Piatsaw fue el primer hombre de la mitología Sápara que profetizó el fin de la cultura de su pueblo. Este trabajo fotográfico cuenta la resistencia que han librado los pueblos indígenas de la Amazonía Ecuatoriana contra empresas extractivistas que amenazan su territorio
Por Nicola Ókin / Pie de Página
ECUADOR.- Hace una década, un grupo de aldeanos amazónicos obtuvo una histórica victoria legal contra una de las empresas más poderosas del mundo: Chevron.
En 1964, la empresa petrolera Texaco (ahora Chevron) llegó a Ecuador con una concesión de 1.5 millones de hectáreas en las provincias de Sucumbíos y Orellana de la selva amazónica. En aquel entonces extraía petróleo en 450 mil hectáreas en su poder.
Cuando la empresa llegó, los únicos habitantes de la región formaban parte de comunidades indígenas ancestrales de la selva. Los colonos llegaron en la década de 1960 con la promesa de ganar tierras y una vida mejor.
El gigante petrolero admitió en la corte haber vertido 19 mil millones de galones de crudo y productos químicos dañinos directamente en ríos y piscinas sin recubrimiento durante décadas. Esto, en una región especialmente biodiversa de la selva tropical ecuatoriana. Fue una medida intencional que le ahorró a la corporación cerca de 2 dólares por cada barril de petróleo que extrajo.
También constituyó uno de los mayores desastres petroleros que el mundo haya visto. La empresa contaminó un área de unos 4 mil kilómetros cuadrados, amenazando la vida y los medios de subsistencia de numerosas comunidades indígenas, pequeños agricultores e innumerables especies de flora y fauna. Según la empresa, en la zona donde se trabajó no había presencia humana, descalificando principalmente la presencia de los indígenas.
Durante todo este tiempo, los habitantes de la región sufrieron las consecuencias de la extracción. Su salud y su futuro se vieron afectados por los contaminantes presentes en el suelo y en las aguas subterráneas en cantidades superiores a las permitidas en Ecuador, y hasta hoy permanecen en el entorno de la zona de concesión.
Cientos de piscinas de desechos todavía se asientan, lixiviados aguas tóxicas que viajan a dondequiera que vayan las lluvias, transportando metales pesados, como el mercurio y el cadmio, hidrocarburos de petróleo y otros aditivos contaminantes que tienen graves consecuencias para la salud.
Tras estos hechos, los pueblos originarios de la Amazonía ecuatoriana, amenazados por las continuas concesiones a empresas extranjeras para actividades extractivas, actuaron con diferentes metodologías de defensa en contra de ellas y del gobierno.
Las actividades extractivas no sólo amenazarían la selva, también privarían a los nativos de sus tierras, así como de sus identidades y tradiciones. Los territorios de los Shuar son ricos en cobre y oro; más al norte, en la provincia de Pastaza y Orellana donde viven Sápara y Kichwa, la amenaza viene de la extracción de petróleo. La victoria del pueblo nativo Kichwa de Sarayaku contra el Gobierno ecuatoriano, el ataque a Nankintz por parte de las autoridades en defensa de las mineras y el posterior desalojo de Tsumtsuim, son los temas centrales que componen este documento sobre la resistencia y la lucha de los pueblos amazónicos en Ecuador.
Nicola “Ókin” Frioli, Rimini, Italia en 1977. Educado en las disciplinas artísticas desde el Liceo, en 2006 hizo sus primeras publicaciones sobre temas culturales de México, país que lo acoge desde 15 años como residente y donde vive con sus dos perras.
Ha trabajado como fotógrafo freelance para: National Geographic, Washington Post, Time Magazine, Geo, Stern, The Guardian, El País Semanal entre otros, y en revistas y sitios de fotografía como GUP Magazine, British Journal of Photography, l’Oeil de la Photographe. Su trabajo como fotógrafo ha sido reconocido internacionalmente con el premio 2021 del Zoom Photography Festival Sarigay y
Shortlisted en el premio periodístico alemán Nannen Preis 2019.
Fue reconocido como “Autor del año” y recibiendo el primer lugar en categoría “Documental” en Alghero Photo Award 2018.
En 2014 recibió 2 Menciones Honoríficas en el International Photography Award;
Obtuvo el 1er lugar en Pride Photo Award 2013 y fue finalista en Picture of the Year Latam en 2011.