Por la cantidad de sismos que ocurren en México, alrededor de 60 al día, es bastante más probable que se repitan fechas en las que vuelve a temblar.Es lo que científicos han llamado «La paradoja del cumpleaños». Por eso el 19 de septiembre no es la única fecha con más de un sismo mayor a 7 grados
Texto Daniela Pastrana / Pie de Página
Foto: Fernando Santillán
Que en lugares con alta sismicidad, como México, ocurran sismos grandes en la misma fecha del calendario es más probable de lo que creemos. En Chile, por ejemplo, dos terremotos famosos ocurrieron un 8 de julio (en 1930 y en 1971).
Y en México hay, además del 19 de septiembre, otras siete fechas en las que se han registrado al menos dos sismos con magnitud mayor de 7 desde 1900.
Los sismólogos explican que no hay nada que pueda determinar un sismo.
“Los sismos ocurren tan frecuentemente que es fácil relacionarlos con otros acontecimientos que no tienen nada que ver. Pero la probabilidad de que ocurran, por pura casualidad, dos sismos grandes en la misma fecha del calendario es muy alta”.
El artículo señala que los estadísticos se refieren a este tipo de coincidencias de fechas como la paradoja del cumpleaños:
“en un grupo de sólo 23 personas hay una probabilidad de 50 por ciento de que dos cumplan años el mismo día y en un grupo de 70 personas la probabilidad es de 99 por ciento”.
Es decir, por la cantidad de sismos que ocurren en México, es bastante más probable que se repita que en otros lugares donde no ocurren tantos sismos.
Sismicidad y probabilidades de repetición
El artículo explica que México es un país de alta sismicidad: en promedio tenemos un sismo de magnitud mayor que 7 cada 1.6 años. En Estados Unidos, en cambio, sin contar Alaska ni Hawai, en promedio ocurre un sismo de gran magnitud cada 14.7 años.
Y aunque el intervalo más probable entre sismos importantes en nuestro país es de menos de tres años, desde 1900 ha habido 34 sismos que ocurrieron menos de un año después del sismo anterior.
Solo en 1995 se registraron tres sismos de magnitud mayor que siete en menos de 2 meses: uno de 7.3 en Guerrero; otro de 8.0 en Colima y uno más de 7.1 en Chiapas.
En total, el Servicio Sismológico Nacional tiene registrados 74 sismos de magnitud mayor o igual que 7 en su catálogo desde 1900. En ese documento hay siete casos de al menos dos sismos en la misma fecha (además de los del 19 de septiembre): 15 de abril, 29 de abril, 7 de junio, 9 de octubre, 9 de diciembre, 12 de diciembre, 14 de diciembre.
Pero el hecho de que tres de esos eventos repetidos sean en diciembre no significa que ese sea el mes más propenso a los sismos.
Sismos arriba de 7 con el mismo cumpleaños:
Los especialistas han explicado que los sismos ocurren en cualquier época del año, la sismicidad no aumenta en ninguna temporada, sino cuando hay un sismo muy grande y ocurren réplicas, que son sismos de menor magnitud ocurridos en el mismo lugar después del sismo principal.
Tampoco es fácil determinar si dos sismos están relacionados (por ejemplo los del 7 y 19 de septiembre de 2017). Para eso necesitan calcular tres cosas:
-Cambios en la sismicidad en la región en que ocurrieron los sismos y en los días cercanos a las fechas de éstos.
-Deformaciones de la superficie de la Tierra cerca de los sismos, que se miden por medio del sistema GPS (Global Positioning System).
-Cambios de esfuerzos que están actuando en las placas tectónicas relacionados con el primer sismo.
Pero, “los análisis son largos y toma bastante tiempo llegar a una conclusión”, aclara el artículo.
Sismos de magnitud mayor de 7desde 1900. A. Localización de sismos de magnitud mayor o igual (M ≥ ) a 7. B. Distribución en el tiempo de los sismos 7 en el catálogo del SSN. Se resaltan en rojo los ocurridos en 1995 y en verde en 2017 y febrero de 2018. Gráfica tomada del artículo; ¿Está temblando menos que antes?, publicado en el número 238 de la revista Cómo ves.
“En vez de espantarse, tomemos acciones preventivas”
En entrevista con Momentum, la doctora en sismología, Sara Ivonne Franco, explicó que el concepto de riesgo relacionado con los fenómenos naturales que conocemos (huracanes, temblores, tormentas solares) se define en qué tan vulnerable vuelve a la sociedad.
“Si no hubiera personas viviendo en la ciudad, el riesgo es nulo”, explicó Franco. Pero esta definición comienza a cambiar cuando interactuamos con los fenómenos naturales que existen en los territorios y nos toca a nosotros no perder esa conciencia.
“Debemos aprender que tenemos en nuestras manos la posibilidad de minimizar este riesgo”, dijo.
También explicó que si tenemos la información de que México es un país que genera sismos de gran magnitud, debemos tomar acciones
“Si sabemos que estamos en un lugar donde va a temblar, tomemos acciones para minimizar lo que nos pueda a afectar”, insistió.
“Si hay gente que está tan convencida de que todos los 19 de septiembre va a temblar, pues que tome acciones preventivas. En vez de espantarse, que tomen acciones preventivas y los tomen todos los días de su vida, porque pueden temblar en cualquier otro momento en cualquier otra fecha y que pueden ser de magnitudes considerables”.
Aquí puedes ver completa la participación de la doctora Sara Ivonne Franco en Moméntum:
Las alertas
El artículo dedica un apartado a explicar cómo funcionan las alertas y por qué a veces suenan o no. El Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX), explica, tiene su propia red para detectar sismos, que es distinta de la red del Servicio Sismológico Nacional y opera de manera independiente.
“La alerta en la Ciudad de México suena cuando se detecta un sismo en las costas del Pacífico, desde Jalisco hasta Oaxaca, al cual el sistema le estima rápidamente una magnitud probable mayor que 5.5. Así, la alerta sísmica sólo debería sonar para los sismos de magnitud mayor o igual a 5.5. Sin embargo el sistema de alerta sísmica está programado para alertar lo antes posible. Esto implica que se prefiere rapidez que precisión, y la estimación inicial que hace automáticamente el SASMEX tiene una incertidumbre. Por eso hay veces que se activa la alerta aunque la magnitud del sismo haya sido menor que 5.5; es decir, a veces suena y no sentimos nada.
“Además las ondas sísmicas tienen efectos diferentes en distintas partes del Valle de México (véase ¿Cómo ves? No. 228): en ciertas partes las ondas sísmicas se amplifican y en otras se amortiguan. Esto se debe a las diferencias del subsuelo (y sobre todo a los sedimentos del antiguo lago), las cuales producen distintos “efectos de sitio”, como decimos los sismólogos. La alerta está diseñada para que la gente de las zonas con mayores amplificaciones tenga más tiempo para ponerse a salvo lo más rápido posible. Hay partes de la ciudad en las que las amplificaciones de las ondas sísmicas no son tan grandes, pero como la alerta sísmica es la misma para toda la ciudad y no distingue efectos de sitio, a veces el sismo se siente en unas partes y en otras no”.
***Allen Husker, es doctor en geofísica y física espacial y jefe del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM. Miguel Ángel Santoyo, doctor en geofísica, es investigador en el Instituto de Geofísica Campus Morelia de la UNAM. Y Xyoli Pérez Campos es doctora en geofísica por la Universidad de Stanford e investigadora en el Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM.