En el marco del Día de la Mujer Trabajadora, la Red de Defensoras Laborales Unidas en la Maquila (RedDLUM), denuncia que son pocos los centros de trabajo que cuentan con un protocolo que atienda, sancione y erradique el acoso y el hostigamiento que viven miles de mujeres en estos espacios.
Si bien existe una reforma laboral, publicada en mayo de 2019 en esta materia, “el problema es que en ningún lado se especifican los pasos ni los lineamientos a seguir para elaborar estos protocolos” señaló Aleida Hernández Cervantes, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Estas y más reflexiones se llevaron a cabo durante el foro “Actualización de los Derechos Laborales de las Mujeres” organizado por la RedDLUM.
Por Samantha Anaya / @Sam_An16
Ilustración de portada: UN Women / Yihui Yuan.
Cuando se habla de derechos laborales de las mujeres en México “los esfuerzos políticos y de la legislación son importantes, pero el principal esfuerzo para lograr un cambio substancia es y ha sido de las trabajadoras”, sentenció Aleida Hernández Cervantes, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), durante el foro “Actualizaciones de los derechos laborales de las mujeres” organizado por la Red de Defensoras Laborales Unidas en la Maquila (RedDLUM).
En ese sentido, señaló que la conquista de estas garantías laborales han sido el resultado de largas luchas; sin embargo, en el caso de México “es importante que las leyes y reformas no sólo queden en el papel, sino que sean útiles para la vida real, y en la mejora de esta”, expuso Hernández Cervantes.
La investigadora de la UNAM explicó que la reforma laboral de 2019 que enmarcó los acuerdos pactados en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), significó un avance en materia de derechos laborales, específicamente sobre tres ejes: 1) el establecimiento de procedimientos para que las y los trabajadores conozcan y sean proactivas y proactivos en estos procesos; 2) la creación del sistema de verificación de las elecciones a líderes sindicales; y 3) la creación del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral.
Mencionó además que la reforma también trajo consigo “un importante avance en las políticas de igualdad de género en los centros de trabajo”. No obstante, cuestionó que, si bien la reforma llama a las empresas a contar con protocolos para erradicar y prevenir los casos de violencia, acoso u hostigamiento sexual, la realidad “dista mucho de lo establecido en el papel”.
“Son pocos los centros y empresas que cuentan con un protocolo para erradicar la violencia de género y muchos menos cuentan con mecanismos de evaluación, ni con personal capacitado para tratar los casos de hostigamiento desde una perspectiva de género” manifestó.
Ester* ha trabajado durante 14 años en la industria textil en Aguascalientes, lo ha hecho para la misma empresa y gana diariamente $450 pesos mexicanos. Desde que llegó a la empresa, su líder sindical siempre ha sido la misma y, por lo tanto, nunca ha tenido la oportunidad de votar por alguien distinto que sí vea por los intereses de las y los trabajadores: “ella nos dice que no tiene la obligación de consultarnos ni tomar en cuenta nuestra opinión”, narró.
También mencionó que el hostigamiento por parte de los jefes de área es constante y a pesar de que existen quejas de las empleadas, estas prácticas continúan sin que ningún directivo o su líder sindical pongan un alto a estas prácticas.
Desde Coahuila, Aurora*, que ha trabajado desde hace años en una maquiladora, denunció que en su trabajo ha vivido “situaciones de abuso de confianza, en el sentido de que uno de los jefes me ha pedido varias veces lave los baños, a pesar de que ese no es mi trabajo”.
Con ello, expuso que durante este tiempo, al menos dos mujeres ha sido víctima de violencia sexual “una de ellas entró al baño cuando ya todos nos habíamos ido a comer, entonces dos empleados entraron al mismos baño y trataron de violarla, si no fuera porque entró una señora del aseo sabe qué hubiera pasado; otra de las chicas fue abusa en un camión de la empresa cuando ya todos se habían bajado, entonces ella se quedó dormida en la parte de atrás del autobús y el chofer trató de violarla” contó.
Por su parte, Erika*, quien ha trabajado en la industria electrónica en Jalisco por más de 30 años, expuso que desde hace 8 años ella y sus compañeras fueron obligadas a dejar de trabajar para la empresa y, en su ligar, les subcontrató un agencia, esta situación terminó por violentar sus derechos laborales, entre estos, su antigüedad: “todos mis años de trabajo se perdieron” dijo. Luego de esta situación comenzaron a organizarse.
Finalmente, Jessica*, desde Morelos, mencionó que tras sufrir una serie de violaciones a sus derechos como trabajadoras, en la empresa en la que labora decidieron exigir a sus empleadores respeto y garantías mínimas para ejercer su trabajo de manera digna “muchas de nosotras íbamos a trabajar enfermas, porque si no nos descontaban el día, o incluso las podían despedir”.
Lamentablemente, la renuncia de los grandes empleadores y el sistema capitalista, provocó que luego de un tiempo despidieran a Jessica junto con otras empleadas y empleados: “el dueño decía que prefería cerrar la empresa a garantizar las derechos que por ley nos corresponden. Terminó por despedirnos a muchos”.
De acuerdo con Hernández Cervantes, prevalecen importantes asimetrías entre mujeres y hombres dentro de los centros de trabajo, entre estas destacan: las jerarquías que privilegian principalmente a los hombres dentro de los espacios laborales; la brecha salarial; así como, la discriminación y la violencia de género. Puntualmente se refirió a las dobles o triples jornadas de trabajo que enfrentan las mujeres, quienes dedican su tiempo a las labores de cuidado familiar y del hogar; esta situación, a decir de la investigadora, condiciona el tipo de empleo al que pueden acceder, pues tan solo el 44% de las mujeres trabajadoras en edad de trabajar participan en el mercado laboral actual. Esta cifra contrasta con el 88% de los hombres que sí forman parte de la fuerza de trabajo del país.
Al respecto, advirtió que las mujeres mexicanas tienen cuatro veces más probabilidades de ser excluidas del mercado laboral respecto a los hombres; esta asimetría genera que el 66% de las mujeres se dediquen a la realización de trabajos informales sin prestaciones de ley.
Frente a este contexto, Hernández Cervantes destacó que el Estado mexicano mantiene una deuda pendiente en materia de “justicia laboral” hacia las mujeres trabajadoras del país, pues éste es responsable de vigilar que las empresas nacionales y transnacionales den cumplimiento y respeten sus derechos humanos laborales, así como, su derecho a una vida libre de violencia.
*Para procurar la integridad de las exponentes, sus nombres han sido modificados para fines de esta nota periodística.