Desde Mujeres
Por Zuria Alejandra Romero Ramírez / @zuria_alejandra / @DesdeMujeres
Vivimos en la comodidad (consciente o inconsciente) de dejar que mamá haga todo o casi todo, porque “es chingona”, “es una súper mamá”, ” “hace las cosas mejor que yo”, y esta narrativa que nos venden de que a las mujeres naturalmente se nos dan mejor las tareas de cuidado o de que podemos hacer múltiples cosas a la vez, etc. Y no es justo, me consta que mi mamá puede con todo, pero no tiene por qué hacerlo todo.
Poca gente habla sobre la carga mental que representa llevar un hogar y tener un empleo remunerado, yo creo que no hay personas con una mente tan ocupada como las mamás que trabajan fuera de casa. Hago esta aclaración de ‘mamá que trabaja fuera de casa’ porque también están las mamás que se dedican exclusivamente a trabajar en casa, y los trabajos de cuidado y labores del hogar nunca se reconocen. Eso que llaman ‘amor’ es trabajo no pagado.
Generalmente, las mamás que trabajan fuera de casa, también llegan al hogar a trabajar en las tareas de cuidado, a esto se le conoce como la doble jornada.
Seguramente a nadie se le juzga tanto como a una madre por la manera en que cría a sus hijos/as, por lo que hace y por lo que no hace, por cómo lo hace, por lo que permite, por lo que no. Aparte, hay que sumarle los obstáculos a los que se enfrenta al regresar al mercado laboral. No falta la gente que cuestiona a las madres trabajadoras, que si con quién dejó a sus hijos/as, que cómo maneja el tiempo entre sus responsabilidades del hogar y las laborales. ¿A caso los papás también reciben este tipo de preguntas?
Parece mentira que en pleno siglo XXI nos resulte difícil ver a las madres, como mujeres, como humanas, con vida, pensamientos y deseos, más allá de la maternidad.
Mi mamá es una profesionista con un puesto y experiencias importantes, pero que le cuesta mucho reconocerse y reconocer sus logros. Y es muy probable que eso no sólo suceda en el ámbito profesional.
La autoexigencia de las madres que trabajan fuera de casa, y sobre todo, los mandatos de género entorno a la maternidad son, desde mi punto de vista, las principales causas de la culpa que experimentan al sentir que no cumplen con las expectativas sociales de lo que es ser ‘buena madre’. Pero lo que queremos los y las hijas son mamás felices, mamás realizadas, mamás que se liberen de los prejuicios y estereotipos y que sepan lo que valen como personas.
Hay que tener presente que la maternidad no debe ser una imposición, sino una decisión. Y que es indispensable fomentar un ambiente propicio para que las madres dejen de ser señaladas y vivan su maternidad de manera plena independientemente de si trabajan fuera de casa o no.
No he sido mamá, y no quiero hablar por las que sí lo han sido, sino más bien desde la experiencia de una espectadora, de una hija de mamá trabajadora, que creció en una sociedad con ideas patriarcales que le hicieron creer que la mamá tiene que estar presente 24/7 y es la encargada (casi exclusivamente) de la crianza. Mas, desde una mirada feminista, me doy cuenta de que no es así, la crianza y los cuidados deben ser algo compartido, tanto con otros miembros de la familia, como con las redes de apoyo, la comunidad, el Estado y las empresas.
Visualizándome como una posible futura mamá, me gustaría poder serlo en un entorno en el cual podamos sentirnos libres y criar a las infancias de manera corresponsable, feliz y empática.
No me alcanza el espacio para agradecerle lo suficiente a mi mamá por ser fuente de orgullo e inspiración. Si un día soy madre, espero poder transmitir todo lo valioso que he podido aprender de ti, gracias por impulsarme a soñar en grande, gracias por ser tú.