Desde entonces, ANV se ha convertido en una de las colectivas con mayor fuerza en el movimiento feminista a nivel nacional, así lo comenta Silu.
La colectiva se involucró en movilizaciones e incidencia para lograr la aprobación de la Ley Olimpia; denunciaron la candidatura de Félix Salgado Macedonio a través de campañas digitales; y lograron que se aprobara la Ley de Deudores Alimentarios en el estado de Oaxaca.
Sin embargo, el costo de organizarse para construir un país seguro, justo y digno para todas las mujeres y niñas mexicanas, es alto.
Tanto Silu como su manada, como ella les llama a las mujeres y adolescentes que luchan junto a ella, se ven amenazadas por la percusión política que ha emprendido el Estado mexicano a cargo de Andrés Manuel López Obrador, y de la cual ha sido víctima directa.
El 7 de noviembre del 2020, Silu fue detenida arbitrariamente, golpeada, y violentada psicológicamente por policías del Estado de México durante una movilización feminista.
Dos semanas después de este incidente, fue testigo de que la represión al movimiento feminista se materializaba en el ámbito judicial cuando 13 de sus compañeras recibieron citatorios por parte de la Fiscalía de la Ciudad de México.
Silu asegura que tan solo en la Ciudad de México hay entre 25 y 30 mujeres activistas con carpetas de investigación abiertas por delitos supuestamente cometidos en movilizaciones feministas. Estas carpetas se inician a partir de denuncias de perfiles de Facebook falsos que Silu y otras mujeres activistas aseguran, son creados por policías de la Ciudad de México.
El Estado de México: «Esto no es la CDMX en donde las dejan hacer su desmadre.»
El 7 de noviembre, Silu asistió a una concentración en Cuautitlán Izcalli con motivo del feminicidio de Ámbar Viridiana, asesinada a los 17 años.
Durante la manifestación, la policía del Estado de México respondió con extrema violencia deteniendo arbitrariamente a varias mujeres, y haciendo uso indebido de la fuerza durante las detenciones.
“Llegamos al punto de la glorieta en donde Ámbar fue vista por última vez, estaban las amigas de Ámbar, la rabia de escucharlas nos prendió a todas y decidimos cerrar la carretera. Previo al cierre ya habíamos hecho un altar en la glorieta con velas, cartulinas, y flores.”
“Empezamos a caminar en la carretera y a los 10 minutos empezaron a llegar las patrullas. No habíamos hecho nada, pero comenzaron a aventar gas lacrimógeno y muchas comenzaron a correr. A mí, un policía me agarró del cuello y otro de los pies, me aventaron a una patrulla.”
“Yo comencé a decir que no podían hacer eso, que teníamos derechos, pero por decir eso me empiezan a patear y golpear, me dijeron que lo que habíamos hecho era un delito. Me quitaron la capucha en la patrulla y me tomaron fotos desencapuchada y llorando. Me dijeron que iban a subir eso a las redes para que supieran quienes eran las que andaban haciendo desmadres. Nos dijeron que éramos unas perras.”
Durante la detención, Silu fue golpeada con un objeto que no logró identificar pero que le causó una herida en la cabeza, no fue hasta que la presentaron a la Fiscalía cuando se dio cuenta de que sangraba del cráneo.
Ella asegura que de no ser porque sus amigas de colectivas estaban al pendiente de ella, no sabe si la hubieran liberado ese mismo día o qué hubiera sucedido con ella.
“El terror psicológico que te meten este cañón, eso sí me causo problemas por más de un mes; tenía pesadillas, me salía del trabajo, lloraba, tuve ansiedad por meses.”
“Hay una frase que nunca se me va a olvidar que me dijo un policía: En la Ciudad de México si las dejan hacer sus desmadres, pero aquí no. Para mí esa frase representa ese odio que nos tiene la policía que está generalizado en todo el país y que se materializa en la represión directa cuando tienen a mujeres feministas que pueden agredir porque son pocas o no hay muchos medios presentes”
“Cuando llegué a mi casa no me podía mover, ha sido de los momentos de mi vida cuando más rota y triste me sentí. Llegaron mis amigas, me llevaron con una abogada del Zeferino y me tuvieron que poner dos puntos para cerrar la herida.”
“No quise denunciar, la abogada me dijo que lo hiciéramos, pero yo tenía mucho miedo de la foto que los policías me tomaron, saber que la policía tiene ese tipo de contenido da muchísimo miedo…te paraliza. Sabes que ya te identificaron y de lo que son capaces de hacer.”
“Desde ahí no puedo estar cerca de un policía, me genera muchísima ansiedad. El cuerpo tiene memoria y recuerda la agresión. Jamás volvería a acudir a una marcha en el Edo de Mex si no voy con todas mis amigas, las más cercanas, me da ansiedad acudir a manifestaciones sola.”
Silu también asegura que recuperarse del trauma provocado por estas violaciones a sus derechos humanos solo ha sido posible gracias a la contención de sus amigas y familiares. Sin este soporte emocional, ella comenta que no hubiera podido continuar con su lucha por defender la vida de las mujeres.
“Cada que hay un caso de brutalidad policial me pongo a llorar, porque a mí ya me pasó y sé que solo tuve suerte de que la policía no me golpeara tanto como por ejemplo a Victoria, que fue asesinada cuando la detuvieron 4 policías.”
“Cuando pasó lo de Cancún, que policías dispararon a mujeres manifestándose, fue una semana muy pesada, no podía dormir, pensaba en lo que me hubieran podido hacer. Es saber que en este país sobrevivir a encuentros con la policía puede ser solo cuestión de suerte. Es horrible pensar eso.”
“Yo pude seguir adelante porque tuve el apoyo de mi familia y mis amigas, pero hay morras que no lo tienen, hay morras que cuando el estado las detiene o les caen citatorios, se quedan solas.”
La persecución comienza
Dos semanas después de su detención, Silu fue testigo de que la represión al movimiento feminista se materializaba en el ámbito jurídico cuando 13 de sus compañeras recibieron citatorios por parte de la Fiscalía de la Ciudad de México.
Silu argumenta que la persecución política tiene como fin frenar el poder y alcance de las movilizaciones feministas que habían crecido desde el 16 de agosto del 2019 cuando se dio la histórica pinta del Ángel de la Independencia con frases históricas como la de “México Feminicida”; y que llegó a un punto máximo con la toma de la de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en la CDMX.
“Ya había mucha rabia acumulada, cuando todo explotó fue como decir, ¿no nos quieren tomar en serio? Pues los vamos a obligar. Fue la organización que nació en las calles.”
“Cuando se toma la CNDH en 2020, hubo una semana completa en que las feministas eran las heroínas de este país. En ese momento la capucha simbolizaba mucho heroísmo, fortaleza, y esa rabia en contra del gobierno. Aquí comenzó la persecución, al gobierno le dio miedo la organización de las mujeres.”
Silu cuenta que dos meses después de la toma de la CNDH comenzaron a llegar citatorios a activistas feministas, en los cuales se les acusa de delitos como robo, motín, agresión a terceros, incitación a la violencia, y otros delitos supuestamente cometidos durante movilizaciones feministas.
“Comenzaron a caer citatorios a muchas de las compañeras que frecuentaban la OKUPA. Las carpetas de estos citatorios son ridículas, están formadas por fotos de denuncias que proviene de un perfil falso de Facebook.”
“Las pruebas que la Fiscalía usa son también basadas en contenido que las morras comparten en Facebook como carteles que convocan a marchas pacíficas, tener fotos sosteniendo carteles con frases feministas, o compartir fotos de protestas.”