Desde las colectivas Conversatorio Feminista Cancún y MULI Mujer Libre MX se habilitó un espacio de diálogo entre periodistas, habitantes y defensoras territoriales del sur-sureste del país, con el fin de compartir una mirada crítica con respecto a los impactos que megaproyectos, como el Tren Maya, tienen sobre los territorios, los cuerpos y la madre tierra.
Por Luisa Páez / @luisaa__pz
“El Tren Maya afecta, principalmente, a las mujeres y las infancias. De la misma manera, afecta a la economía de las personas más pobres, teniendo en cuenta el desplazamiento forzado que se está generando” fueron las palabras que utilizó la periodista, escritora y activista defensora de derechos humanos, Lydia Cacho durante su participación en el conversatorio virtual “Mujeres y Tren Maya: una mirada crítica sobre las implicaciones de los megaproyectos” que organizaron -el pasado 12 de julio- el Conversatorio Feminista Cancún y MULI Mujer Libre MX.
En esta actividad, realizada mediante un Facebook Live, se abrió un espacio para que periodistas, habitantes y defensoras de los derechos humanos y ambientales, compartieran sus perspectivas críticas frente a los impactos que ha generado el “mal llamado” Tren Maya.
Lydia Cacho al ser la encargada de abrir explicó que para entender cómo es que se llegó a la construcción del Tren Maya debía de entenderse cómo es que trabajan los grupos de interés que existen en la península de Yucatán, mismos que impulsaron la creación artificial de Cancún, Quintana Roo. Hoy uno de los destinos turísticos más importantes en México y el mundo.
“En el momento en que se crea Cancún artificialmente, se piensa solamente en la economía que viene de afuera, y ahí se implanta una visión hipercapitalista. El «capitalismo salvaje» que tanto critica Andrés Manuel López Obrador es precisamente parte de las herramientas de destrucción de la tierra, del agua, de la vivienda y del robo de tierras, que ahora reproduce de una manera distinta, pero siempre vinculada con la corrupción el gobierno de López Obrador”, expresó la periodista.
Además enfatizó en la existencia de grandes vínculos de corrupción en la construcción del Tren Maya, los cuales son generados con grupos de interés españoles, mismos que Lopez Obrador ha denunciado en ocasiones pasadas. Así mismo, denunció que:
“estos vínculos de corrupción entre gobernantes y empresarios son parte muy importante del empobrecimiento, de todas estas zonas, de toda la península de Yucatán”.
Por otro lado, mencionó que los casos de violencia de género han aumentado radicalmente en este contexto, ya que factores como: la pobreza, la falta de acceso al agua y a una electricidad adecuada, obligan a las mujeres a trabajar el doble, a buscar acceso al agua en lugares donde no la hay. Además genera mayores cargas de trabajo porque a lo anterior, se debe sumar el cuidado que ya hacen las mujeres de la zona de las personas enfermas, las de la tercera edad y las infancias.
Siguiendo con una perspectiva de género, Lydia Cacho habló de cómo el turismo se ha visto afectado, y en consecuencia también los sueldos y beneficios para las trabajadoras de la industria hotelera y restaurantera, teniendo en cuenta que casi el 70% de personas empleadas ahí son mujeres.
La segunda en compartir su perspectiva fue Carla Escoffié –directora del Centro de Derechos Humanos de la Facultad Libre de Derecho de Monterrey-, ella se encargó de dar un contexto del acceso a la vivienda en la península.
Denunció que el discurso del gobierno frente “al abandono” de la península, se convierte en un acercamiento vertical, paternalista y centralista, teniendo en cuenta que la gente maya o no maya que siempre ha habitado en este lugar ha estado allí, por lo tanto, no ha sido abandonada.
Para la experta en temas de vivienda: “la península nunca ha sido abandonada por el gobierno, más bien ha sido controlada”; por ello, se ha convertido en una región explotada en donde actualmente se ha desatado una crisis ambiental, haciendo que los megaproyectos -como el Tren Maya- se conviertan en proyectos centralistas.
Así mismo, nombró el desalojo de personas y las diferentes soluciones que les han dado, al hacerlo destacó que, a pesar de que se ha reacomodado a distintas personas en casas nuevas; a otras personas se les prometió la construcción de una nueva casa, pero con la condición de que ellos pongan el terreno para dicha construcción.
Aseguró, en consecuencia, que en muchos casos no se les ha hecho firmar algún documento o constancia que les de alguna certeza jurídica; por lo tanto, todo el proceso de reubicación se ha realizado sin una adecuación cultural.
“Hay que recordar que todo el tema del territorio está vinculado a las labores de cuidado, que históricamente han sido depositadas en las mujeres, y que por lo mismo no es de extrañarse que a lo largo de la península de Yucatán, muchos, si no es que la mayoría, de los movimientos sociales, tanto mayas como no mayas, de resistencia territorial son liderados por mujeres”, mencionó Carla.
Wilma Esquivel Pat -mujer maya macegual en resistencia, bióloga y poeta- habló en representación del pueblo maya que ha sido afectado no sólo por este proyecto, sino a través de los años por su marginación como comunidad indígena.
Se refirió a la falta de respeto frente a la gran desinformación que ha existido para las personas habitantes de la península en cuanto la construcción de este megaproyecto gubernamental; el cual no ha estado exento de la visión clasista, racista y discriminatoria con la que se trata a los pueblos originarios de esta región y de todo el país.
Camila Jaber -apneista e ingeniera en innovación en desarrollo sustentable- reconoció en su participación que este megaproyecto generará mayor escasez de agua para las personas que viven en la península de Yucatán, esto a pesar de que viven en un lugar rodeado de agua, pues desde su cercanía con el agua y teniendo en cuenta el deporte que practica, la obra dañará diversidad acuíferos, pues en su edificación ha existido poca protección por parte de las empresas y el Gobierno Federal.
Por último, Ana Poot -mujer indígena maya y estudiante de ingeniería en sistemas de producción agroecológicos- , tomó la palabra para recalcar el poco seguimiento que se les ha dado a las afectaciones laborales que ha traído el Tren Maya, pues éste -en realidad- generará pocas oportunidades de empleo, en comparación con las oportunidades que varias personas ya tienen actualmente en zonas que están siendo reubicadas por la obra.
“El Tren viene a destruir lo poco que nos queda en nuestras comunidades mayas”, concluyó Ana Poot.
Las invitadas al foro coincidieron que el Tren Maya no sólo es un proyecto de transporte, como se pregona por las autoridades, sino que se trata de un proyecto de despojo, un proyecto inmobiliario y un proyecto de militarización de la zona que no sólo está afectando a la península de Yucatán en términos medioambientales, pues los daños también son socioeconómicos y socioculturales, ya que también se están viendo afectadas las vidas de las personas mayas y no mayas de esta región.
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Para ver el Conversatorio Mujeres y tren maya: una mirada crítica sobre las implicaciones de los megaproyectos, puedes acceder aquí: