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“La soberanía alimentaria se logra en colectividad”, con esta idea y la intención de producir sus propios alimentos desde una visión local y colaborativa, habitantes del Istmo de Tehuantepec dieron vida a la cooperativa “Guenda Rudxiba guendaro’ stinu”
Texto y fotos: Diana Manzo / Istmo Press
JUCHITÁN, OAXACA.- Comer alimentos sanos no es suficiente para vivir en plenitud ni tampoco para combatir la inseguridad alimentaria, ahora toca producirlos desde una visión local y colaborativa. Así nació la cooperativa zapoteca “Guenda Rudxiba guendaro’ stinu”, impulsada por nueve profesionistas, entre ellas, la nutrióloga Andrea Hernández de 25 años de edad.
Es de mañana y Andrea recorre su huerto donde ha sembrado y cosechado rábanos, lechuga, betabel, calabazas y zanahoria, el espacio es pequeño, apenas y son 6 metros cuadrados, pero en este sitio siembra y cosecha lo que se lleva a su cuerpo; así comenzó la historia de resistencia de esta cooperativa hace aproximadamente un año.
La idea fue de Andrea, originaria de El Espinal, Oaxaca quien en su etapa de estudiante detectó la importancia de asegurar los alimentos para su familia frente a los monopolios y a la vida acelerada que actualmente se vive, por lo que la cooperativa es una forma de resistencia.
Una vez que egresó, Andrea trabajó como nutrióloga, ahí reafirmó la necesidad de promover la siembra de sus alimentos, y se lo compartió al investigador Víctor Fajardo, encargado del sistema de Acuaponía.
Sabía que sola no podría hacerlo, y no se trata de conocimiento ni de recursos, sino que mi intención es que fuera colaborativo porque la soberanía alimentaria se logra en colectividad, estoy muy feliz por lo que hemos logrado».
Andrea
Ya con el conocimiento, pero sin el espacio para cultivar, Andrea y Víctor le propusieron a Desiderio de Gyves, un empresario transportista pero con visión comunitaria de unirse al proyecto, aceptó y en su rancho es donde se ha adaptado esta propuesta, que tiene como meta la lucha por la soberanía alimentaria y que los alimentos lleguen del campo a la mesa de una familia.
Además de Andrea, Víctor, Irán, y Desiderio, también participan otras personas, quienes con su capacidad y organización están impulsando este proyecto autónomo y sustentable.
“Todo lo que se hace es natural, desde el abono hasta las granjas, hace poco hicimos milpa, sembramos maíz zapalote chico (variedad endémica del Istmo de Tehuantepec) y calabaza, estamos seguros que será un éxito total, que tendremos una cosecha para compartir en familia”, recalcó Andrea.
En el espacio donde funciona la cooperativa está rodeado de árboles frutales de diversas variedades, animales de traspatio, y además se construye una granja de pescado tilapia, que tiene la visión de vender un alimento saludable cuya alimentación es orgánica.
Visionaria y con una confianza de que la colectividad es la base de todo proyecto, Andrea señala que la visión final del proyecto es producir alimentos orgánicos y venderlos a un costo digno, de tal forma que los consumidores sepan que lo que se están llevando al cuerpo es sano y saludable.
“Creemos que es momento de detenernos, de hacer una pausa y mostrar que podemos cosechar nuestro propio alimento, solos no podemos, y ahora sabemos que en colectivo las cosas salen mejor”.
El tiempo y la dedicación les ha dado frutos y esa ha sido la clave, Andrea ha cosechado Lechuga y rábanos, y ahora espera que se logre la cosecha de maíz zapalote chico, alimento básico de la cultura zapoteca.
“Me siento muy feliz por lo que estamos logrando, todo este proceso que ahora pensamos es a modo de prueba y vemos que está dando frutos, implementamos también el bocashi con las hojas secas y el estiércol de los animales que acá hay, por fortuna todo lo hemos conseguido nosotros desde este sitio, desde este rancho que cuando entras te cambia la vida y el humor, y eso da felicidad”.
Además, con este proyecto se ha dejado ver un avistamiento de aves, de lo cuales el investigador Víctor ha logrado recuperar en fotografías, con la intención de crear un catálogo que sirva como sustento de las aves que cruzan o que ya viven en la zona del Istmo de Tehuantepec.
Mientras cuenta del proyecto, Andrea irradia emoción, además de ratificar que el objetivo es ser un Centro de Producción de Alimentos Saludables del Istmo, también se han enfocado en la capacitación para que las personas logren realizar cultivos en sus casas de tal forma que cosechen para autoconsumo.
“El día que disfrutes de una ensalada del huerto de tu patio, ese día celebraras la Soberanía Alimentaria, el lograr tu propio alimento orgánico, fruto de tu tiempo, esfuerzo, esa cosecha de la vida es la que deseamos impulsar desde nuestra cooperativa y desde lo que será en un futuro nuestro Centro de Producción, estamos muy felices de lo que estamos logrando y vamos por más”, concluyó.
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Esta nota fue realizada por ISTMO PRESS, que forma parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de A Pie. Aquí puedes leer la original.
QUE BIEN. CREO QUE ES EL MOMENTO HISTÓRICO DE PRODUCIR NUESTROS ALIMENTOS Y SI ES EN FORMA COOPERATIVA MEJOR, PARA PRODUCIR EXCEDENTES Y BENEFICIAR CON SU CONSUMO A GENTE QUE NO PUEDE O NO QUIERE PRODUCIR ALIMENTOS ORGÁNICOS, SIN PESTICIDAS Y DEMÁS AGROQUÍMICOS QUE PRODUCEN TANTOS DAÑOS A LA SALUD.
ESTAMOS EN PROCESO DE HACER LO MISMO POR LO QUE ESTAREMOS PENDIENTES DE LO QUE HAGAN PARA QUE LUEGI NOS AYUDEN A HACER LO MISMO. FELICITACIONES!!!