La organización Católicas México realizó un foro virtual donde distintas posturas religiosas hablaron sobre el por qué todas las diversidades sexogenéricas deberían tener cabida en toda religión e iglesia.
El foro fue moderado por Elizabeth Placido y tuvo la participación de Julián Cruzalta, Enrique Vega, Diana Chavolla y Yadamy Acero, quienes pertenecen a distintas iglesias donde no sólo las diversidades sexogenéricas tienen cabida sino donde también se apoya a las familias para poder acoger con amor a todas las personas de la diversidad.
Por Alondra Angel Rodriguez / @alondriixs
“Todo texto tiene un contexto y un pretexto” comentó el padre Julián Cruzalta -quien es fraile dominico desde 1977- así como maestro en teología moral y ecofeminismo, en el marco de su presentación dentro del Foro Vitual “Perspectivas religiosas acerca de las diversidades sexo-genéricas” que organizaron Católicas por el Derecho a Decidir México.
¿Por qué habló de ello? Porque para el padre “a la biblia no hay que hacerle decir lo que no dice”, pero si se le tiene que interpretar con otros ojos, con otras experiencias y a la luz de otros contextos, pues su interpretación -aseguró- no es ni debe ser estática, pues debe cambiar entre una y otra perspectiva, contexto o situación.
A menudo, se utilizan muchos textos fuera de contextos para condenar, esto porque se necesita construir un sentido para dar un significado, pero “construimos lenguajes de sentido, porque tenemos que crear significados”, expresó en torno a lo que la biblia dice y no respecto de las diversidades sexo-genéricas.
En correlación, Diana Chavolla -pastora anglicana- planteó que el término “contra natura” ni siquiera existe en la biblia, pero las iglesias sí lo han tomado como argumento contra la diversidad sexogenérica.
La interpretación de los textos religiosos, precisó, lleva a prácticas y creencias que no tienen nada que ver con el planteamiento original o que no se van a interpretar de una manera igual a como cuando fue escrito tal o cual texto religioso.
Para ello, esto es lo que muchas veces hace pensar que vivimos en una cultura de pecado y que eso nos hace desobedecer a Dios, pero esto -señaló- está basado en interpretaciones erróneas: “Si leemos versículos aislados sin un contexto, entonces, caemos en aseveraciones que no tienen ningún argumento”.
“Señalar, hostigar, dañar en el nombre de Dios ¡por favor! El uso del poder religioso afectivo para manipular, eso sí es condenable. Dios no se ofende”, afirmó Diana Chavolla.
Las palabras oprimen, pero también liberan. De ahí que para muchas religiones o iglesias no son lejanas ni ajenas las teorías queer o feminista.
Al respecto, el padre Julián Cruzalta comentó que la biblia no debe de tomarse como un lenguaje científico o matemático, ya que tiene otra construcción, se le debe de ver desde un lenguaje poético y artístico, ya que este lenguaje se interpreta, adapta, expresa creencias y emociones; además, agrega, que no todo el lenguaje es histórico es verificable; por ello, la diversidad en el lenguajes es importante, pues mediante ello, cada cultura da significados a los lenguajes primordiales.
Enrique Vega -teólogo y pastor- habló sobre las diferencias entre las distintas pastorales cristiana, así como sobre sus teologías y doctrinas de fe, esto porque es importante conocer a qué tipo de autoridades eclesiásticas responden, pues ahí radica su visión teórica de la realidad, y esto es importante porque hace que algunas pastorales se abran a nuevas condiciones teológicas y pueden tener prácticas de aperturas muy grandes, pero si su institución eclesiástica está cerrada a las diversidades sexo-genéricas, incluirlas será difícil.
“Algunas iglesias cristianas pueden tener una propuesta teológica basada en una perspectiva de derechos humanos, pero mantener una doctrina de fe inmutable”, señaló.
En ese sentido, las y los participantes coincidieron en que las perspectivas teológicas sí pueden cambiar, pero no cualquier agrupación adopta y acepta el cambio, ya que hay una pluralidad de expresiones sobre las autoridades y depende mucho de la libertad de los pastorales y el control de las instituciones para lograrlo.
Enrique Vega, de la iglesia luterana, comentó que en medio de las autoridades eclesiásticas podemos encontrar cinco tipos de posturas éticas ante la diversidad sexogenérica, pero puede haber más.
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- Afirmación total: se acepta completamente a la diversidad sexogenérica (no hay maldad en la diversidad, no es buena ni mala).
- Afirmación parcial: La relación es buena aunque tiene sus peros (monogamia, ser celibe,etcétera).
- Negación parcial: Las personas no son malas, pero son malos sus actos, reducen toda la vida de las personas sexogenéricas a sus actos sexuales.
- Negación total: Las personas de la diversidad son malas porque niegan la “ley natural”.
- Don´t ask, don´t tell (“No preguntes, no digas”): El cristianismo lo adoptó de la armada estadounidense, haz lo que quieras, pero no preguntes porque no te va a gustar la respuesta a tu pregunta.
Esto crea, dentro y fuera de las instituciones religiosas, nuevos grupos, iglesias y comunidades que dan diferentes tipos de aperturas, lo que -si bien- puede generar en ámbitos locales contradicciones, también crea valor y tolerancia porque crean alternativas para la inclusión de todas las personas.
“Creo que hay pastoras y pastores que están abiertos a la diversidad sexogenérica, pero debemos de reconocer que no necesariamente su institución está creando alternativas”, comentó Enrique Vega.
Crear familias acogedoras y seguras
Según datos de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco, al menos, el 42.2% de las personas identificadas como LGBTQ+ han sido violentados por su familia, lo cual propicia que lo que debería ser su “espacio seguro” pasa a ser el lugar donde la violencia por sus orientaciones sexuales o identidades de género se manifiesta con mayor severidad.
Al respecto, Yamady Acero -pastora prebisteriana- indicó que las familias de personas con orientación sexual y/o identidad de género diversa deben ser su principal apoyo, pues les toca acoger a sus seres queridos desde una perspectiva abierta a la diversidad y donde se puedan ejercer con libertad e independencia sus derechos humanos.
Lo primordial, señaló, es concientizar a las personas y visibilizar la sistematización de la violencia contra la diversidad sexogenérica.
“Se debe reconocer que todos somos iguales (parte de una misma creación de Dios), pero con matices, pluralidad, identidades diversas y que es bueno en gran medida”, puntualizó.
Además agregó que debe existir un punto de vista empático que minimice la culpa que se presenta en las personas diversas, pues lo que corresponde a las familias e iglesias es crear espacios cariñosos y de confianza, pero también buscar sus derechos y el bienestar legal.
De acuerdo con la Fundación Arcoiris, entre mayo del 2020 y abril de 2021, se registraron 87 crímenes de odio en el país. La mayoría de ellos permanecen impunes.
Ante esto, el padre Julián Cruzalta planteó cómo es que las diversidades sexo-generéricas deben de tener conciencia de su dignidad, “pues son presencia de Dios…”; además agregó que no es ético que las familias rechacen a sus miembros, porque “la religión pide amarlos, quien no respeta menos va a amar”.
Finalmente, terminó comentando que predicar discursos de odio causa muertes y opresión: “Propagar el odio no es libertad de expresión, es delito”. Algo que retomó muy bien la pastora anglicana, Diana Chavolla, para concluir que:
“Dios es amor y no lo podemos enmarcar en las instituciones que son las distintas iglesias, el querer justificar las carencias, los odios a través de Dios es muy fácil, es el comodín por excelencia para justificar aquello que no queremos”.