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Es un memorial dedicado a las mujeres que han luchado por sus derechos y una vida digna. Un espacio para honrar a quienes han sido víctimas de violencia. Ante la amenaza de que reubicación, las mujeres que cuidan la Glorieta de las Mujeres que Luchan piden una audiencia pública con el Gobierno de la Ciudad de México
Texto y fotos: María Ruiz
CIUDAD DE MÉXICO.- Una mujer con el puño en alto ocupa el espacio en donde alguna vez el colonizador Cristóbal Colón tuvo su estatua en Reforma. Ahora esta mujer busca representar las diversas luchas de las mujeres en México, un territorio de resistencia ante las violencias que existen contra las mujeres.
Este 25 de septiembre la Glorieta cumplió un año de resistir a la amenaza de ser desaparecida, ya que el Gobierno de la Ciudad de México sigue sin reconocer este espacio. El pasado agosto la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum propuso moverla a otro punto de la Ciudad y declaró que continúa su plan de colocar en ese espacio la réplica de la joven de Amajac. Por ahora la Glorieta de las Mujeres sigue resistiendo la amenaza de ser reubicada. Las mujeres que la cuidan piden una audiencia pública con el Gobierno de la Ciudad de México. Hasta ahora no han obtenido respuesta a esta petición.
Las mujeres que durante un año se han apropiado de este espacio son diversas: madres que buscan a sus hijos e hijas, madres que exigen justicia por los feminicidios de sus hijas, mujeres indígenas desplazadas, activistas de derechos humanos, feministas que resisten en las periferias. A lo largo de un año esta Glorieta se convirtió en punto de encuentro y de memoria, un espacio que como este domingo mencionó Lorena Gutiérrez, madre de Fátima y Daniel víctimas de feminicidio y violencia de Estado, la Glorieta es un espacio donde pueden hablar y nombrar las injusticias por las que pasan, las ausencias de los gobiernos y donde también encuentran colectividad y sororidad.
Este domingo la jornada comenzó desde las diez de la mañana. Para iniciar la conmemoración se nombraron a las mujeres que han sido asesinadas durante su búsqueda de justicia, madres buscadoras que por no permanecer en silencio sufrieron amenazas y luego fueron asesinadas, al igual que las buscadoras que fallecieron antes de encontrar a sus desaparecidos. Sus nombres ahora se encontrarán en las vallas que rodean la Glorieta, junto a los de otras luchadoras.
Durante la jornada se “sembró” una cruz rosa junto a plantas y flores, este espacio busca ser un jardín de la memoria para el presente y para el futuro. En la cruz madres de víctimas de feminicidio pintaron los nombres de sus hijas y de las hijas de otras mamás que no estuvieron físicamente presentes pero cuyos nombres no se olvidan.
“Este memorial está cumpliendo una función. Los memoriales no son casualidad, no se planean, porque nadie en este país planeamos ser víctimas o que su familiar el día de mañana no regrese. Los memoriales no se planean, están ahí como una forma de no olvidar frente al olvido de las instituciones. De quienes gobiernan sumando impunidad, quienes ejercen esa violencia institucional contra las familias. La memoria es lo mínimo, es nuestro derecho”, compartió a Pie de Página Araceli Osorio, madre de Lesvy Berlín Osorio.
Para Araceli Osorio esta Glorieta es un mensaje para el presente y para el futuro: “Es también para las que todavía no nacen, que sepan lo que hicimos para que tengan una vida sin violencia”.
Reconocen a doña Fili
Durante la presentación del libro Antimonumentos se reconoció a doña Fili, activista de los Pedregales, quien ha emprendido una larga lucha para salvar un manantial de empresas inmobiliarias. A doña Fili se le reconoció su solidaridad con todas las luchas de la ciudad ya que ella siempre acompaña y ha estado presente en la colocación de todos los antimonumentos de Paseo de la Reforma.
“Es bien importante este espacio, veamos este espacio, toda esta avenida han sido campos de batalla. Campos dolorosos, campos de lágrimas, sin embargo quien ha luchado desde hace mucho tiempo han dejado esa huella y esa huella las calles no las han borrado. Esta avenida, este estigma de todos estos pasos que se han dado de grandes batallas, el camino de la insurrección popular no es nada fácil. Son tantas cosas que hay que transformar, tenemos mucho dolor pero el dolor no nos va a paralizar, tienes que seguir esta lucha. Hemos callado pero se rompen estos silencios en estas avenidas y en estos espacios que estamos tomando. Es necesario seguir tomando espacios”, dijo doña Fili durante su participación en la presentación del libro.
Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.