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La marcha conmemorativa de 53 aniversario de la matanza de Tlatelolco lo cobijaron universitarios y normalistas que reclaman justicia y verdad por violaciones graves a los derechos en México desde hace más de medio siglo; y desde hace siete años de los hechos de Iguala
Texto: Kau Sirenio / Pie de Página
Fotos: Alexis Rojas / Pie de Página
Antes de que la piedra que un muchacho arrojó al cerco policiaco cayera, se escucha un fuerte explosivo del lado de los policías que pinta el cielo de rojo y gris.
Ahí, entre el descontrol de los jóvenes que corren desesperados, una mujer grita con coraje: “Policía, reprimir es un delito”. Nadie le hace caso, todos buscan escondites, pero la calle los deja al descubierto.
Mientras esto ocurre entre las calles Violeta y Pensador Mexicano en el Eje Central, la avanzada de la marcha llega a la plancha del zócalo con el Comité 68 al frente; le siguen los papás de los 43 normalistas; así como los estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa acompañados de la Federación de Estudiantes Campesinos y Socialista de México (FECSM).
La marcha conmemorativa de 53 aniversario de la matanza de los estudiantes en Tlatelolco la cobijan universitarios y normalistas que reclaman justicia y verdad por violaciones graves a los derechos en México desde hace más de medio siglo; y desde hace siete años de los hechos de Iguala.
La jornada por la justicia y verdad empezó a medio día en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco; inició con danza prehispánica ante el monumento de los caídos. Dos horas después, colectivos y organizaciones sociales, universitarios y normalistas instalaron la asamblea popular para reorganizarse después de estar inactivos por la pandemia.
El Colectivo 9 de septiembre del Instituto Politécnico Nacional (IPN) propuso que el próximo encuentro sea el 23 de octubre sin definir la hora:
“Compañeros vamos a organizarnos desde las comunidades, colonia y barrios para luchar por el derecho a la educación, alimentación y combatir la política que lacera a nuestro país. Es necesario encontrarnos el 23 de octubre, después definimos la hora, esto para construir una organización independiente sin partidos”.
Después de la asamblea el contingente tomó forma y descendió entre las escalinatas frente al edificio Chihuahua donde salieron los disparos de francotiradores hace 53 años. De ahí avanzaron entre el estacionamiento hasta tomar la calle Ricardo Flores Magón.
Abrir los cuarteles
El comité del 68 lleva la batuta con una manta gigante con el mensaje de “Descuartelemos la verdad” y padres de los 43 normalistas le siguen, mientras que los normalistas de nuevo ingreso de Ayotzinapa gritan el mismo reclamo de hace siete años: “Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos” atrás de ellos la FECSM retoma “Ni perdón ni olvido, castigo a los culpables”.
En la contra esquina de Eje Central y Flores Magón, universitarios, sindicalistas, organizaciones sociales y populares esperan su turno para incorporarse al río humano que se ha pintado con la bandera roja de los sindicatos. Los de la UNAM, la UAM y el IPN van juntos; como estuvieron hace más de medio siglo cuando cayó sobre ellos la luz de bengala que anunció el primer disparo del Ejército mexicano y el batallón Olimpia.
Cuando los estudiantes del IPN miran pasar a los padres de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala el 26 y 27 de septiembre, empiezan a contar de uno a 43. Luego lanzan su demanda de justicia: “Presentación con vida y castigo a los culpables”.
Así avanzaron entre consignas e intervención gráfica en las paredes que encontraron a su pasos. A unos metros de ahí, en una de las cortinas de un edificio dos jóvenes con rostros cubiertos pintan la huella de la marcha del 2 de octubre. “FUE EL ESTADO”.
A partir de la calle Violeta y Eje Central policías con equipo antimotines observan la marcha, mientras que los normalistas de la FECSM lanzan consignas: “¡Estos son estos son los chingan a la nación!». El contingente de normalista de Michoacán agregan: “Policía idiota el gobierno también te explota”.
Cuando el comité del 68 dobló sobre 5 de mayo, a la altura de Pensador mexicano desató un desencuentro entre universitarios de la UNAM, UAM y estudiantes del IPN. Entre detonaciones por parte de la policía y piedras que los estudiantes arrojaban, la retaguardia se convirtió en un caos.
Siempre, el conflicto a la retaguardia
La Policía Bancaria e Industrial (PBI) encapsuló a la retaguardia de la marcha, la mayoría son de la UNAM, Politécnico y UAM. Después de que un helicóptero sobrevolara el lugar, vino el repliegue policial. Avanzaron desde la avenida Hidalgo y un grupo de reporteros se quedaron encapsulados juntos con una veintena de estudiantes del IPN que escaparon del primer encierro.
Como señal de que aún seguían retenidos por policías, los universitarios queman cartones en señal y gritan consignas: “Déjennos salir, déjennos salir”. El resto de los estudiantes le contestan “Libertad libertad Libertad a los estudiantes por luchar”.
A las 18:53 vino un primer intento de romper el cerco policiaco. Un contingente de unos 20 estudiantes se tomó de brazo para avanzar hacia la barrera de policías, pero no lo consiguieron. Minutos después llegó el aviso que podrían avanzar para unirse a sus compañeros retenidos. Ahí fueron recibidos con aplausos que celebraron por el triunfo después de romper el cerco policiaco.
Mientras en la plancha del zócalo, Félix Hernández citaba un rosario de agresiones en contra de la población estudiantil de México:
“El 68 y el 71; también contra el zapatismo, en Acteal contra aquellos agresores del pueblo mexicano. En Ayotzinapa las agresiones de hace apenas unas cuantas semanas, en contra de los normalistas en Chiapas se suma a una demanda continua. Tiene que haber justicia”.
El mitin terminó. Y la retaguardia de la columna humana que salió a las calles a demandar justicia y verdad por los hechos ocurridos hace 53 fue resguardada con miles de policías de la Ciudad de México hasta el mercado de la Lagunilla.
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Este texto se publicó originalmente en Pie de Página: