A semanas de su partida, bordadoras por la paz, madres de personas desaparecidas y familiares de Tere Sordo Vilchis le rindieron un homenaje en el Parque Revolución (Parque Rojo) de Guadalajara, Jalisco; lugar donde Tere bordó cientos de pañuelos para que las víctimas de la llamada guerra contra el narcotráfico jamás fueran olvidadas.
Por Darwin Franco / @DarwinFranco
Llegar a bordar sin Tere fue difícil. Estar en el llamado Parque Rojo donde ella bordó empatía, sororidad, amistad, solidaridad y memoria fue sumamente complicado para cada una de sus compañeras bordadoras y para las familias de personas desaparecidas que tuvieron su primer contacto con Tere a través del proyecto Bordando por la Paz Guadalajara que, durante varios años, se desarrolló en este parque público.
Para quienes estuvieron presentes era inevitable recordar y comentar alguna de las múltiples vivencias que tuvieron con Tere Sordo, pues si algo podemos destacar de ella es que supo bordar una comunidad de personas empáticas y comprometidas con el dolor de a quienes la violencia les arrebató y desapareció a sus seres queridos.
Y es que Tere, como expresara su esposo Guillermo, hizo todo por “pura solidaridad y amor”, pues estaba comprometida con el bordar los nombres de todas las víctimas de la violencia, pero también lo estuvo con ayudar a que las madres buscadoras de Jalisco -primero con Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco (FUNDEJ) y después con Por Amor A Ellxs– emprendieran su lucha hasta que pudieran ver regresar a sus seres queridos.
Así lo reconoció en este acto memorial, Esperanza Chávez de Por Amor a Ellxs cuando al tomar la palabra precisó: “Tere fundó este colectivo, y Tere nos ayudó siempre a buscar a los nuestros (…), incluso, en nuestras camisas aún llevamos ese primer logo que nos hizo cuando surgimos como Por Amor A Ellxs”.
Y es que Tere Sordo para las familias de este colectivo siempre fue un impulso, pero también un bálsamo; por ello, también le reconocieron todo el apoyo que les dio para impulsar el proyecto “Ausencias” en el DIF Guadalajara, acción institucional que brinda ayuda a todas las familias que tienen un ser querido desaparecidos.
Este programa es ahora una acción estatal que, si bien debe ajustarse, permite a las familias acceder a una serie de apoyos socioeconómicos y de contención psico-emocional.
El homenaje, desde luego, también implicó tomar pañuelos y bastidores para bordar como Tere y las bordadoras nos enseñaron: en rojo, las víctimas mortales, y en verde, las personas desaparecidas.
Y así fue como decenas de personas tomaron de nuevo la memoria de las víctimas entre sus manos para nombrarles, lo cual permitió recordar a Tere Sordo en cada puntada. Las y los presentes le recordaron por su cabello rojo, su cigarro inacabable, su gran sentido del humor, pero sobre todo por su gran humanidad y solidaridad, pues muchas de las acciones de memoria, paz y búsqueda que hoy tenemos en Jalisco fueron y han sido posibles porque su ingenio, perseverancia y lucha.
Por ello, se dejó escuchar con fuerza una de las frases más emblemáticas de Tere: “A huevo compañeras”, expresión que usaba cuando reconocía un logro de las luchas que acompañaba con generosidad, tiempo y mirada crítica.
Entre los planes futuros de quienes con Tere conformaron, el colectivo Bordando por la Paz Guadalajara, está el retomar los domingos de bordado, pero también conseguir un espacio en algún museo de la ciudad para que ahí, de forma permanente, puedan prevalecer los pañuelos y el legado que Tere y ellas bordaron por todas y cada una de las víctimas de la violencia de Jalisco.
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Aquí algunas postales de la acción memorial por Tere Sordo Vilchis.