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Visitas a penales y revisión de tarjetas de identificación fueron algunas de las actividades que decenas de familiares en búsqueda de personas desaparecidas continuaron esta semana durante los trabajos de la VI Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas en el estado de Morelos. Sin embargo, las irregularidades y omisiones por parte de las autoridades estatales dificultaron sus labores
Texto y fotos: Estrella Pedroza / Pie de Página
MORELOS.- No siempre las personas que desaparecen son asesinadas. Algunas veces se les explota hasta la locura, o hasta que su cuerpo ya no resiste; otras ocasiones son encarceladas después de inculparlas de delitos que no han cometido.
Esto lo saben muy bien las expertas en búsqueda, quienes son madres, hijas y hermanas que, ante la inacción de las autoridades, salieron de sus hogares para buscar a sus seres queridos realizando sus propias investigaciones.
“Por eso es importante hurgar en archivos y espacios a donde muy pocos tienen acceso, como en los penales, en los hospitales psiquiátricos y en las cárceles”, explica una mujer que busca a su hija desaparecida y sospecha que es víctima de trata de personas.
Su objetivo es encontrar pistas que ayuden a localizar a las y los desaparecidos.
Por eso, junto con decenas de familiares, principalmente mujeres, el 9 de octubre llegó a esta entidad con una expectativa alta.
“El Gobierno de Morelos nos prometió dar todas las facilidades para que se desarrolle el ejercicio de búsqueda”, destaca la misma mujer, mientras aprieta hacia su pecho la foto de su hija.
Ella prefiere resguardar su identidad, pero forma parte de la VI Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, la cual, como en otras brigadas, incluyó un eje de búsqueda en vida para ingresar a los penales de Morelos.
En este mismo eje se incluyó la revisión de fichas de personas no identificadas bajo resguardo del Servició Médico Forense (Semefo) de Morelos.
La Brigada está integrada por familiares que provienen de 26 entidades de la república, representando a 160 colectivos de víctimas. Sin embargo, sus expectativas comenzaron a tomar un sabor agridulce desde el día número uno.
Información “No apta” para las familias
Pasadas las 10 de la mañana, un grupo de 41 personas ingresó por la puerta principal de la Fiscalía General Estatal (FGE), en Cuernavaca; todas vestían playeras con las fotografías de sus familiares desaparecidos, al mismo tiempo que sostenían lonas y cartulinas.
Un joven con vestimenta formal, indicó que debían ingresar a un auditorio donde serían proyectadas las tarjetas de identificación de personas que no han sido reconocidas.
En estas tarjetas se incluyen cadáveres no identificados por el Semefo, incluidos los de las fosas de Tetelcingo y Jojutla.
Alejandro Cornejo Ramos, Fiscal Especializado en Desaparición Forzada de Personas, las recibió y supervisó personalmente el ejercicio de búsqueda.
“No se puede tener prendidos los celulares, nada de fotos y fotografías”, fue la indicación repetida una y otra vez antes de iniciar.
A puerta cerrada, y con total oscuridad, empezó la proyección del catálogo de identificación; el cual consta de tarjetas color blanco con el logotipo de la FGE, donde se muestran fotografías del cuerpo y pertenencias, así como datos de sexo, estatura, lugar del hallazgo y si tenía o no tatuajes.
Después de cuatro horas, una voz cuestionó la poca información que les estaban brindando, ya que la mayoría de las fichas contenían muy pocos datos. En algunos casos aparecían un par de letras que decían “NA”, cuyo significado es “no apta”.
El funcionario explicó, con una voz y actitud condescendiente, que determinaron no mostrar las fotografías o información para no revictimizar, o por respeto al grupo.
Esa explicación desató la furia e indignación de las familias, todas víctimas directas. Explican que la información sesgada les arrebata “una oportunidad de oro” para tener pistas y lograr identificar a sus seres queridos.
En los refrigeradores del Semefo y en las gavetas del Panteón Ministerial de Cuautla, hay cientos de personas sin identificar.
Una lluvia de argumentos por parte de las familias -con años de experiencia en búsqueda de sus familiares – comenzó a caer sobre los funcionarios.
“Nosotras estamos acostumbradas a ver ese tiempo de imágenes y cosas peores, todo con tal de dar con el paradero de los nuestros”
Mujer buscadora
Mientras explicaban al funcionario por qué es importante conocer cada detalle y observar los restos; las familias acusan que el fiscal especializado en desaparición estaba revisando sus redes sociales, ignorando las necesidades de las víctimas.
Los reclamos e indignación se agudizaron, el funcionario intentó negar la acusación, pero la molestia era evidente. Fue necesario decretar un receso.
“La información que nos dieron está incompleta”
Afuera del auditorio, mientras esperan, sobresalía del grupo una mujer de sombrero rosa, que llevaba un paliacate del mismo color amarrado al cuello, mientras portaba un cubrebocas morado.
Sostenía entre sus manos una ficha de búsqueda en ampliación, con la leyenda “ayúdame a localizarla» y la fotografía de Yael Monserrat Uribe Palma de 21 años de edad, desaparecida el 24 julio del 2020 en la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México.
Se trata de Jaquelín Palmeros, madre de Yael. Ella lleva más de un año buscando a su hija y explica que usa el sombrero en señal de que busca a una mujer que puede ser víctima de distintos delitos como feminicidio o trata de personas.
Jaquelín es integrante del colectivo de búsqueda “Una Luz en mi Camino”, y participa en la VI Brigada Nacional de Búsqueda.
Hasta ahora, relata, se ha topado -como la mayoría de las familias que tienen un integrante de sus familia desaparecido- con la falta de sensibilidad, pericia y eficiencia de las fiscalías.
En su caso, como en muchos otros, la Fiscalía de la Ciudad de México perdió la cadena de custodia, lo que implica que se hayan extraviado las pocas pistas que se tenían para dar con el paradero de Yael, entre ellas videos.
En tanto, la Fiscalía de Morelos ignoró hasta ahora un oficio de colaboración enviado por autoridades capitalinas.
“El auto que abordó Yael tiene un último registro en Tlalpan, por eso es importante la intervención de las autoridades de Morelos pero hasta ahora no me han contestado”, dijo.
Para Jaquelín era importante participar en esta Brigada y acudir a la fiscalía. Sospecha que en Morelos puede haber muchas pistas.
Pero por sorpresa lo que la Fiscalía de Morelos les mostró fue información incompleta.
“La información que nos dieron está incompleta (…) no sabemos cómo determinan (las autoridades) ciertas circunstancias de los cuerpos que nos ponen en las fichas. Por ejemplo, nos dicen que trae un tatuaje pero no nos dicen (o muestran) qué tatuaje”, destacó.
Irregularidades de la Fiscalía Estatal
Goyita Ortiz tiene 14 años recorriendo fiscalías para localizar a su hijo: Gustavo Alberto de la Cruz Ortiz, desaparecido el 21 de marzo del 2007.
Goyita tiene experiencia en revisión de catálogos de identificación; y aseguró que lo mostrado por la FGE no tiene punto de comparación con el trabajo de otras fiscalías como Guadalajara, Hidalgo y Tlaxcala, donde la cantidad de carpetas e indicios mostrados fue mayor.
“Ahí logramos obtener mucha información que nos ha sido de utilidad”, afirmó.
Desde el punto de vista de las integrantes de la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, esto refleja las irregularidades con las que la Fiscalía de Morelos integra las carpetas de resguardo de los cuerpos.
Edith Hernández asegura que conoce, casi en su totalidad, el catálogo de la Fiscalía Estatal; esto, debido a la búsqueda de su hermano Israel, quien fue secuestrado y localizado en las fosas clandestinas de Tetelcingo.
Ella pertenece al colectivo Búsqueda de Familiares Regresando a Casa Morelos, y sus integrantes han participado en los procesos de exhumación de las fosas de Tetelcingo y Jojutla.
Edith ha visto las fichas una y otra vez.
Durante una segunda visita de la VI BNBPD, acudió y logró percatarse que, a pesar de que el acuerdo con la FGE era que mostrarían todas las fichas, no les mostraron las que corresponden a las fosas de Tetelcingo y Jojutla.
Tampoco les enseñaron todas las fichas de los cuerpos que hace unos meses exhumaron del Semefo de Morelos, para después trasladados al panteón ministerial.
“Yo pregunté que por qué no estaban incluidas y Cornejo dijo que lo iba a revisar; pero ni en la primera ni en la segunda semana mostraron las (fichas) de Tetelcingo, Jojutla y algunas de las que fueron exhumadas de las Semefo”.
Edith Hernández
Al concluir las visitas programadas por la BNBPD, ningún familiar logró identificar algún cuerpo u obtener alguna pista que le permitiera localizar a su ser querido.
No perder la fe
Bajo un sol incandescente aguardan, en fila india, decenas de personas.
Casi todas son mujeres con pantalón de mezclilla azul, playeras color rojo y zapatos sin agujetas. Llevan lonas y cartulinas con fotografías de personas desaparecidas, no llevan nada más en las manos.
Se les observa impacientes, como si estuvieran apunto de enfrentar algo que podría cambiar el rumbo de sus vidas, aunque no saben si será bueno o malo.
Están en la segunda pluma de acceso al Centro de Reinserción Social Morelos, situado en la comunidad de Atlacholoaya, en Xochitepec.
Esperan que los policías del segundo cinturón de seguridad les den acceso a las áreas varonil y femenil como parte de los trabajos que realiza el eje de búsqueda en vida de la VI Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas.
Evelia está en los primeros lugares de la fila de espera, de pronto se percata que en la bolsa de su pantalón está su rosario color crema.
Con cierto nerviosismo se apresura a buscar a alguien que pueda cuidar su rosario mientras ingresa al penal, pues de lo contrario, podrían quitárselo en el área de aduana al ingresar.
Sus ojos le brillan al ver a la persona adecuada y dispuesta a guardarlo, le pide por favor lo resguarde.
“Este rosario tiene un significado muy importante para mí …..”, comenta con voz tímida y lo entrega con cierta reserva.
Es la primera brigada en la que Evelia participa, y el rosario se lo regaló su hija para que la acompañe.
Sabe el riesgo que se corre, pero por encontrar a su hijo Erick Jesús Pérez Santibañes, desaparecido desde el 16 de mayo del 2019 en Morelos, asegura que buscará “donde sea, donde haya alguna posibilidad para encontrarlo”.
Revela que es muy apegada a la Iglesia Católica y creyente de Dios. Por eso, mientras preparaba todo para la búsqueda, llevó el rosario ante el sacerdote para que le diera la bendición.
Evelia forma parte del Colectivo Regresando a Casa Morelos, por eso se unió a la Brigada.
Se incorporó a la comisión de visita a los centros penitenciarios, un sitio al que nunca había entrado. También de ahí viene su nerviosismo.
“Cuándo entras llevas la esperanza de que alguien allí adentro te de una pista, algo que te permita ubicar, en este caso, a mi hijo».
Evelia
En esta ocasión no encontró nada, ni una sola señal de que alguien supiera algo de su hijo, que de oficio era taxista y comerciante.
Sin embargo, no pierde la fe:
«Yo creo mucho en Dios y estoy segura que pronto encontraré a mi hijo».
Casi al final de la brigada, el rosario de Evelia retornó a sus manos, por lo que el temor de no recuperarlo se esfumó.
«Sin mi rosario me siento totalmente desprotegida», aseguró.
“Yo conozco el dolor que ustedes tienen”
Esa tarde, la comisión de casi 30 personas no salió con las manos vacías. Mujeres y hombres en situación de privación de la libertad les brindaron información útil para dar con el paradero de tres mujeres que desaparecieron en el municipio de Veracruz.
En el área femenil, vivieron momentos sensibles durante una charla con mujeres privadas de la libertad, quienes vestidas de color beige y amarillo, les expresaron su solidaridad y prometieron orar por las familias a quiénes les falta uno de sus integrantes.
Una mujer que lleva varios años interna en el penal pidió la palabra para expresar que entendía perfectamente el dolor de cada una de las madres, hijas y hermanas que hoy caminan el territorio morelense en busca de pistas para localizar a los suyos.
“Nos dijo: yo conozco el dolor que ustedes tienen, primero me separaron de mi hija cuando ingresé aquí, el DIF se la llevó por muchos años a un albergue y cuando cumplió 18 años la echó a la calle, luego desapareció. La diferencia entre ustedes y yo es que ustedes la están buscando y yo estoy aquí sin poder buscarla. Después nos pidió apoyo para buscarla”.
Angelica Rodríguez Monroy, anfitriona en Morelos de la Brigada Nacional de Búsqueda.
Angelica es madre de Viridiana Morales, una joven desaparecida desde hace 9 años.
En lo que va de la VI Brigada el eje de búsqueda en vida ha visitado las cárceles distritales de Cuautla, Jojutla, Jonacatepec y Atlacholoaya, pero se ha encontrado con la obstrucción de las autoridades penitenciarias.
En apariencia, la autoridad les permite el acceso, pero contrario a penales de otras entidades de la república “aquí la posibilidad de interactuar fue reducida”, destaca Angelica.
Y agrega que esto se debe “en gran parte por el desconocimiento en las dinámicas que realiza este tipo de brigadas, o quizá porque algún ente quiere ocultar información”.
“Sabemos que alguno de ellos podría ser el responsable”
De acuerdo con la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Morelos, en su Diagnóstico Estatal de Reinserción Social 2020, la sobrepoblación y falta de elementos de seguridad generan condiciones para un autogobierno liderado por organizaciones criminales al interior de los penales.
“Las autoridades (penitenciarias) mantienen un control férreo al grado de que los internos se mantienen distantes, no participan y hasta asumen una actitud de burla”, refiere María Asunción Estrada Flores, quien busca a su hijo Ernesto Hernández Estrada desaparecido desde el 13 de septiembre de 2016.
Por ejemplo, en la primera visita realizada al penal de Jojutla, de las 500 personas internas, solo 130 participaron de manera voluntaria (105 hombres y 25 mujeres).
“Los custodios sostenían armamento y vigilaban cada movimiento, tomaban fotografías con sus celulares en todo momento”, dijo Alejandra Rodríguez.
En una segunda visita a esa cárcel, y tras publicaciones en medios de comunicación donde las familias se quejaban al respecto, las autoridades penitenciarias modificaron la dinámica pero prevaleció un ambiente hostil, ahora por parte de los propios internos e internas.
«Ahora sí nos permitieron meter tarjeta y plumas para que los reclusos nos pudieran dejar algún mensaje, en el que nosotros esperábamos nos dieran alguna información de las personas que les mostrábamos en las fotografías», comenta Yadira Mercado, hermana de Jessica Mercado, una joven desaparecida septiembre de 2012 en el municipio de Xochitepec y localizada en las fosas de Telecinco.
Y agregó que “no fue así, nos dejaron algunos mensajes de solidaridad y de apoyo, nos decían que nos iban a orar por nosotras y por nuestros desaparecidos».
La vigilancia excesiva por parte de los custodios continuó.
Yadira, quién ya encontró y garantizó un descanso digno a su hermana, explicó que se sumó a la BNBPD para ayudar a otras familias a encontrar a los suyos porque sabe lo que es no saber dónde están.
Por eso le llenó de rabia percibir la actitud de los internos que se mostraron insensibles durante esta visita.
«Hubo quienes llegaban con una actitud muy altiva, nos veían con una expresión de burla, ni siquiera se detenían a mirar las fotografías», recuerda con visible molestia.
Eunice Pelcastre Badillo es madre del joven Guillermo David Ramírez Pelcastre, quien desapareció desde el 22 de septiembre de 2017 en Ecatepec, Estado de México.
Ella señala que fue muy frustrante ingresar a esa cárcel «porque sabemos que alguno de ellos podría ser el responsable de que nuestros familiares estén desaparecidos».
Para las integrantes de la VI BNBPD fue obvió que las autoridades, o algún ente externo, ordenaron ese comportamiento a las personas privadas de la libertad.
Y concluyeron que en Morelos hubo una obstrucción velada para impedir que obtuviera información.
A lo largo de las visitas penitenciarias, otras dos personas solicitaron apoyo para iniciar la búsqueda de algún familiar puesto que debido al encierro no pueden hacer nada.
María Asunción Estrada Flores, que busca a su hijo Ernesto Hernández Estrada, desaparecido desde el 13 de septiembre del 2016, dijo que en penales de alta peligrosidad a los que han tenido acceso logran tener mayor interacción con los internos, y de esa forma han logrado tener información.
“Lo que hoy fue un simulacro, aquí trataron (las autoridades) de modificar las cosas y tener el control de la información”, agregó.
Informe preliminar de la Brigada Nacional de Búsqueda
El viernes pasado, la VI Brigada rindió un informe preliminar en Cuernavaca, Morelos; justo en el Memorial de Víctimas situado en la entrada principal del palacio de gobierno.
Destacó que se logró el hallazgo de 10 importantes puntos de inhumación clandestina en Cuautla y Yecapixtla.
El primer hallazgo positivo se localizó en el municipio de Cuautla, donde previo a la brigada se realizaron rastreos en la zona.
Durante la segunda semana se trabajó en una mina de arena en Mixtlalcingo, municipio de Yecapixtla.
Ahí las familias tuvieron ocho hallazgos positivos en diversas fosas clandestinas, de los cuales, tres están siendo procesados por la Fiscalía del Estado de Morelos. Este sábado hubo un noveno hallazgo en Mixtlalcingo.
Junto a la zona de trabajo en Yecapixtla, se obtuvo otro hallazgo en un inmueble que era utilizado como casa de seguridad.
Pese que esa zona ya había sido procesada por la fiscalía, los hallazgos mostraron las irregularidades de las autoridades estatales «al no tener un levantamiento correcto de los fragmentos y evidencia», destacó el informe.
Este sábado, una comisión inició trabajos en el municipio de Amacuzac, una de las zonas más violentas con presencia del crimen organizado.
De acuerdo a informes oficiales, en esta zona opera el grupo de «Los Rojos» liderado por muchos años por Santiago «N».
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Irregularidades y simulaciones del gobierno de Morelos durante Brigada de Búsqueda