia sanitaria por la pandemia de covid-19 que lo paralizó todo.
Fue una larga espera.
“Pero llegó el gran día”, destacó Lore, como la llaman sus compañeras del colectivo Búsqueda de Familiares “Regresando a Casa Morelos”.
Ella se enteró de la reapertura de las fosas 15 días antes y desde ese momento tuvo un presentimiento.
“Yo sé que hay posibilidades de que mi hermano esté ahí por la temporalidad que se sabe fueron depositados los restos, dicen que los cuerpos que están ahí son desde el 2007 hasta 2013 y mi hermano desapareció en 2007”, dijo.
Juan Carlos desapareció el 26 de septiembre del 2007, en ese momento trabajaba como chofer de un empresario.
Apenas llevaba cinco meses en esa empresa, ese día llevó a su jefe, quien se reunió con otros dos socios cada uno acompañado de un chofer; llegaron unos hombres y se llevaron a las seis personas.
La familia del patrón pidió a la familia de Juan no denunciar porque se trataba de un secuestro y pensaban negociar pero unos días después huyeron del lugar donde vivían.
El padre de Juan, que era policía judicial, empezó la búsqueda. Presentó una denuncia por desaparición y también empezó a indagar. Hasta el cuarto mes que fue amenazado y lo dejaron de buscar.
Nunca más se volvió a hablar de la desaparición de Juan Carlos. Cuatro años más tarde murió su madre y 8 años después también su papá.
“Yo sé que ellos murieron más por la tristeza de no saber nada de su hijo. Mi mamá por ejemplo estaba bien y de un momento a otros le dio un paro respiratorio y se nos fue; mi papá vivió con el dolor de no poder ni buscar a su hijo, cuando él por su trabajo apoyó a mucha gente… pero era dejar de buscar o ponernos en riesgo”.
Lore prometió a sus padres que buscaría a su hermano hasta encontrarlo. Al cumplirse nueve años conoció al colectivo al que ahora pertenece y encontró la forma de cumplir lo que prometió y se ha convertido en buscadora en vida o en muerte.
Desde que les confirmaron la fecha de reinicio de los trabajos, ha tenido sensaciones que nunca había experimentado.
“Yo estuve en la primera etapa de esta fosa y he participado en algunas búsquedas pero lo que hoy estoy sintiendo es diferente, es como si mi hermano me hablara y me dijera estoy aquí… no sé si es por mi necesidad de encontrarlo”, dice Lore y se le quiebra la voz.
Al llegar al panteón de Jojutla, apenas dio unos pasos dentro de la tierra santa el pecho le empezó a doler y en su interior hubo una mezcla de emociones: “sentí mucha tristeza, nervios y mucha ansiedad”.
Regresamos a cumplir la promesa de rescatarlos
Esta nueva diligencia está encabezada por la Fiscalía General de la República y la Fiscalía de Morelos, en coordinación con la Secretaría de Gobernación, la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas y la Comisión de Derechos, ambas dependencias locales, así como con la presencia de autoridades del municipio de Jojutla y elementos de la Guardia Nacional.
Pero también, las familias de diferentes colectivos como: la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, Víctimas y Ofendidos del Estado de Morelos, Búsqueda de Familiares “Regresado a Casa Morelos”; Familiares en Búsqueda María Herrera y la Red de Enlaces Nacionales, entre otros, fungen como observadores para atestiguar la forma en la que se realizan los trabajos y para documentar cada uno de los hallazgos.
El arranque se dio con la presentación de los peritos encargados del proceso de exhumación y cada una de las autoridades autorizadas para entrar a la zona cero (las fosas); también los colectivos presentaron a cada una las madres, hermanas, hijas o esposas que podrán ingresar para observar.
Amalia Alejandra Hernández Hernández, integrante del Colectivo Tetelcingo y Jojutla Morelos, irrumpió para confrontar a las autoridades y reclamó la falta de información sobre los protocolos a implementar; también la exclusión de algunos colectivos y la ausencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que fue convocada apenas seis días antes.
Hernández Hernández, tía de Oliver Wenceslao, el joven que fue secuestrado, asesinado e inhumado en las fosas de Tetelcingo y cuyo caso permitió que se revelaran las irregularidades de las autoridades, subrayó la necesidad de un trabajo transparente de la Fiscalía General del Estado (FGE) que en la gubernatura de Graco Ramírez inhumó decenas de cuerpos de manera irregular.
“En 2017 veníamos por 34 cuerpos que estaban registrados oficialmente y salimos con 35 y ante la insistencia de colectivos se acordó que se tenía que rascar más y había una tarima y entonces la Fiscalía pretendía dar por terminado el proceso, nuevamente los familiares insistimos y sin necesidad de rascar, exactamente abajo de la tarima, ahí había más cadáveres. Nos fuimos con 85 cadáveres».
Las autoridades se limitaron a asegurar que se seguirán los protocolos que marcan las normas oficiales y a asegurar que escucharan a los colectivos de víctimas y atenderán sus peticiones.
Exactamente a las 9:42 de la mañana, del lunes pasado, la máquina retroexcavadora empezó a retirar la tierra que cubre la fosa donde en las primeras dos etapas fueron rescatados decenas de cuerpos de personas inhumadas de manera irregular.
“Este momento histórico es resultado de la lucha de las familias de personas desaparecidas, quienes desde el 2013 han persistido en la búsqueda de verdad, justicia e identificación de sus seres queridos en Jojutla, pero también en el Estado de Morelos y en todo el país; esta búsqueda se reinicia desde lo local, con la fuerza y acompañamiento de los colectivos y familiares de todo el País”, sostuvo Jael Jacobo, hermana de Pablo, desaparecido en Zacatepec, Morelos, el 12 de marzo de 2022.
Y se dio pasó a una oración y se ofreció un canto para encomendar en manos de Dios este proceso.
Un grupo de personas solidarias encabezadas por Pietro Ameglio, activista, estudioso de la desobediencia civil de Gandhi y considerado como uno de los ideólogos del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJYD), realizaron un ayuno público publicó para mover la energía.
“Siempre se mueve algo con el ayuno, siempre como diría Gandhi se desnuda la verdad, salen acciones inesperadas , es una acción moralmente fuerte e importante hacia la propia autoridad al ofrecer el cuerpo y la solidaridad para las personas desaparecidas y sus familias”, explicó el promotor de la paz.
Todo en su conjunto, la oración, el cantó y él ayunó removieron los sentimientos contenidos del grupo de mujeres que luchó por cinco años para que llegará este momento.
Algunas de ellas no pudieron evitar mostrar sus emociones. Como fue el caso de Lorena quien inició la jornada a flor de piel, su corazón le dice que habrá hallazgos y no puede evitar pensar en su hermano.
Sus compañeras le dan ánimos y le piden que si no se siente fuerte para participar como observadora no lo haga. Pero se sobrepone y se une al grupo que se prepará para entrar a la zona cero.
En grupo o solitarias se observa a trece mujeres ponerse los trajes blancos, cubrebotas, gorro, guantes y cubrebocas.
Angelica Rodríguez Monroy es madre de Viridiana Morales Rodríguez una joven universitaria desaparecida en 2012. Forma parte del Colectivo Búsqueda de Familiares Regresando a Casa Morelos, mientras se coloca unos guantes comparte:
“Fue una promesa. Hace cinco años, les dijimos que regresaríamos por ellos para encontrarlos y aquí estamos. Esto es un logro para las familias porque nunca dejamos de insistir, incluso en lo más fuerte de la pandemia”.
En pandemia por varios meses, ella y sus compañeras realizaron una protesta todos los lunes en palacio de gobierno, sede oficial del Poder Ejecutivo, para exigir la reapertura de estas fosas.
Angelica, está totalmente segura que aquí no encontrará a su hija porque no corresponde a la temporalidad de los cuerpos que fueron inhumados pero “nosotras buscamos a todas y todos por eso estoy aquí venimos a rescatarlos de las atrocidades e irregularidades que cometieron las autoridades y para que se les dé un trato digno”.
Y la tierra dio la razón de nuevo a las víctimas
Esta nueva etapa de trabajó inició en medio de filtraciones de la Fiscalía General del Estado (FGE) al decirle algunos periodistas: “ya no hay nada, solo vamos a reiniciar los trabajos porque hay que cumplir con la recomendación de la CNDH pero no hay nada, absolutamente nada”.
No se sabe si la intención de ese rumor fue para inhibir la presencia de medios de comunicación.
Tampoco se sabe en qué basan sus afirmaciones. Pero no hay nada que dé más certeza que los hechos o como dicen “tiempo al tiempo”.
Mientras la tierra era retirada por las retroexcavadoras, el grupo de mujeres que lo dejaron todo: familia, trabajo y sueños para convertirse en buscadoras y auditoras de los trabajos forenses son invadidas por nervios y ansiedad de encontrar lo que llegaron a buscar.
Observan detenidamente cada movimiento de la maquinaria y de peritos, médicos forenses y antropólogos que apenas empiezan a calentar motores en el largo proceso que les espera.
Las trece buscadoras que tienen acceso a la zona cero permanecen en silencio y sostienen con fuerza una tabla con hojas que ellas mismas diseñaron para documentar y un bolígrafo.
Apenas cayó el mediodía y de la tierra empezó a emerger la verdad.
Justo a las 12:02 horas se reportó el primer hallazgo, según reportes de las buscadoras.
Quizá fue el ayuno público de las personas solidarias o la oración y los cantos ofrecidos a Dios…no se sabe pero la tierra habló y echó por el piso la hipótesis de personal de la Fiscalía de Morelos.
Y confirmó la hipótesis de las familias de personas desaparecidas: hay más cuerpos en las fosas irregulares de Jojutla.
Cuarenta minutos después se dio el segundo hallazgo.
A las autoridades no les quedó más que seguir trabajando.
“Los minutos pasaban y el primer hallazgo no podía ser extraído, yo veía que los peritos y los antropólogos movían sus herramientas de un lado a otro, con mucho cuidado y nada ”, recuerda Lorena Reza que estaba en la zona cero.
Llevaban más de dos horas y no lo podían sacar.
Entonces Lorena hizo una oración y como si algo se hubiera movido por fin logró ser extraído.
Se trataba de un cuerpo completo.
Mientras los peritos lo manipulaban, Lorena no pudo evitar pensar en su hermano y nuevamente se rompió.
“Me da mucho sentimiento pensar que podría ser mi hermano y que los tengan en bolsas como si fueran basura”.
Lorena Reza.
Sus compañeras le apoyaron y la animaron a salir de la zona para que pudiera reponerse.
Lorena recordó la fotografía que está en su sala y en la que observa abrazando a su hermano.
“Es una fotografía falsa (montaje) que mandé a hacer y nos estamos dando un abrazo que quizá jamás nos podremos dar”.
Antes de salir de la zona cero, Lorena tuvo una breve conversación con su hermano.
“Hermano, me voy pero regresó el miércoles, mañana martes me voy a la Ciudad de México a ver lo de tu carpeta, me llamaron de la fiscalía pero regresaré hasta encontrarte”.
Los trabajos fueron suspendidos porque ya no había condiciones para seguir trabajando.
El martes, mientras Lorena arribó a la Fiscalía General de la República (FGR) donde le informaron que es necesario tomar nuevas pruebas de ADN pero de un familiar hombre, las de ella y sus sobrinas no son suficientes para poder realizar una identificación.
Se logró extraer el segundo hallazgo donde se encontraron restos óseos, entre ellos un cráneo, costillas y huesos largos, que corresponden a por lo menos cinco personas, de acuerdo con el informe de los antropólogos del grupo élite de la fiscalía.
Ese mismo día, se reportó el tercer hallazgo era una bolsa con prendas de vestir y una cobija que rodeaba un cráneo y restos óseos pero de nuevo se quedó pendiente porque el tiempo no alcanzó.
Este miércoles, se logró extraer esa bolsa.
Y nuevamente hubo dos hallazgos, el primero eran huesos largos que corresponden a una persona. El segundo, una osamenta localizada a una distancia de menos de medio metro. Este último quedó pendiente porque no existían las condiciones para continuar.
“Todos estos hallazgos son personas que tienen familias que los extrañan, que les lloran y que los están buscando por eso seguiremos insistiendo en continuar la búsqueda para sacar a todos los que aquí están y para que el proceso de identificación se acelere”.
Angelica Rodriguez Monroy.
Doble discurso de las autoridades
La jornada de este miércoles arrancó con reclamos puntuales de las víctimas a las autoridades.
De entrada integrantes de los colectivos de víctimas señalaron que no se están respetando los protocolos; antes de iniciar las actividades acusaron que los peritos insisten en seguir metiendo la retroexcavadora aun cuando ya hay un hallazgo y eso pone en riesgo la zona.
Además, exigieron a la Fiscalía Especializada en Desapariciones Forzadas del Estado de Morelos que entregue el informe -que le han solicitado desde hace varios meses- donde se detalle qué ha pasado con los 85 cuerpos localizados en las primeras dos etapas.
“Necesitamos transparencia en el proceso, queremos saber ¿cuántos han sido identificados? ¿Qué cuerpo o cuerpos exactamente han sido entregados? ¿A qué sexo corresponde? ¿A qué edad corresponde?», expuso Amalia Hernández.
Tras una acalorada discusión se firmó una minuta donde la autoridad se compromete a entregar el informe el próximo viernes.
También, exigieron que les fuera mostrada la orden obsequiada por el juez debido a que la Fiscalía de Morelos ha insistido en que los trabajos se realizarán sólo del 17 al 21 de octubre.
No obstante, los trabajos no se pueden dar por agotados en una semana se requiere descartar toda la zona.
Las autoridades se vieron obligadas a mostrar el documento, sin permitir que tomara fotografías.
De acuerdo con las familiares de las víctimas, el juez no establece una temporalidad, los trabajos son indefinidos.
La conclusión o continuación será el punto de debate en los próximos días.
Lenta la identificación de los cuerpos encontrados
De los 85 hallazgos en 2017 en las fosas de Jojutla, hasta el momento sólo un cuerpo ha sido identificado y entregado a su familia, informó Alejandro Cornejo, fiscal especializado en desapariciones forzadas de Morelos.
Lo que se traduce a que 84 restos y cuerpos de personas siguen sin ser identificados.
Reveló que a pesar de todas las irregularidades documentadas en todo este proceso, tampoco han logrado judicializar las investigaciones en contra de las y los funcionarios responsables de la inhumación irregular.
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Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.