Cada vez son más las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados que deciden adentrarse a territorio mexicano huyendo de las condiciones de precariedad que dejó la pandemia en sus países, ahuyentados por los contextos de violencia y/o buscando la reintegración familiar.
El Instituto Nacional de Migración registró que durante 2020 llegaron a México al menos 4 mil 133 niños, niñas y adolescentes no acompañados con la intención de cruzar hacia los Estados Unidos, mientras que, otras y otros más han decidido quedarse en el país para solicitar la condición de refugio tras haber sido víctimas de las peligrosas rutas migratorias.
Frente a este panorama nace el programa “Inclusión Digna”, un proyecto que busca promover y proteger los derechos de la niñez y adolescencia migrante, a través de estrategias que pretenden sensibilizar, empatizar y promover la participación comunitaria.
Por Aletse Torres Flores / @aletse1799
Fotografía de portada Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF)
Juan, nombre ficticio para proteger su identidad, dejó Guatemala a los 16 años para unirse a una de las caravanas migrantes que se dirigía hacía Estados Unidos, país donde vive uno de sus hermanos.
Sin embargo, la pandemia de la COVID-19 lo alcanzó en su traslado, esta situación mundial lo llevó a replantear su sueño, mientras que, su mamá lo motivó a solicitar el reconocimiento de la condición de refugiado en México. Actualmente, él quiere entrar de nuevo a la escuela y retomar sus estudios.
El aumento de niños, niñas y adolescentes migrantes en México ha crecido espectacularmente en los últimos años, en el periodo de enero y abril del 2021 la cifra ha aumentado de 380 a casi 3 mil 500, un incremento nueve veces superior respecto al año pasado 2020, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas.
Por ello, con el objetivo de apoyar a infantes y adolescentes como Juan, surge el proyecto Inclusión Digna, un modelo de cuidados alternativos para la niñez y adolescencia migrante, solicitantes de asilo y refugiados, dirigido por AVSI México en alianza con el albergue FM4 Paso Libre, Dignidad y Justicia en el Camino A.C. ubicado en Guadalajara, Jalisco.
Thalia Robles, coordinadora del plan en Guadalajara e integrante de FM4, explica que el proyecto surgió en 2019 por ambas asociaciones, luego, en marzo del 2020, fue seleccionado y financiado por la Unión Europea.
Además de FM4 Paso Libre, otros dos albergues se sumarán al proyecto: el albergue El Refugio Casa del Migrante ubicado en Tlaquepaque, Jalisco y el Albergue Hermanos en el Camino, en Ixtepec, Oaxaca.
Si bien, serán tres albergues los beneficiados por la iniciativa, se pretende que todo lo que se construya llegue a los albergues aliados e interesados que se ubican alrededor del país, así lo puntualizó Sergio Flores, coordinador general del proyecto.
Asimismo, expone que, aunque la propuesta esté enfocada en los estados de Jalisco y Oaxaca, resulta importante que este fenómeno se reconozca a nivel nacional, con el fin de impulsar mesas de diálogo con actores locales, nacionales e internacionales que posibiliten detectar juntos las necesidades de la población infantil y adolescente migrante.
¿Qué hace Inclusión Digna?
La propuesta tiene dos pilares: 1) el diseño y 2) el piloteo del modelo de cuidados alternativos. Flores, manifestó que, “si lo vemos por etapas” por ahora se encuentran en la de diseño y el piloto comenzará en marzo de 2022 para concluir en mayo del 2023.
Todas las organizaciones tomarán como base las mesas de diálogo, los protocolos nacionales e internacionales que existen y la experiencia de las organizaciones civiles con el propósito de rediseñar y crear un modelo, el cual consiste en el fortalecimiento de los albergues, en varios aspectos, entre los que destacan el de sistema de monitoreo y la integración comunitaria de este sector vulnerable en situación de movilidad.
¿Por qué es importante contar con modelos de atención enfocados en la niñez?
Reconociendo que los albergues que forman parte del proyecto nacieron para atender a la población adulta migrante que transitaba por las entidades y desde una mirada adultocentrista de la atención humanitaria, resultaba sumamente importante modificar este enfoque para subsanar las necesidades de quienes no forman parte de este grupo de población y son aún más vulnerables:
“No digo que lo hagan está mal, ya que lo que se hace está bien, pero se puede mejorar tomando en cuenta la voz y experiencia de las y los menores de edad” puntualizó Robles.
Cabe mencionar que los niños, niñas y adolescentes representan al menos el 30% de la población migrante y la mitad de ellos han viajado sin sus padres, lo que supone la mayor proporción jamás registrada en México, según datos la UNICEF.
Es primordial que los refugios cuentan con espacios pensados en el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes, lugares donde puedan utilizarlo para su desarrollo físico y cultural.
Al mismo tiempo, es fundamental contar con personal capacitado y con un equipo multidisciplinario que desarrolle actividades recreativas, así como educativas que permitan transitar hacia el sistema de educación mexicano.
Flores, señala que en la primera etapa del proyecto realizaron un diagnóstico de necesidades de la niñez y adolescencia migrante, lo que les permitió destacar las diferentes necesidades que existen dentro de la propia población:
“Atenderles es complejo, nos encontramos con una diversidad de perfiles y la sociedad civil tiene que estar preparada para apoyarles a cada una de la forma más eficiente y digna”.
¿Qué se espera?
El proyecto tiene como meta atender entre 400 y 500 niños, niñas y adolescentes migrantes. Flores, espera que no sea un obstáculo la pandemia, debido a que en 2020 el 90% de los flujos migratorios se redujo en los albergues, solamente se tuvo registro de 20 niños, niñas y adolescentes entre los tres albergues.
Además de impulsar los derechos de la niñez migrante, esperan capacitar a 120 defensores de derechos humanos, a través de talleres informativos:
“Sobre estos talleres, solo queremos fortalecer esta mirada de derechos humanos en todos las personas que tienen contacto con el fenómeno” señaló el coordinador general.
Robles, expone que otra de sus metas es lograr construir un modelo educativo en los albergues para facilitar la intersección de quienes decidan quedarse en el país, beneficiando aproximadamente a 16 escuelas públicas y privadas en los estados de Oaxaca y Jalisco.
Finalmente, el objetivo más importante es que las infancias y adolescencias se sientan “a gusto” en su nuevo hogar, erradicando los discursos de discriminación y xenofobia en su entorno, y conciliando los nuevos espacios para que consigan integrarse y convivir con otros y otras como ellas y ellos fuera de los albergues.
¿Y nosotres cómo podemos ayudar?
Robles, invita a la ciudadanía a estar atentos y atentas a las convocatorias que participen en la integración de los infantes migrantes en la comunidad, aunque todo puede cambiar con la pandemia.
Igualmente, si gustan apoyar a la labor que realizan pueden realizar donaciones en especie de comida, artículos u otro producto a cualquiera de los albergues que se encuentran en Jalisco o en Oaxaca. Y si lo desean, anotarse como voluntarios para el funcionamiento interno de las organizaciones, puesto que “las manos siempre son indispensables y nunca sobran las personas cuando se trata de ayudar”.