Abril: La ciudad que asfixia al bosque

#Anuario2021

Por Gabriel León / Territorio

Abril

En abril de 2021, la pandemia cumple un año de haber registrado sus primeros casos en el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG). El Gobierno de Jalisco avanza en los procesos de vacunación y el semáforo epidemiológico seguirá en verde en Jalisco, por al menos, una semana más.

Al mismo tiempo, el Área Natural Protegida (ANP) Bosque de la Primavera se envuelve en rojos, naranjas y amarillos; ahí se desarrolla uno de los incendios más extensos en cinco años: el fuego que comenzó el 1 de abril en Las Canoas consumió 4 mil 926 hectáreas (ha), es decir, el 16% de su superficie. Una semana y media más tarde, el 13 de abril, se registraría el cuarto lugar con más afectación en los incendios registrados en el La Primavera desde 1998.

El segundo incendio del mes causó 50 horas de emergencia atmosférica sobre el AMG, ya que comenzó en el paraje Los Volcanes, donde había mayor cantidad de combustible forestal acumulado, por lo tanto la severidad fue peor pese a que el combate contra el fuego fue de menor duración. En redes sociales circulan fotos de un cielo rojo y gris, en las colonias más cercanas a los límites del ANP llueven cenizas y más de 500 brigadistas combaten el fuego; fue declarado liquidado el 19 de abril, tras consumir 2 mil 384 ha.

Pero estas son solo las consecuencias más inmediatas que sufrirá el Bosque de la Primavera y las colonias de los municipios colindantes al “pulmón” de la tercera metrópoli más grande del país.

El Bosque de la Primavera tiene una extensión de 35 mil 500 ha, y se ubica en los territorios de Tala, Tlajomulco de Zúñiga y Zapopan. En los últimos cinco años se han quemado 18 mil 170 ha, es decir, más del 50% del ANP y han ardido al menos tres de cuatro zonas núcleos. 

El ANP alberga más de mil especies de flora, 47 de algas, 244 de hongos, seis especies de peces, 20 de anfibios, 49 de reptiles, 59 de mamíferos, 205 de aves (entre ellas dos en peligro de extinción) y existe desde hace 140 mil años.

Desde 1998 hasta 2021 se han incendiado 71 mil 734 ha del “pulmón” metropolitano, esta cifra es el equivalente al 239%; en otros términos: es como si todo el bosque se hubiera quemado 2.4 veces (solo el 10% del bosque no se ha visto afectado por el fuego).

“Lo grave es la frecuencia con la que se están dando los incendios. Esta tendencia nos está diciendo que cada 10 años se quema el equivalente a la superficie total del Bosque de la Primavera”, dice Pedro Alcocer, fundador de la asociación Anillo Primavera.

Aunque no ha habido pérdidas humanas directas por los incendios, sí ha habido brigadistas lesionados en el combate al fuego; además debido a la cercanía de los fraccionamientos o asentamientos urbanos irregulares, el fuego se combate en las periferias del Bosque y las llamas se extienden hacia adentro.

Pero así se anuncian las consecuencias que llegan con la temporada de lluvias.

La primavera que no es primavera

Para comenzar a entender la relevancia del lugar donde “siempre es primavera” y sus afectaciones para los más de 4.5 millones de ciudadanos en el AMG, el profesor investigador de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Arturo Gleason, explica que el Bosque es el principal regulador del clima para las ciudades.

Gleason, quien se ha dedicado al estudio de la hidrología y la hidráulica del AMG, habla de la flora “como una esponja que permite la absorción del agua por los mantos acuíferos debajo del suelo” y mantiene la humedad por más tiempo.

Sin embargo, “en el momento en que tú quitas (o quemas) los árboles y arbustos, ya no hay nada que conduzca el agua hacia adentro: el terreno se erosiona y provoca deslaves. Con el tiempo se vuelve un desierto”.

Aunque falta mucho tiempo para que el Bosque de la Primavera se convierta en un nuevo desierto del Sahara, así funciona la gravedad: sin árboles o plantas que disminuyan la velocidad del cauce con el que baja el agua de lluvia, suceden deslaves y son estos los que ya han cobrado vidas humanas.

En 2019 se quemó Torreplanillas, tramo conectado al arroyo Culebra, el cual se desbordó ese año y causó un accidente donde murieron cinco personas arrastradas por la corriente; kilómetros abajo, por el mismo cauce, encontraron sus cuerpos.

En 2012, en la cuenca de Arroyo Seco, la corriente también fue más fuerte de lo habitual y una mujer adulta perdió la vida.

Este 2021 cambió drásticamente con el temporal de lluvia, tras haber sido uno de los años más críticos en cuanto a la sequía, debido al desbordamiento del Arroyo Seco, en julio, al menos 700 familias en 19 colonias de Zapopan sufrieron afectaciones severas en sus casas; algunos medios de prensa utilizaron cifras mayores a las 600 viviendas; además, un niño murió durante los deslaves. Como en cada tragedia, surgen las preguntas y avanzan hacia atrás.

¿A qué responden las autoridades? 

Tras el segundo gran incendio de abril, el gobernador Enrique Alfaro, quien había sido duramente criticado por la ciudadanía y medios de comunicación por haber salido de vacaciones mientras se desarrollaban los incendios, subió a un helicóptero para narrar el combate al fuego y aclaró que ninguna de las 20 localidades más cercanas al bosque corrían peligro por los incendios.

Anteriormente, el 16 de febrero de 2021, el mandatario estatal afirmó que su administración no es ajena a la situación ambiental de Jalisco: para prevenir un desastre ambiental grave, “nos hemos preparado para enfrentar la temporada de estiaje, en un año que será particularmente difícil.”

En seguida, el secretario de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet), Sergio Graf, informó que la anomalía climática “La Niña” provocaría el aumento de temperatura y el riesgo de incendios forestales.

En conjunto, ambos funcionarios presentaron la estrategia de combate que incluía a 146 brigadas de corporaciones públicas, conformadas por 1 mil 500 elementos, seis helicópteros en el AMG y el apoyo de las Fuerzas Armadas.

En el mismo video, el director de la Comisión Nacional Forestal, León Jorge Castañeda Martínez felicitó al gobierno estatal por destinar un presupuesto importante para la causa.

El Organismo Público Descentralizado Bosque de la Primavera (OPD) recibió en 2021, 27 millones 381 mil pesos, de los cuales se destinaron 19 millones 271 pesos a gastos personales, como la nómina de los trabajadores; 7 millones 191 mil fueron para los servicios generales y 2 millones 190 mil para la compra y mantenimiento de bienes inmuebles, restando 700 mil pesos para invertirlos en el bosque.

Y es que, aunque normalmente la protección de las ANP corresponda a la Comisión Nacional de las Áreas Naturales Protegidas (CONANP), el Bosque de la Primavera está a cargo del Gobierno de Jalisco, tras la firma de un convenio entre la CONANP y el gobierno, el cual se renueva en cada administración desde 1996.

Pero “entender el tema del bosque (de la Primavera) es muy complejo, sobre todo cuando se trata de los incendios”, comenta la activista y miembro de la Asociación Civil Unión de Colonias Puerta del Sur (UCPS), Tania Vázquez.

Sin embargo, la sociedad organizada ha aprendido a proteger al bosque para autopreservarse. Este fue el caso de Santa Anita Hills y la UCPS, que transformó un amparo que suspendía provisionalmente las obras en 60 ha, en una protección permanente a 1 mil 684 ha, gracias a otro tipo de presiones.

Durante años, se acusó a las inmobiliarias de ahorcar el bosque hasta instalarse dentro, pese a tratarse de un ANP, “fueron años de corrupción gubernamental que concedían cambios de uso de suelo”, según Gleason.

Pero “la naturaleza cobra factura” y las consecuencias naturales de los incendios y las pérdidas humanas y materiales presionan tanto al ANP como a la sociedad metropolitana para obtener respuestas y frenar el deterioro exponencial.

Tras un año en tribunales, el 26 de enero de 2018 se estrenó el Decreto del Cerro del Tajo, mismo que sembró en el bosque un precedente de defensa ante un interés inmobiliario que ponía en riesgo a miles; pero en cambio terminó siendo la primer Área de Restauración Ambiental, “una figura que ya se había contemplado, pero que nunca se había usado en el Bosque de la Primavera”, dijo Vázquez, la estratega detrás del decreto. Y es que los expertos coinciden en que las principales amenazas del Bosque somos nosotros.

Las presiones de urbanización pegada a los límites del ANP, no solo son los fraccionamientos y asentamientos irregulares, como a los que pertenecen las viviendas afectadas de Zapopan durante este año; también hay corredores industriales cercanos que generan una ‘isla de calor’ y disminuyen la humedad, invernaderos agroindustriales y actividades agrícolas dentro de él, como las cosechas de agave y ganadería local.

Tanto Vázquez como Alcocer afirman que 8 o 9 de cada 10 incendios son provocados por las actividades humanas: “el incendio de Canoas se sospecha que pudo estar relacionado con las actividades de los invernaderos, aunque no existe el peritaje que pueda comprobarlo”, dijo Alcocer.

Pero mientras se vigila una amenaza, hay otras que lo ponen en riesgo y que son más difíciles de regular: las visitaciones de convivencia en áreas protegidas, que reciben a 40 mil personas anualmente; el ciclismo que traspasa las rutas delimitadas y el hecho de que “solo el 20% del ANP le pertenece al Estado (de Jalisco), el otro 80% son dueños particulares”, comenta Tania Vázquez y agrega: “¿cómo le dices a un dueño particular ‘vamos a cerrar el bosque’?”.

Aunque el Estado ha puesto en marcha recursos legales que lo protegen, como la Ley General de Desarrollo Forestal, que impone una veda de 20 años ante un predio incendiado. Este fue reforzado por la Junta de Coordinación Metropolitana el 5 de mayo de 2021, cuando realizó la firma del Acuerdo para asegurar que los predios siniestrados por incendios forestales queden inhabilitados para cualquier cambio de usos de suelo en La Primavera.

Sin embargo, los incendios no son un tema jurídico, al menos no en teoría, pero sí en materia de prevención y concientización, pero, ¿cómo se podría educar a la población sobre algo que no se conoce? 

El Programa de Manejo del APN del Estado de Jalisco fue actualizado por última vez en el 2001, pese a tener que ser modificado cada cinco años dependiendo de las condiciones más recientes a las que se enfrenta el bosque.

El 6 de mayo de 2021 el Bosque de la Primavera volvió a arder, en esa ocasión se consumieron 2 mil 264 hectáreas en el paraje conocido como Ciudad Cajetes.

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