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Un taller que sirve como encuentro, pero también como opciones para las personas migrantes que transitan por México. Ahora, a su paso, ellas y ellos se llevan también un conocimiento mientras tejen su propia historia.
Texto y fotos: Diana Manzo / IstmoPress
OAXACA. – Las historias de los migrantes centroamericanos que llegan por la frontera sur a Ixtepec, Oaxaca tienen muchos colores y matices. Lo mismo sucede con las hamacas, artesanía típica del Istmo de Tehuantepec que desde el albergue “Hermanos en el Camino” elaboran en el taller “Hamacas Zapotecas”. Esto, como una estrategia de inclusión para fortalecer su travesía del anhelado sueño americano.
“Al tejer se llevan un pedazo de nuestro Istmo” explica la artesana zapoteca, Suney Yasmín Morales Fuentes. Ella comparte con los migrantes su talento y pasión que heredó hace más de 2 décadas de las abuelas y abuelos de la zona.
La idea original es de Una Mano para Oaxaca (UMPO), una colectiva zapoteca que hace comunalidad con los pueblos indígenas de la zona. Ahora incluyó a la comunidad migrante a través del proyecto “Enraizamiento cultural para la paz y tejido social”, que coordina Sharon Vanesa. El proyecto se realiza con el apoyo de AVSI México, FM4 Paso Libre y la Unión Europea.
Es de tarde y el calor sofoca, pero eso no impide que mujeres y hombres migrantes se reúnan para tejer sus hamacas, la intención es incluirlos y fortalecerlos en un oficio para que al continuar su camino tengan la oportunidad de mejorar sus ingresos.
Hilar la historia
Migrar no es nada sencillo explica Julián, un migrante de origen cubano que aprendió a tejer hamaca en este refugio. Antes, en su país, él veía ese oficio como algo poco importante, pero que acá le ha gustado mucho.
“Nunca pensé llegar a México y elaborar hamacas, pero ya llevó un gran avance, pienso llevármela en el camino ya sea para venderla o bien usarla, una hamaca es práctica y me gusta”, narró.
Con sus manos tersas que tienen cicatrices por una caída, Julián toma la aguja y comienza a tejer los hilos de su bastidor. Lleva dos días asistiendo al Taller de Hamacas que comenzó a mediados del mes de septiembre y concluirá a mediados de octubre.
La paciencia de la maestra como guía ha sido el éxito de este taller. Ella les explica a detalle cada tejido, y con el apoyo de UMPO proporcionaron los materiales y también los bastidores de madera.
“En cada puntada que le doy pongo mi historia” señala Oliver, quién tiene su meta de llegar a Florida, pero antes está elaborando hamacas. Él considera que llevarse un conocimiento le ayudará a generar ingresos en lo que encuentra un empleo dentro de alguna empresa. Allá en Honduras, de donde es originario se dedicaba a la albañilería.
Elizabeth es Salvadoreña y también se unió al tejido de hamacas. Aunque a ella le gusta cultivar hortalizas en el huerto que también UMPO está implementado en el refugio, en esta ocasión señala que lo hace por sus hijas y su sobrino. Ella tiene la intención de llegar con ellos a la frontera norte y trabajar.
“Salí de El Salvador por la violencia, vengo huyendo y lo que quiero es precisamente aprender, y tejer hamacas es algo nuevo para mí, pero sé que me ayudará con mis ingresos, me alegra que a los migrantes nos incluyan, nos tomen en cuenta, somos seres humanos como cualquier otra persona, estoy muy agradecida”.
En el Albergue Hermanos en el Camino, fundado hace 15 años por el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, todos los días llegan personas migrantes con historias de violencia, desplazamiento y pidiendo refugio.
Se les brinda alimentos y cobijo. La intención es que también aprendan un oficio, incluirlos socialmente y mejoren su travesía en este país llamado México.
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*Este texto fue publicado originalmente en ISTMO PRESS, que forma parte de la Alianza de Medios. Aquí puedes ver el original.