En el marco del Día del Trabajo Infantil y como parte de las actividades en torno al Informe “Infancia Cuenta en México, desde y para niñas, niños y adolescentes: Trabajo Infantil, 2021”, realizado por la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), se realizó el foro titulado: “Miradas actuales sobre el trabajo de niñas, niños y adolescentes”, con éste se buscó posicionar la existencia de las infancias y adolescencias trabajadoras, las cuales tienen derecho a condiciones laborales dignas que eviten, a toda costa, su explotación.
Por Alondra Angel Rodriguez / @alondriixs
Ilustraciones: Informe “Infancia Cuenta en México, desde y para niñas, niños y adolescentes: Trabajo Infantil, 2021” de REDIM.
En México, cuatro de cada 10 personas entre 5 a 17 años de edad trabajan, pero de éstos menores de edad trabajadores o trabajadoras, una cuarta parte (uno de cada cuatro), lo hace porque su hogar depende de su aportación económica; así lo reportó la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) en el foro “Miradas actuales sobre el trabajo de niñas, niños y adolescentes”.
Sin embargo, esta práctica laboral realizada por niñas, niños y adolescentes en México -aseguró la organización- es muchas veces estereotipada sin analizar que es un reflejo de la situación de pobreza que padece el país; por ello, desde la sociedad civil se busca que el Estado Mexicano aborde el trabajo infantil de forma integral para establecer políticas públicas con perspectiva de derechos humanos y con un enfoque no adultocentrista.
Tania Ramírez, directora ejecutiva de REDIM, habló sobre los obstáculos que las infancias y adolescentes tienen cuando deben tomar de decisiones como: trabajar o no hacerlo, pues muchas veces no se les toma en cuenta, pues los adultos no creen que puedan hacerlo; es decir, se les discrimina y esto se traduce en falta de apoyo y desinterés no sólo de parte del Estado, sino también de sus propias familias.
“Abandonar un poco esa mirada adultocéntrica puede resultar un poco agobiador, pues es bastante interpeladora, pero es un llamado a entender un mundo con libertades como lo hemos querido siempre, sólo que observando esas libertades y esas garantías de derechos de niñas, niños y adolescentes que son los actores primordiales cuando hablamos de trabajo”, expresó Tania Ramírez.
Además, la especialista en temas de infancia, remarca cómo a pesar de que los contextos han cambiado, las opiniones sobre las infancias y adolescencias siguen siendo las mismas, lo que es perceptible en una agenda social que ha avanzado muy poco respecto a temas como: alimentación, vivienda o educación desde y a través del sentir de las infancias y adolescencias.
#48DíasDeActivismo
La REDIM y las organizaciones de la sociedad civil como Melel Xojobal y el Centro de Desarrollo Indígena Loyola (CDIL) buscan que se les brinde a las infancias y adolescentes la posibilidad de participar y pertenecer a espacios en donde se les pueda escuchar, valorar y tomar en cuenta.
Por ello, realizaron la campaña titulada: #48DíasDeActivismo, con ella se buscó atender y visibilizar las diferencias entre infancias trabajadoras, trabajo infantil, explotación laboral y trata de personas, las cuales también son problemas a las que las infancias y adolescentes trabajadores deben enfrentarse día con día.
Para saber cómo estábamos al respecto, REDIM realizó el informe “Infancia Cuenta en México, desde y para niñas, niños y adolescentes: Trabajo Infantil, 2021”, el que se hizo con apoyo de otros colectivos como: Código F y el CDIL, pero sobre todo con la participación de 116 niñas, niños y adolescentes de entre 5 y 18 años de trece estados del país.
Estas y estos participantes asistieron a distintas reuniones para compartir sus experiencias y opinión sobre el trabajo infantil en México, así como sus observaciones y opiniones sobre el acceso que se tiene al trabajo, todo esto como parte de una línea de investigación que comenzó, en 2005, y donde REDIM ha analizado cómo viven las infancias y adolescentes en el país. La finalidad del trabajo es enseñarles a conocer sus derechos y ayudarles en la toma de decisiones.
En opinión de Jennifer Haza Gutiérrez, directora de Melel Xojobal, se requiere que el trabajo infantil se analizado desde una valoración critica: “creemos que hay que reivindicar el derecho a trabajar de las niñas, niños y adolescentes, ya que responde al sentido y propósito de los derechos humanos, que es el de tener un impacto positivo en la vida de las personas”, esto porque para ella se trata de:
“un derecho no escrito, especialmente en las infancias en situación de marginalización y discriminación, así como un derecho reclamado y relevante para la vida de las infancias y las adolescencias que responde a una necesidad urgente y pretende mejorar la realidad social de la niñez”.
“Podemos tomar nuestras decisiones y somos conscientes del riesgo”.
Debido a la pandemia por COVID-19 y la precarización de las economías familiares, la deserción escolar se acrecentó en el país y, con ello, aumentó la cantidad de niñas, niños y adolescentes trabajadores. Además, paradójicamente, el infantil se convirtió en un tipo de protección para las infancias y adolescencias, esto respecto del reclutamiento de menores de edad de parte de la delincuencia organizada.
El trabajar para muchas y muchos de estos menores de edad se convirtió es una posibilidad de combatir la situación de pobreza dentro de sus casas, pues su labor permitió paliar los efectos económicos de la pandemia; así lo vivió Mireya, una adolescente trabajadora que participó en el foro y que habló de cómo el trabajo le permitió ser independiente.
“Yo no lo veo mal, creo que cada persona tiene un punto de vista diferente. Yo trabajo un poco por necesidad, pero igual para no depender siempre de mis papás, ser independiente y pues, así, ir conociendo cómo están las cosas. Yo sé que los papás no van a estar para siempre y creo que cuando a uno no le enseñan a trabajar por sí solo no va a poder crecer o salir adelante”.
Así como lo ve ella, otros niños y adolescentes no siempre relacionan el trabajar con explotación, sino que lo toman como una actividad que les permite ayudar a sus familias; además de que es una actividad que les permite adquirir experiencia de vida, ser independientes, lo que, en consecuencia, les permite el poder comprar cosas, ahorrar y buscar una vida mejor.
“Mis papás no me explotan ni nada de eso, no puedo hablar por los demás niños porque yo no he estado en su situación y tampoco puedo como juzgar a las demás personas por lo que piensan o lo que sienten. Yo puedo decirles que sí está bien que apoyen a algunos que sí han pasado por esa situación así, también creo que es importante que haya una ley que proteja a los niños que sí han sufrido explotación por parte de sus jefes o de sus papás”, comentó Mireya.
Además, para muchos niños y adolescentes trabajadores que dieron su testimonio en el Informe de REDIM, trabajar es parte de las actividades familiares, pues les permite estar cerca de quienes les quieren, lo que se traduce en protección y cuidados, pues al trabajar juntos se evita que los dejen encargados con otras personas.
Por tanto, puntualizaron que es importante que se reconozca que las niñas y adolescentes tienen derecho a tomar sus propias decisiones laborales, aunque no descartan los peligros, porque son conscientes de que hay otras situaciones en las cuales niñas, niños y adolescentes pueden ser explotados y obligados a trabajar; por tanto, exigieron al Estado Mexicano que preste atención a estas problemáticas y que no se abandone a quienes necesitan salir de esta situación.
De acuerdo al INEGI, México ocupa el segundo lugar con más niñas, niños y adolescentes trabajadores en América Latina, pues se estima que 3.3 millones participan en actividades económicas, siendo la principal el sector agropecuario.
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Aquí se puede consultar y descargarel Informe “Infancia Cuenta en México, desde y para niñas, niños y adolescentes: Trabajo Infantil, 2021”
https://issuu.com/infanciacuenta/docs/icm_-_nin_os_-_trabajo_infantil28_feb_compressed_f