Endometrio No es Una Banda de Punk
Por Danielle Orendain / @OrendainDaniell
En la primera parte de esta columna exploramos siete puntos que debemos sacar de la educación sexual, para que sea integral y para todxs. Si aún no lo lees, ve hacia allá, para que no te lo pierdas. Entonces, continúo:
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Que la menstruación es una característica del ser mujer y que hay una sola forma correcta de menstruar.
No está de más repetirlo una y otra vez, hasta que nos quede claro. Lo digo y lo diré en cada espacio de educación menstrual que tenga. Ya lo dije hace un tiempo atrás en mi twitter, que vergonzoso que este proceso fisiológico se use como bandera separatista transodiante y transexcluyente. El ciclo menstrual es un signo vital más de ciertas corporalidades, pero no exclusivamente de las mujeres, porque las mujeres son diversas: mujeres sin útero, mujeres adultas tras la menopausia o en su vejez, mujeres con métodos anticonceptivos hormonales, mujeres con situaciones ováricas o de salud mental que ocasiona amenorreas. Y no sólo las mujeres diversas menstrúan, también muchos hombres trans, muchas personas trans no binarias y personas intersexuales. Su menstruación es parte de su cuerpo, no una característica que les convierta en alguien más, en una mujer, por ejemplo.
Somos personas menstruantes diversas y nuestra menstruación no es justificación del odio hacia lxs demás.
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Que las infancias y adolescencias no tienen erotismo.
Cuando menciono esto sólo recibo crítica tras crítica sobre cómo es que estoy utilizando mal el término “erotismo”, sin embargo, es importante mencionar que erotismo va más allá de los exigentes pasos de: deseo, excitación y orgasmo, y nos enfocaremos también en el placer.
En cada etapa del desarrollo, incluyendo la etapa de gestación, vamos explorando nuestro erotismo. Esto no quiere decir que vamos aprendiendo o adquiriendo un escaloncito más hasta llegar a la cúspide del erotismo, porque eso no existe. La exploración es parte de conocernos y cuidarnos. Desde chuparnos el dedo en el vientre de mamá/persona que nos gesta, hasta cagar, ser amamantadxs, explorar objetos con la boca, comer nuestros platillos favoritos, dormir, bailar, cantar, acariciarnos, masturbarnos, etcétera; hasta compartir prácticas placenteras con lxs demás: abrazos, besos, tiempo de escucha y expresión emocional, cuidados, caricias, masturbación en pareja, coger, hacernos cucharita, etc.
Cada práctica y expresión erótica varía según los deseos de las personas, por ejemplo, las infancias nos abrazan, nos cuentan sus fantasías (como que se les antoja el helado más grande del mundo) y hasta se masturban con sus peluches o con sus amiguitxs del kínder con el fin de compartir lo que les genera placer, no se preocupen, no es nada malo, sólo recuérdale que la masturbación es algo para elle y con seguridad e higiene. Las adolescencias y juventudes también tienen sus actividades de disfrute, y sí, también cogen con sus homólogxs. Esto no quiere decir que están más expuestxs a las violencias sexuales, al contrario, si les damos información y les ayudamos a construir espacios seguros para expresar su erotismo, podríamos prevenir muchos escenarios de violencia sexual o riesgos en su salud sexual y reproductiva.
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Que la deconstrucción a la imposición monógama y de amor romántico es el poliamor.
La verdad el poliamor no es antónimo de monogamia. Ambas son prácticas relacionales, una tan relevante y válida como la otra.
Cuando entré a los feminismos, comencé a escuchar más sobre el término “poliamor”, investigué un poco más y dije: claro, se parece a lo que a mí me gusta, o sea, compartir mis afectos y erotismos con diversas personas sin una jerarquización relacional y sin replicar las normas monógamas. Después descubrí más y más términos dentro de las prácticas no-monógamas y supe que no entro en ninguna categoría. Soy una persona no-monógama que todo el tiempo va conociendo más sus deseos, límites, expectativas y fantasías sexuales.
En estos espacios muchas personas se sentían confundidas, creían que para renunciar a las exigencias de la monogamia tenían que llevar practicas poliamorosas, o se sentían mal por tener relaciones de noviazgo cerradas o matrimonio. Y la verdad es que monógamxs o no-monógamxs, podemos cuestionar y destruir la hegemonía del amor romántico y la monogamia. No tienes que renunciar a lo que te gusta para “deconstruirte”, sólo reconocer que no a todas las personas nos gusta lo mismo, que cada quién tiene sus expectativas y que se ajustan según cada contexto y experiencias.
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Explorar para encontrar enfermedad
Yo me toco y me observo para sentir rico, porque es placentero y porque eso me ayuda a ver cómo mi cuerpo cambia y si aparecen signos que debo checar con los diversos especialistas.
Muchas campañas de salud se basan en: búscate la enfermedad. Tócate los pechos para buscar anomalías, ve tus genitales y sus secreciones por si hay signos de infección, hazte pruebas para ver si hay ITS, etc. Y lamentablemente esto genera miedo, temor a encontrar la enfermedad o la infección, por lo tanto, no lo haré, no estoy listx para eso.
Para evitar esas repercusiones, es mejor tocarnos porque nos gusta, observarnos con placer, reconocer cada parte de nuestro cuerpo desde la comodidad. Tocar mis pechos, porque se siente rico, no porque puede haber cáncer, por ejemplo. Tocarnos no es, sencillamente, masturbarnos. A algunas personas no les gusta masturbarse y eso está bien, pero eso no les impide tocarse y explorarse.
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El placer no sólo es genital, penetrativo, ni necesita a otras personas para sentirlo.
Como lo mencioné anteriormente, el placer lo encontramos en diversas actividades, no sólo en mis zonas erógenas genitales ni al coger o relacionarme con lxs demás. Mi cuerpo siente, hasta en actividades que no requieren caricias como bailar, cantar, cocinar, ver películas, cuidar plantas, etc. Mi cerebro exclama placer cuando como mi platillo favorito, huelo algo delicioso, veo algo bonito, escucho algo agradable y siento el aire mientras hace calor. El placer también lo encuentro en respuestas naturales del cuerpo: comer, cagar, orinar, descansar y dormir.
El placer es la consecuencia de muchos estímulos y actividades, el placer es una acción que cualquier persona en cualquier cuerpo puede decidir y sentir.
Cuando comparto el placer en pareja, trío u orquesta sinfónica, puedo hacerlo desde diferentes formas, no sólo con prácticas penetrativas (pene-vagina/ano, juguetes-vagina/ano, pene-boca). También puedo llevar a cabo todas las actividades placenteras que se nos ocurra, hasta en la distancia, incluso si no es a cuerpo desnudo. Las posibilidades son infinitas, sólo basta con usar la imaginación y creatividad.
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Me hago pruebas de ITS para saber si estoy “enfermx” y tengo la obligación de decirle a mi pareja si salgo positivo.
Las pruebas de salud sexual son herramientas de autoconocimiento y autocuidado, porque así puedo detectar a tiempo alguna ITS y recibir un tratamiento oportuno y adecuado. Si salgo negativo, aun así, puedo acceder a estas pruebas cada año o cada 6 meses, dependiendo los estilos de vida y el grado de exposición.
Las pruebas de salud sexual no son para elegir una pareja, para que me acepten en un trabajo o convocatoria académica, mucho menos para ser discriminados por nuestro diagnóstico.
Las pruebas de salud sexual son privados y confidenciales. No es mi obligación compartirlas con nadie, mi médicx o asesorx de salud sexual tiene la obligación ética de no divulgar esta información y yo tengo el derecho a la privacidad. Compartirlo con las personas en mi vida es una decisión personal que se respeta, y sólo yo sé las razones por las que lo comparto. De todas formas, si lo comparto o no, los métodos de cuidado y prevención de ITS deben ser las mismas para todxs.
Y como no me gustan los números impares, agregaré un último punto. Aun así, debo aclarar que hay muchas cosas más que debemos sacar de la educación sexual. Como lo dije al inicio, es un ejercicio desde las experiencias y situaciones que a mí me atraviesan. Es posible que no nombre otras cosas relevantes, porque no las reconozco, sin embargo, tengo el (auto)compromiso ético de seguir aprendiendo y desaprendiendo.
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Quienes habitan y existen en corporalidades no hegemónicos también tienen sexualidad.
Obviamente, pero no fue ni ha sido tan obvio para el sistema blancocentrista, gordo-odiante y colonialista. La construcción de la sexualidad se ha hecho a partir de corporalidades hegemónicas: blancas, delgadas y con estatus socioeconómicos y políticos aceptables y normados.
Desde la construcción de la medicina que se encarga de la salud sexual, utilizando cuerpos de mujeres negras para experimentar y crear lo que ahora conocemos como herramientas ginecológicas, hasta prohibir la gestación a cuerpos gordos y negarles derechos de atención a su salud sexual.
También el placer y los afectos han estado prohibidos para estas corporalidades, porque no son merecedores de lo que unx morrx blanco puede tener. Ese prohibicionismo sigue vigente, como la infantilización de personas indígenas que, según, sólo son casadxs y embarazadxs a la fuerza y bajo ignorancia, o como el rezago de las personas gordas en las relaciones erótico-afectivas.
Tampoco tienen representaciones útiles, ni información ni herramientas para su propia sexualidad. Esto es una violación a sus derechos sexuales y reproductivos.
Su sexualidad es lo que son, ellxs existen y resisten con placeres y amores, en este sistema que busca invisibilizar y odiar su existencia.
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Esta es la primera parte de esta columna, espera la próxima el 23 de marzo.
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