José Luis Arana Aguilar fue desaparecido el 17 de enero de 2011 en Tonalá, Jalisco. A 11 años de su desaparición, su madre le ha buscado sin descanso.
Su búsqueda la llevó a fundar -junto con otras madres- el primer grupo de búsqueda de las y los desaparecidos en Jalisco: Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos en Jalisco (FUNDEJ).
Por Darwin Franco / @DarwinFranco
Foto portada: Christian Cantero / @ChristianChMalv
Lupita tiene 11 años buscando a su hijo, José Luis Arana, quien fue desaparecido el 17 de enero de 2011 en Tonalá, luego de salir manejando su camioneta de una gasolinera.
Este hecho han sido relatado por su hermana de la siguiente manera.
Guadalupe Aguilar, hasta la fecha, ha sido la artífice de toda la información que se ha generado sobre la búsqueda de hijo, aunque al principio no fue así porque ella confío en la autoridad. Cuando José Luis fue desaparecido, ella y su familia tuvieron que esperar 72 horas porque las autoridades les dijeron que “eso marcaba la ley”. Hoy saben que no es así.
También retiraron de redes sociales la foto de Pepe porque “eso entorpecería las investigaciones”, hoy saben que esto fue un error. Así esperaron hasta aquel 15 de abril de 2011 cuando Lupita decidió salir a buscar a su hijo cansada de recibir nada de las autoridades.
Lupita fue de las primeras madres buscadoras que en el país increpó al ex presidente Felipe Calderón sobre los desaparecidos tanto en México como en Jalisco. Fue un 7 de septiembre de 2011 cuando armada de valor lo interrumpió para pedirle le ayudara a encontrar a José Luis. Calderón la escuchó, prometió ayudarla, pero todo quedó en promesas.
Ha “vivido las de Caín” porque ha hecho cosas inimaginables por encontrar a su hijo: es asidua visitante de la morgue, ha estado presente en las exhumaciones de las diversas fosas clandestinas encontradas en Jalisco, se ha entrevistado con procuradores, peritos e, incluso, con los que presuntamente se llevaron a José Luis.
Como muy pocas, Lupita, conoce los recovecos del sistema de justicia local, pues ha mostrado sus ineficiencias en el registro de los desaparecidos, sus imprecisiones al momento de identificar a las víctimas y los constantes obstáculos que les ponen a las familias cuando, pese al miedo, deciden no sólo levantar las denuncias sino hacer ellas mismas las investigaciones.
Fue ella, y no la Fiscalía, la que localizó y trajo a Jalisco la camioneta en que desapareció su hijo, pues de tanto buscar logró encontrarla en un corralón en Manzanillo, Colima. El vehículo estaba ahí desde el 2 de marzo de 2011 relacionado con una balacera, pero nadie investigó nada a pesar de que la camioneta tenía reporte de robo desde enero de ese año.
Lupita viajó hasta Manzanillo y, como pudo, logró entrar al corralón para revisar el auto. Ahí encontró ropas de su hijo, manchas de sangre y los recibos que comprueban que el vehículo salió de Jalisco hacia Colima, el mismo día de la desaparición. Exigió a las autoridades que viajaran para realizar los peritajes correspondientes y trasladar la camioneta a Jalisco, ni una ni otra cosa pasó.
Fue ella quien con su dinero, en junio de 2011, trajo la camioneta para que los peritos jaliscienses la pudieran examinar. La camioneta fue regresada a la familia: “pero descubrimos que el peritaje no ha sido integrado a la averiguación previa”, comentó Lupita, para quien esto fue una grave omisión.
A esa se le han sumado cientos de dilaciones de la justicia que le han hecho perder tiempo y esfuerzo en la búsqueda de Pepe.
Desde aquel 17 de enero de 2011, Lupita y las madres que integran Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco (FUNDEJ) han ayudado a decenas de familias a buscar y encontrar a sus amores desaparecidos; esa labor ha mantenido a Lupita firme en sus exigencias y en la búsqueda de Pepe al que lleva en todos lados para mostrar su rostro en cada uno de los cientos de eventos en lo que ha participado para denunciar que las autoridades no han hecho lo suficiente para buscarlo.
A 11 años, Lupita no deja de luchar porque se localice a Pepe como sea que éste se encuentre, pues lo que ella quiere es tenerlo consigo junto a su pecho como tantas veces lo ha estado cuando ha salido a marchar y a gritar con todas sus fuerzas: “Vivos se lo llevaron, vivos los queremos”.
Mi caso es parecido al de Lupita, mi hijo Mario Rubicel Ross May fue objeto desaparición forzada el 22 de septiembre del 2016 a la a la fecha la fiscalía ni siquiera ha integrado la carpeta de investigación, así como Lupita he dado muchas vueltas he caminado mucho buscando a mi hijo sola, aquí en Tabasco no hay grupo de búsqueda.