Traficantes envían Peyote (Lophophora Williamsii) por paquetería, por piezas, triturado y envasado en botes de plástico. La falta de regulación permite que se comercialice esta cactácea que es sagrada para grupos indígenas como los Wixáritari.
En paqueterías terrestres y aéreas es transportado a varios estados en México e incluso a otros otros países para ser usado en ceremonias que, además de abonar al saqueo, lleva a prácticas rituales con hibridaciones de distintas culturas inspiradas en modelos alternativos de la Native American Church.
Por Víctor Rivera / @virvera_9
Ilustraciones: Italia Sánchez
Felipe Frías es un hombre que rompe mitos. Más que un guía turístico, un promotor cultural. A donde llega con un grupo de visitantes, les desvela códigos perdidos en cada rincón de Real de Catorce, un municipio ubicado en el altiplano mexicano, específicamente en San Luis Potosí.
Cuando Felipe toma un grupo es un acompañante cercano. Por las noches siempre termina su recorrido en el panteón del pueblo, donde alumbra con una linterna la herrería del lugar y describe lo que ahí está representado: “ven, ahí mismo hay hikuris (divinidad prehispánica) que fueron forjados como adornos. Los españoles no se dieron cuenta que los indígenas que construyeron todos sus recintos de fe nunca cambiaron a sus dioses”.
Luego de que a lo largo de la historia el hikuri fue satanizado, ahora está siendo sobreexplotado. El hikuri de los wixárika es una cactácea conocida popularmente como peyote. Actualmente muchos grupos lo extraen ilegalmente y lo trafican.
Real de Catorce es un punto neurálgico del saqueo, al menos para el turismo que arriba al pueblo como escala previa en su camino a Wirikuta, que es la zona sagrada de los wixárika. Existe todo un mercado ilegal que puede poner en riesgo la supervivencia del peyote…
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