Endometrio no es una banda de punk
Por Danielle Orendain /@OrendainDaniell
Una crítica a la forma de operar como educadorx menstrual.
El ejercicio de educación menstrual no es nuevo, por años hemos encontrado diversos espacios sobre educación menstrual, la mayoría informales y clandestinos (o a escondidas), para no incomodar a ciertas personas que han crecido con una idea aversiva de la menstruación, pero también para la libre expresión de experiencias que la otredad no desea ni le interesa saber.
¿Cuáles han sido esos espacios? Con nuestras ‘personas menstruantes’ cercanas, como mamá o figura de cuidado, hermanxs, primxs y compas de la escuela, donde compartimos entre nosotrxs nuestra experiencia y conocimientos sobre ¿qué es la menstruación?, ¿cómo se siente menstruar?, ¿cómo gestionar la sangre menstrual?, ¿qué es el moco cervical?, ¿qué hacer en caso de mancharnos con sangre menstrual?, ¿tú también te sientes más sensible?, etc. También lxs maestrxs, cuando nos separaban para hablarnos de menarquía (la primera menstruación) a morras y morrxs con útero, y se llevaban a los morros y morrxs con testículos a hablar sobre espermaquía (la primera eyaculación). Algunas veces en espacios televisivos como comerciales de productos de gestión menstrual, películas, programas o caricaturas (aunque no tan frecuente).
Es verdad que la mayoría de esos espacios se han dado desde la desinformación, usando el tema de la reproducción como centro de todo o desde el estigma, los tabús, el miedo, la irresponsabilidad capitalista ante lxs cuerpxs y la indiferencia a reconocer las diversas experiencias, porque no se menstrúa igual en todxs lxs cuerpxs. Sobre esto último quiero centrarme en estas “nuevas formas” de educar.
Lo tengo que gritar a los cuatro vientos, pero como ustedes están leyendo, voy a usar mayúsculas y negritas: NO SE MENSTRÚA IGUAL EN TODXS LXS CUERPXS, por lo tanto, no debe existir una sola forma de llevar la educación menstrual a los espacios de talleres, cursos y conferencias. — Daniel, pero no podemos dar una clase por persona, eso será muy difícil y poco accesible. — Lo sé, mi objetivo no es que las clases, talleres y conferencias desaparezcan, al contrario, cada escuela y espacio público debería contar con esos recursos para que la educación menstrual llegue a todos lados, sin embargo he estado en tantos talleres y escuchado tantas charlas virtuales (por motivos de la pandemia) y me es muy difícil cuando la educación es adultocentrista, se basa en generalidades que, por experiencia, creemos son mejores para todxs y difícilmente hay espacio para escuchar a lxs demás sobre ¿qué saben del ciclo menstrual? y ¿qué les gustaría saber sobre el tema?
La educación menstrual debe comprender varios aspectos, tanto físicos como mentales, culturales, económicos, políticos y circunstanciales. Así dejamos de ser colonizadores llevando conocimiento occidental y “único” a todos los espacios, en especial en espacios que no conocemos, no habitamos y no vivimos.
Para ser más clara, según y algunxs compas de Instagram con quienes hablé del tema, la educación menstrual NO debe ser:
- Separatista: que sólo a niñas, mujeres y personas menstruantes se les de esta información, ya que ignora el objetivo de que todas, todos y todes sepamos sobre ciclo menstrual y construyamos espacios donde se replique el conocimiento (por ejemplo, padres y cuidadores no menstruantes acompañando a sus hijxs menstruantes), donde exista la empatía y rompamos tabús.
- Alfabetizando lxs cuerpxs: ya que cada corporalidad es diferente, pasan por diversas experiencias y tienen distintas necesidades. Por lo tanto, no viven igual su ciclo menstrual, no gestionan su sangre menstrual con los mismos productos y no buscan conocerla SÓLO para “reconciliarse” o “para prevenir embarazos no deseados ni planeados”.
- Punitivista: fiscalizar y castigar las formas en las que vivimos, nos expresamos sobre ciclo menstrual y gestionamos la sangre menstrual, es asunto propio. Creer que hay una forma correcta de hacerlo invisibiliza otras vivencias que son tan válidas como las propias. Por favor, compas, dejen de decirle a lxs morrxs que enferman sus cuerpxs por usar comprensas y tampones desechables y comiencen a cuestionar a las empresas sin conocimiento anatómico y sin bioética.
- Romantizada: menstruar sí nos duele a muchxs, porque existe la dismenorrea primaria y secundaria. Menstruar sí incomoda, sí inflama, sí nos pone de malas ¿y qué? Debemos cambiar la narrativa de nuestras campañas sobre “no normalices el dolor” a “si te duele e incapacita, es importante que te revisen y detecten a tiempo alguna situación orgánica o alguna condición crónica, y exijamos atención primaria y especializada para todxs, por atención accesible, respetuosa y una vida menstrual chida”.
- Binaria: los hombres, las mujeres y las personas no binarias que menstruamos necesitamos educación que entienda y atienda nuestras experiencias, además espacios respetuosos para vivir una vida menstruante chida, cómoda, libre.
- Racista y clasista: la blanquitud, el complejo de salvadores y lo colonizador también describe muchas formas de educar sobre menstruación. Sin intención de escrachar a nadie, les invito a abrir bien los ojos e identificar las diversas narrativas de quienes hacen activismo menstrual en los barrios periféricos, en comunidades rurales, en comunidades indígenas y en escuelas públicas. Seguro tú conoces a más de una activista o sexfluencer yendo a regalar copas menstruales a esos espacios o a las cárceles, donde nadie les dijo que muchas prisiones no tienen agua potable ni dónde hervir una copa, para esterilizarla (o sí les dijeron y no les importó, era más importante su campaña y subir fotos a redes sociales).
- Generacional: mi compa Lu Mendoza, quien tiene un proyecto de arte y menstruación en @acantiladolunar (https://www.instagram.com/acantiladolunar/?hl=es), nos comparte que los espacios no deberían separarse por edades y estoy de acuerdo. La información sobre anatomía y fisiología no cambia, sólo cambia el lenguaje.
- Científico: ignorando los saberes comunitarios fuera de la hegemonía occidental de lxs cuerpxs, la salud y la “menstruación digna”. Las personas menstruantes hemos menstruado desde siempre, no es como que con la llegada de esos saberes comenzamos a menstruar libremente.
Hay muchos aspectos más que debemos abolir de la educación menstrual, porque estamos hartxs de que nos digan cómo, cuándo, dónde y de qué manera se debe menstruar, para tener salud y dignidad. Eso no, que su experiencia sirva como una referencia más, nunca como la base de toda una educación. Y sí, me hablo a mí en mi constante formación y te hablo a ti, morra que se considera salvadora de todos los males (que no vive ni conoce).
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Para más información visita mis redes sociales, donde subo contenido de salud sexual y salud mental desde mi experiencia y formación. Me encuentras en Instagram como @danielle.orendain https://www.instagram.com/danielle.orendain y en Twitter como @OrendainDaniell https://twitter.com/OrendainDaniell
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