Positivo: ni modo, ya tocaba

La calle del Turco

Por Édgar Velasco / @TurcoViejo

Sin duda, la noticia más comentada ayer —al menos en estos lares— fue la del anuncio de Enrique Alfaro sobre su resultado positivo en la prueba de covid-19. Tratándose de un gobernante que gasta tanto en comunicación —en su caso el eufemismo “invierte” es innecesario: lo suyo es un vil gasto que raya en el dispendio— resulta imperdonable que le permitan emitir mensajes tan pobres para dar a conocer un asunto de una importancia no menor.

Supongo que no hubo dinero del erario suficiente para convencer al equipo de La Covacha a ir a grabar a Casa Jalisco y exponerse al contagio, así que el gobernador influencer tuvo que sacar a relucir sus dotes de youtuber de petatiux con un autovideo en el que, por el encuadre, se parece más al Tío Lucas de Los Locos Adams que al protohombre fundador de la Nueva Jaliscia. Luego salió todo fachoso, enfundado en una chamarra deportiva de los Charros de Jalisco, supongo que para proyectar la idea de aislamiento en casa. Se ha de imaginar que todos andamos en pijama.

Pero esas son cosas sin importancia. Lo que me parece realmente alarmante, por los mensajes que según mi parecer proyecta, es el discurso. 

Primero, dice no tener síntomas cuando se escucha claramente constipado. No obstante, es lo de menos: parece que Enrique Alfaro lamenta tener covid sin síntomas, incluso se confiesa extrañado con el resultado de la prueba. “La vedad me sopendió la noticia poque no tengo ningú sítoma”, dice con una voz más parecida a la de Miguel Castro que otra cosa, sorprendiéndose de algo que se ha informado desde el principio: ¡hay casos asintomáticos de covid-19!

“Aguanté casi dos años sin contagiarme”, dice el gobernador, como si contraer el coronavirus en cualquiera de sus variantes fuera un asunto de voluntad y no del caprichoso azar. ¿Por qué no aguantaron sin contagiarse las 440,048 mil personas con resultado positivo de las que se tiene registro en el estado? ¿Por qué no aguantaron las 17,779 personas que han perdido la vida? Seguramente porque no tuvieron la inquebrantable voluntad de Alfaro o porque claramente querían dañar a Jalisco. Remata su ¿idea? con un “y bueno, hoy me tocó”. ¿Qué le vamos a hacer, veá? Termina su video con mandando “un saludo” y con un optimista “vamos a salir delante de esto”. Supongo que está esperando que todos los neojaliscios trabajen en equipo en su recuperación, o algo.

En el video omite mencionar su asado con los jugadores y cuerpo técnico del Atlas, ocasión en la que pudo haberse contagiado o, vaya cosa, donde él pudo ser el agente que contagiara a otras personas. Omite recordar su visita al Mercado del Mar. Omite la reunión de la mesa de seguridad. Omite la reunión y posterior rueda de prensa de la mesa de salud. Aunque para su mala suerte le tocara covid chafa, de ese sin síntomas y que no se siente, en todas esas actividades Enrique Alfaro pudo estar contagiando gente. Lo mínimo que hubiera esperado uno sería una disculpa dirigida a esas personas que se expusieron por su responsabilidad. Pero hombre, si ni siquiera dirigió un mensaje a su equipo de trabajo y más bien parece echarles la culpa…

El video de Narciso tampoco tiene espacio para recordar la importancia de recibir la vacuna y su refuerzo o para reiterar la importancia de extremar medidas, sobre todo en un periodo en el que los contagios no se detienen sino que, por el contrario, avanzan implacablemente y, al mismo tiempo, es imposible guardar un confinamiento debido a que las actividades tampoco paran. Está bien, ya tuvimos suficiente de parones, pero algo se tiene que hacer para contener el avance de la enfermedad. 

Pareciera que ahora la estrategia es la resignación: ya, nos va a dar, no podemos hacer nada, sólo rezar para que no nos dé fuerte. En ese sentido, es muy elocuente el tuit/post que acompaña el video: “Ni modo, ya me tocaba”, escribió la persona de Indatcom que le lleva la cuenta al gobernador y a la que le pagan miles de pesos para derrochar sensibilidad de poeta —¿se acuerdan del post de Facebook que hizo famoso al elefante de peluche de Natalia, su hija, de quien ayer se dijo que también salió positiva? Por cierto y a propósito de ese post: ¿ya podemos contar a Enrique Alfaro entre “los pendejos que siguen sin entender”, como publicó en su cuenta en los albores de la pandemia?

La salud —física y mental— de las personas que gobiernan no es tema menor. Nos guste o no, de su buen estado depende cómo marchan las cosas en un municipio, un estado o el país, y una comunicación como la que salió ayer no debe tomarse a la ligera, aunque en teoría no haya nada de qué preocuparse. 

Para mí, las señales que envía Alfaro en lo que dice reiteran lo que se sabe de él —desdén por el otro, megalomanía y una enfermiza necesidad de saberse bendecido—, pero lo que no se dice en el video también dice cosas alarmantes como, por ejemplo, el robo en despoblado que es el despilfarro en comunicación de este gobierno.

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Édgar Velasco Reprobó el curso propedéutico de Patafísica y eso lo ha llevado a trabajar como reportero, editor y colaborador freelance en diferentes medios. Actualmente es coeditor de la revista Magis. Es autor de los libros Fe de erratas (Paraíso Perdido, 2018), Ciudad y otros relatos (PP, 2014) y de la plaquette Eutanasia (PP, 2013). «La calle del Turco» se ha publicado en los diarios Público-Milenio y El Diario NTR Guadalajara.

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