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Lukas Avendaño es artista y familiar de una persona desaparecida. Su hermano Bruno fue desaparecido en 2018 y hallado sin vida en 2020. Lukas da acompañamiento a otras familias que buscan a sus ausentes y con intervenciones artísticas cuestiona a las autoridades para que recuperen su capacidad de vergüenza
Por Daniela Rea / Pie de Página
Fotos: María Ruiz y Miguel Crespo
Bruno Alonso Avendaño Martínez nace un 6 de octubre de 1983, su acta de nacimiento marca el 10 de octubre por ser un registro extemporáneo, cuenta su madre Felipa Martínez Hernández. Bruno, como suelen llamarlo sus hermanos, Gerardo, José Lucas, Ana, Rigoberto y Juan, es el último de siete que procrearon su madre Felipa y el Sr. Lucas Avendaño Avendaño.
Bruno, por el ser el “nene” y/o el xhuncu de la familia, fue el que más tardó en dejar la «chichi», su madre dice que aun cuando tenía 6 años Bruno ocasionalmente la reclamaba.
Bruno al igual que todos sus hermanos estudió en la Escuela Primaria Rural Federal Niños Héroes y ya la secundaria la cursaría en la Esc. Sec. Tec. No. 119, de Santa María Mixtequilla Oaxaca.
Bruno llevó una vida como la de cualquier niño campesino, que cuida una manada de chivas y borregas, como todos sus hermanos, de hecho, su madre hasta la fecha tiene una manada de borregos que cuida como una forma de guardar la tradición de su origen campesino.
Bruno abandonó sus estudios cuando cursaba el tercer año, ya que en ese momento la carencia económica generaba muchas limitaciones en esta familia extensa, razón por la que Bruno deja la escuela y se dedica a trabajar de obrero de la construcción combinando esta actividad con labores del campo, sembrando maíz, ajonjolí, flor de muerto y plantando plataneras de plátano macho.
No fue sino hasta el 1 de junio que Bruno causa alta en la Policía Naval General de la Secretaría de Marina en el año 2011. Durante este lapso Bruno se esmeró por mantenerse actualizado en los diferentes cursos que se ofrecían en esta institución, de ahí que esta preparación lo llevara a ascender a cabo CGIN. De los últimos cursos que Bruno Alonso tomó, según constancias y reconocimientos: “Derechos Humanos de las Personas en Lugares de Detención”, “Derechos Humanos, Detención Legal y uso Legítimo de la Fuerza”, “Derechos Humanos y Desaparición Forzada de Personas”.
Bruno desaparece el 10 de mayo del 2018, a 5 kilómetros del domicilio de la casa de su madre, estaba de visita en la región del istmo por el primer periodo de vacaciones que tenía.
Crónica de una desaparición forzada, por Lukas Avendaño. Diciembre 10 de 2018, en el blog Prohibido desaparecer.
Ciudad de México, marzo de 2021. Amanece al final del invierno y un grupo de personas toma café afuera de la estación de metro Miguel Ángel de Quevedo, mientras planea la intervención. Chaves, personas adultas, estudiantes, de varios orígenes; algunas se conocen entre sí. Comparten café, pan, el ticket del restaurante para ir al baño, el gel antibacterial. El acuerdo para la intervención es sencillo, básicamente tiene que ver con las hormigas: caminar hormigas para no llamar la atención, actuar hormigas porque es juntes, en fila como las hormigas.
Hay algo aquí, que no sé nombrar, que habla de una organización orgánica, horizontal. Quizá sea el origen diverso de quienes participan, la forma en que se conocieron: algunas durante la lucha de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) en 2006; otras en la escuela del estudiante que también lucha por existir, en la Ciudad de México; otras en la huelga de la UNAM. Magiver, uno de los presentes, me dirá después que su participación la entienden como “activismo libertario”, más cerca del anarquismo y más lejos de las oenegés.
Las personas se cambian su ropa y se visten con un traje tidex, guantes de látex, cubrebocas y mascarilla. En la época pandémica hay que recordar que este traje apela no a lo antiséptico de la pandemia, sino al trabajo de un perito forense en una escena del crimen. Todas ellas caminan en fila hasta ocupar toda la acera frontal de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y ya ahí, despliegan una lona de unos 20 metros de largo donde se lee “Justicia para Bruno desaparecido en Tehuantepec, Oaxaca, el 10 de mayo del 2018”.
Están aquí para acompañar a Lukas Avendaño en la búsqueda de justicia por la desaparición y muerte de su hermano Bruno. Bruno fue desaparecido el 10 de mayo del 2018, en Tehuantepec, Oaxaca, y su cuerpo fue encontrado sin vida y entregado a su familia en diciembre del 2020.
Van a intervenir con un performance las oficinas de la CNDH que básicamente ha incumplido su papel de acompañar a las personas violentadas por el Estado y esas personas a quienes debió acompañar, ahora se tienen que defender de ella.
–Es como si tuvieras que defenderte de quien se supone está ahí para defenderte–, le comento a Lukas.
–Una máxima del derecho es que lo accesorio sigue a lo principal, es decir, toda responsabilidad se concatena a partir del hecho delictivo principal. Pero acá sucede a la inversa, aquí lo principal se vuelve lo accesorio, aquí lo principal ya no es ni judicializar, ni buscar; aquí lo accesorio se vuelve lo principal, que es luchar para que los funcionarios resarzan el daño del trabajo que no han hecho.
Lo principal es encontrar a los desaparecidos y no meterse en batallas legales donde se va la vida.
Bruno Avendaño fue desaparecido el 10 de mayo en Tehuantepec, Oaxaca, cuando se alistaba para salir de vacaciones como Marino.
“Cuando desapareció no sabía cómo canalizar las emociones, sobre todo las de coraje. Tenía coraje más que tristeza, coraje por haber sido ninguneados por gente que tenía que defendernos, que debería saber que es lo que tiene que hacer para buscarlo y encontrarlo. Yo no podía canalizar esas emociones y lo único que hice en esos momentos fue escribirle cartas, cartas”.
Las cartas están publicadas en el blog prohibidodesaparecer.com están en un código QR pegadas por muchos lados, en los baños públicos, en postes en la calle. “Es una forma de difundir la historia de Bruno, quizá a alguien le da curiosidad ver un código QR en los baños públicos y se encuentra con Bruno el desaparecido, con su hermano y los recuerdos”.
Bruno chicharra, quizá por eso te fuiste en mayo,
cuando el ecosistema conspira para inmortalizarte,
Niño Chicharra,
Niño Cigarra,
Niño Cicada Orni,
Niño Flamboyán,
Niño Delonix regia escarlata,
Sol de mayo y 40 grados centígrados,
a la sombra y tu estridular,
me recordarán por siempre que mayo,
es el mes NO de los desaparecidos,
SÍ de los perpetuados e inmortalizados.
Cartas a Bruno, 11 de mayo 2019
Compartir las ausencias
Lukas, su hermano mayor, estaba desarrollando su carrera como artista visual y performático, pero la desaparición de Bruno le movió el Eje de su vida. Entonces, la relación de Lukas con las desapariciones era con los llamados casos emblemáticos, como la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, las desaparecidas de Ciudad Juárez. Participaba en algunas caminatas, marchas, pero su lucha política estaba más vinculada con la defensa del territorio y de los pueblos indígenas.
La desaparición de Bruno le hizo vincularse con otras familias de desaparecidos, con otras como las mujeres que conoció en Coatzacoalcos, a donde acudió a un encuentro entre artistas, periodistas y familiares de personas desaparecidas. Con ellas Lukas compartía la ausencia y también el territorio, el Istmo de Tehuantepec. Con ellas caminó el abandonado Coatzacoalcos.
“Ellas tenían una lucha bastante avanzada ya en muchos espacios, pero también me daba cuenta de que en su lucha algo hacía falta: las autoridades las trataban bien, eran amables, pero no daban resultados. Ese encuentro fue importante para mí, pero también me dejó una pregunta: ¿cómo poder acompañar? Me cuesta hacer eficiente mi acompañamiento, mi estar, y por esa misma razón, ante la inmensidad del problema de la desaparición, yo trataba de estar y cuando ellas lloraban yo me aguantaba las ganas de llorar e intentaba hacerles sonreír, cantar, regalarles algo más de lo que ya tenían”.
–¿Cómo es acompañarse en la insuficiencia?
–Dicen que una pena compartida se vuelve media pena. Y dos medias penas se vuelve a completar la pena completa. Así estamos. Yo veía a madres vulnerables y no podía dejar de pensar en mi mamá.
En ese encuentro en Coatzacoalcos Lukas acompañó a la búsqueda de un niño que fue desaparecido. “Me sumé, buscamos, rastreamos un terreno, pero el sentimiento que me llegaba era el que me llegaba cuando volvíamos de buscar a Bruno: un día más, movilizar a tanta gente, nada, es desesperanzador”.
La desaparición también puso al Estado en el centro de la familia. Antes de eso, dice Lukas, el Estado no existía en sus vidas.
«Cuando fuimos a la escuela no había becas (yo soy el primero de toda mi genealogía que tiene estudios universitarios), no había el apoyo económico de 60 y más, no había programas para la vivienda. Nosotros crecimos sin estos programas, para nosotros el Estado no existía, sólo existía nuestra comunidad, nuestra familia, nuestro campo, nuestro trabajo, nuestra pobreza.
Por eso cuando Bruno es desaparecido vino toda una reflexión y me doy cuenta y tomo conciencia de la importancia de las palabras del EZLN cuando dicen: ‘No podrán matarnos dos veces porque muertos siempre hemos estado’.
Porque
muertos
siempre
hemos
estado.
Y en efecto, mi hermana a los 16 años se va en estos carros que van por jornaleros para trabajar en Sonora, Bruno también siguió esa ruta, mi papá emigró a Estados Unidos (mi papá sintió tan bonito encontrarse la bandera de México en Los Ángeles, tocarla, mirarla, ¿por qué tenía que llegar a vivir esa experiencia de sentirse orgulloso fuera de su país cuando en su país nunca existió como mexicano?), tengo dos hermanos allá y me doy cuenta que en esta enunciación de que no podrán matarnos porque muertos siempre hemos estado, me doy cuenta que a final de cuentas toda mi familia eran desaparecidos, desaparecidos sociales, laborales, desaparecidos….
Entonces me doy cuenta que la desaparición de Bruno es la punta del iceberg de una serie de desapariciones y entonces me doy cuenta que la desaparición de Bruno es la encarnación de miles de mexicanas y de mexicanos que en todo el país están en esta situación y que si bien no son desaparecidos físicos son desaparecidos en otras categorías y es cuando me hace pensar en el 2006 la revuelta de los maestros y la exigencia de los maestros de Oaxaca: haz valer el estado de derecho. Y eso me llevó a una reflexión: cuando dicen “haz valer el estado de derecho”, cuando ocupa un papel central el Estado, lo único que le apelo es que hagan valer el Estado de derecho”.
Seguimos buscando a Bruno,
Y nunca nos cansaremos,
Te buscaremos, Bruno,
Y yo sé que cada hoja guardará la forma de tus ojos,
Y las piedras la tibieza de tu corazón.
Vamos Bruno, resistirás y resistiremos junto a ti,
Porque tú eres nuestra esperanza y fortaleza,
Nunín, te encontraremos, padre,
Nunín, bebé, te encontraremos,
Y no habrá misericordia con los Gorgonitas,
Y el gran ejército de los transformes estarán de nuestro lado,
Los ejércitos de la abejita maya nos acompañarán,
Y los caballeros del zodiaco,
Los Thundercats, los súper campeones estarán de nuestro lado,
Vamos poderoso señor, resiste un poco más,
Te buscamos de día y de noche, en el agua y las piedras,
La arena y los matorrales, en los pozos y las cisternas,
Sentimos que estamos cerca,
Cada vez escuchamos con más fuerza el latir de tu corazón,
La sangre corriendo entre tus venas.
Tu respirar de héroe,
Y cada vez que tus pulmones se llenan de aire y se vacían.
…
Resiste Bruno, porque fuimos entrenados para eso,
Pa’ trabajar y descansar mientras trabajábamos,
No sabemos hacer otra cosa,
Esa fue la disciplina de nuestro padre,
El entrenamiento recibido desde pequeños,
Tan así que nadie puede tener queja de nuestra integridad,
La misma integridad del corazón de mamá,
Esa fuerza que viene de la tierra cuando se surca con el arado,
Julio 10 de 2018
Tener vergüenza
Lukas estudió antropología en Jalapa y con el tiempo transitó hacia el performance y lo usó explorar y cuestionar las identidades determinadas por el género, el ser indígena. Su trabajo se ha presentado en distintos escenarios de México, América Latina, Canadá, Estados Unidos y Europa. Cuando Bruno fue desaparecido Lukas, como pilar de su familia, hizo lo que todas las familias en México hacen: empezó a buscar, leer, documentarse sobre los derechos de las personas desaparecidas y sus familias. Cuando una persona es desaparecida la vida de todas las personas a su alrededor se trastoca, se suspende. Lukas tuvo que dejar de lado su quehacer artístico y, como muchas familias lo han tenido que hacer, estudió leyes, protocolos, documentos. Lukas, con la curiosidad de un detective, ha documentado no sólo la desaparición de su hermano sino el actuar de las autoridades encargadas de buscarlo. Anota nombres, teléfonos, cargos, palabras que se dicen, promesas que se lanzan sin más en las oficinas de peritos, abogados, burócratas. “Si no hubiera tenido toda esa atención en los días críticos, leerme la ley y el protocolo, seguramente a los 20 días no hubiera sido capaz de meter una queja, ni en las reuniones decirles apliquen el protocolo homologado”.
Esta mañana antes de iniciar el performance ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos Lukas toma aire y dice: “Bueno, ahora a entrar en personaje”. Lukas es un artista y tiene personajes. Ser el familiar de una persona desaparecida ante una autoridad negligente, indiferente, apática, es el más complejo que le toca personificar. “Entrar en personaje para que no me chamaqueen”, dice. Aprender, después de un par de años, que el “estamos investigando” quiere decir: vaya a ver qué averigua usted; “no estamos facultados” quiere decir: no nos interesa resolver su problema; “la ley no lo permite, no está en nuestra jurisdicción” quiere decir: no nos importa usted, ni su vida ni su desaparecido. Entrar en personaje para enfrentarles al menos en su mentira, en su cinismo, en su apatía, o en la imposibilidad por pertenecer a una institución que engulle incluso a quienes la forman.
Si Lukas hubiera sido abogado quizá buscaría la justicia para su hermano armando expedientes, amparos (lo hace, a través de un abogado). Pero Lukas es artista, en el sentido etimológico de la palabra: alguien que tiene la habilidad para hacer, practicar algo. Lukas tiene la capacidad de nombrar, articular y estructurar ideas y a partir de eso, Lukas convoca a la curiosidad y al aprender. Por eso, porque es un artista, Lukas organizó el flashmob afuera de la CNDH y también afuera de la Fiscalía General de la República, de la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Monumento a la Revolución (lo habría hecho frente a Palacio Nacional, pero estaba bardeado). Es común que al terminar los performances Lukas convoque a quienes le acompañaron a platicar sobre lo que eso significó: qué sentiste, cómo sentiste, ya sea tomando un café, el almuerzo en un mercado o en la parada de algún metrobús.
–¿Por qué elegir el flashmob?, ¿qué se activa con un flashmob?
–Es como un ejercicio de acupuntura. Yo aún creo que este sistema tiene posibilidades de sanarse a sí mismo y en ese ejercicio de autosanación no necesitan una intervención quirúrgica, creo que basta con encontrar los canales energéticos para activarlos. La función del flashmob es actuar como un ejercicio de acupuntura. Apela en un sentido metafísico a la sanación de ese organismo, de ese sistema.
Hace tiempo Lukas escribió un texto que tenía como objetivo el que los funcionarios y servidores públicos pudieran recuperar su capacidad de enfermarse de vergüenza. La vergüenza, como la palabra, es algo sumamente valorado en el Istmo de Tehuantepec, donde él nació y creció. Tener la capacidad de tener vergüenza implica mantener una relación con el mundo y las personas, estar atentes a las consecuencias de nuestros actos.
“La vergüenza se manifiesta a partir de la cara, le dio vergüenza que ni siquiera levantó la cara, le dio vergüenza ni siquiera volteó a verme, le dio vergüenza que volteó a otro lado. Si esta gente ha perdido la capacidad de enfermar de vergüenza es porque ha perdido la memoria de dónde tiene la cara”, dice Lukas.
Ha perdido la memoria de dónde tiene la cara. Que no se nos olvide esta frase.
En ese texto Lukas proponía hacer una especie de intervención de acupuntura: cuando estuviera frente a un funcionario le escupiría en la cara y le daría el texto sobre la vergüenza, que viera ese como un acto de sanación. “Que recuperara la memoria de dónde tenía la cara para que entonces pudiera recuperar la posibilidad de sentir vergüenza y de enfermar de vergüenza y entonces reconsiderar todas sus malas prácticas o reconsiderar no cometer malas prácticas. Si recuperas la cara, la capacidad de enfermar de vergüenza te identificas como ser humano”.
Los flashmob que realizó afuera de la CNDH, la FGR, la SER y el Monumento a la Revolución busca ser como esa intervención de acupuntura: un toque para sanar a un sistema, para que quienes lo conforman recuperen su capacidad de vergüenza.
Y conspira el Ministerio Público,
cuando escribe mal tu nombre en un oficio,
conspira el Licenciado cuando cambia tu nombre,
y pone Alfonso por Alonso y Ramírez por Martínez.
Y conspira el Sr. Fiscal que me pregunta: «¿qué hay de nuevo?»
conspira el oficial que me pregunta: «¿cómo estás?»
conspira la gente que dice que no vio nada,
conspiran las cámaras con puntos ciegos,
conspiran quienes se niegan a entregar las cámaras,
como evidencia de tu paso por esa hora,
en ese lugar, en ese camino,
y conspiran todas las voces que no logran salir de la boca,
conspiran los ojos,
que se niegan a leer este panfleto.
10 septiembre 2018
Abonar a la vida
El encuentro en Coatzacoalcos reunió a artistas y familias de desaparecidos. Lukas es ambas cosas.
“Conocerlas me dejó el compromiso… yo creía que en la medida que pudiéramos traer a Bruno y traerlo a casa, pensaba que era una posibilidad de que los demás también volvieran y en ese sentido me deja el compromiso de retar a la creatividad, sobre todo en términos en que se supone que este es mi oficio: creatividad, imaginación, creación. Un compromiso desde la búsqueda y la creatividad”.
–¿Cómo dialogan tu ser artista y buscar a una persona desaparecida?
–Quiero pensar que el arte puede tener una función práctica, quiero pensar que es útil. Quiero regresarle la fe al que puede abonar a la vida. No hay que perder el imaginar la posibilidad -y es lo que yo trato de no perder-, la posibilidad de imaginar porque si yo la pierdo es como perder por default. Tengo plena convicción que lo que he hecho no lo he hecho solo, porque no estoy solo. Y eso me lleva a la corresponsabilidad de que Bruno no regresó por las autoridades, sino por toda esa gente que se movilizó, que se solidarizó.
Crecer
Lukas dice:
“Para contar mi historia es inevitable hablar de la historia de mis padres. Mi padre fue hijo ilegítimo y ser un hijo ilegítimo hace 70 años es una cosa dura. Él hablaba poco de su historia, y de las pocas que nos comentó fue cuando terminó la primaria y quería ir a la secundaria. Fui con tu abuela y le dije mamá quiero ir a la escuela y me dijo tú no puedes ir a la escuela. ¿Y cómo mis hermanas sí? Y ella le dijo: porque ellas tienen padre”.
Para entender cómo crecimos hay que entender esa herencia, la de ese niño que cuando iba a la primaria se quedaba dormido siempre porque entraba en la tarde pero en la mañana tenía que abrir tal cantidad de cocos, que al llegar a la escuela ya estaba cansado.
Mi papá iba a la escuela en el centro de Tehuantepec porque ahí donde nosotros crecimos era una finca de caña de azúcar y la dueña de la finca, doña juanita, vivía en el centro, entonces en automático si eras de la finca te conviertes en el trabajador de la patrona y cuando él iba a la primaria, mis compañeros me decían lucas vamos a mi casa y le daba mucha vergüenza porque él comparaba que él vivía en su jacal y sus compañeritos en el centro.
Entonces en esas pláticas decía que para ser alguien en la vida había que ir a la escuela, que era la única forma en que nosotros podíamos ser alguien en la vida. Nuestra infancia fue de mucha disciplina, cuidábamos chivos, esa fue nuestra formación, nuestra infancia. Y siempre compartir, siempre había un espíritu de compartir, en ese momento no lo entendía pero compartir quizá tenía que ver con un asunto de escasez: agarraban un pan y teníamos que compartirlo, una paleta de hielo y compartir, un dulce y compartir y yo creo que hasta ahora tengo ese espíritu de compartir y ahora se traspola a esta chamba. Compartir estas pedagogías, estas experiencias para que uno no tenga que aprender a la mala.
Santa Madre, madre Tierra,
Santificado sea tu suelo, tus montes, tus montañas y las aguas,
Hágase señora tu voluntad en el subsuelo como en el cielo,
Danos hoy nuestro hermano, devuélvenos hoy nuestro nene,
Y así nosotros perdonaremos, pero nunca olvidaremos,
Ni nos resignaremos a no encontrarlo.
No caeremos en la tentación de olvidar, justificar,
Y librar a todas y todos de cualquier ignominia.
Seguimos y seguiremos buscando a Bruno.
10 de abril de 2019.
Falsear el juicio del otro
Lukas ha contado que cuando viaja en autobús de Tehuantepec a Ciudad de México o a Xalapa los agentes migratorios le piden su identificación. Ante la mirada de los agentes migratorios Lukas es un migrante sin documentos o un malandro. Lukas está acostumbrado a ello. Así que cuando llega el agente, Lukas saca conscientemente la credencial que lo identifica como antropólogo, como una persona con estudios. Para ese funcionario una persona como Lukas, como se ve Lukas sólo puede ser migrante o malandro, ese es su criterio de verdad, según los términos del filósofo Slavoj Žižek, a quien leyó en la universidad.
“Él habla de cómo la ideología se instaura por un criterio de verdad, su tesis es la instauración de la ideología a partir de la instalación de criterios de verdad. Y yo decía cómo esto pongo en la práctica de mi vida, porque primero, el que nace en estas circunstancias menos favorecidas en cuanto al estatus de privilegios, constantemente tiene que estar justificándose, disculpándose, pidiendo perdón, pidiendo permiso, preguntando si puede, todo el tiempo porque da por hecho el criterio de verdad como una verdad absoluta y todo lo que pase por tus emociones, por tus creencias y por tu razonamiento, está sujeto a duda, a sospecha y está sujeto a someterse a una revisión minuciosa de que si verdaderamente es verdadero. Y yo pensaba en cómo deconstruir sus criterios de verdad, como hacerlos falsables, encontrar esas fisuras”.
Los primeros 20 días de desaparición de Bruno, Lukas intentó falsear el criterio de verdad de los agentes ministeriales que les señalaban: ustedes han tenido comunicación con él, son los principales sospechosos, vamos a intervenir sus teléfonos; o tenemos un testigo presencial que lo vio en una fiesta con una mujer y un niño y una mochila y este testigo es policía.
“Entonces todas nuestras emociones estaban sujetas a duda y desconfianza, había que comprobar todo. Y eso me hizo ir documentando todo”. Entonces, un agente de investigación le dijo que había fotos en Facebook de Bruno vivo, Lukas le contestó: “Si él aparece muerto ustedes tendrán que explicarnos como nos dicen hoy que está vivo y después estará muerto”. “En mi reflexión cuando alguien tiene una posición de privilegio porque es funcionario, porque tiene grados académicos, porque tiene posibilidad de ser escuchado, pues fue cuando empecé a hacer este ejercicio, pero sobre todo a partir de la vida cotidiana, de todo lo que me ha pasado”.
Falsear ese criterio de verdad que hace que el otro, desde su privilegio o su prejuicio determine quién es una persona, es un ejercicio que Lukas intenta hacer de manera cotidiana. Ha aprendido a relacionarse con ese criterio de verdad desde una perspectiva pedagógica: hay que detectar el criterio de verdad del otre y falsearlo. “No dejo de pensarlo, siempre estoy alerta”.
Lukas, que platica bajo la sombra de un árbol en Ciudad de México durante una semana de marzo en que llevó a cabo los flashmobs, toma una hoja y una pluma y dibuja un plano cartesiano: “En el juego de tiempo espacio, una forma de falsear el criterio de verdad es cuando te mueves en la espacialidad y temporalidad”. Por ejemplo, la belleza es un criterio de verdad que está sujeto a distintos tiempos y espacios, es una construcción cultural, relativa, temporal, histórica. Ahí Lukas encuentra la posibilidad de falsear el criterio de verdad.
El Fiscal de desaparición forzada de la FGR que promete acciones “porque tengo palabra de varón”, que no registra la urgencia de buscar a una persona desaparecida.
“Nosotros queremos falsear los criterios de verdad de los funcionarios, de los perpetradores, porque están muy cómodos mirándonos desde ahí. Si uno no falsea su criterio de verdad lo perpetúa, como perpetúa la injusticia”.
Escribo para invocar la memoria, los huesos, los recuerdos, para invocar nuestras aventuras, nuestras travesuras, nuestra vida compartida.
Escribo porque no puedo gritar más fuerte. Escribo para dejar de ser llamados «ágrafos». Escribo por una situación de acorralamiento. Escribo porque no creo en el «ojo por ojo y diente por diente» aunque yo sé que eso es más efectivo.
10 de febrero 2019
Somos los desaparecidos
–Alguna vez escuché a Lety Hidalgo, mamá de Roy desaparecido en Monterrey, preguntarse ¿qué puede ser justo después de tanto dolor? Incluso si Roy volviera vivo, ¿qué puede ser justo?
–Yo lo que podría pensar, cuando digo justicia, estoy pensando, sintiendo, creyendo en que nadie tenga que pasar por lo que nosotros pasamos. Lejos de que alguien lo sentencie, que lo manden a la silla eléctrica. Cuando se habla de reparación del daño, todas estas emociones, sufrimiento, dolor son unas, pero hay otros daños que la reparación no alcanza a ver ¿cómo te arrancas ese sentimiento que te generan todas esas violencias de parte de los funcionarios?, ¿cómo defenderse de quienes tienen el deber de salvaguardar nuestros derechos, cómo sobrellevar esa violencia?, porque es una violencia, y yo creo que si yo no mi padre no me hubiera entrenado para pelear, aunque supiera yo que me iban a me iba a seguir doliendo, seguramente ya no hubiera vuelto a las instituciones.
El padre de Lukas y Bruno era una persona aficionada al boxeo, ellos eran cinco hermanos a quienes ponía a boxear. A Lukas no le gustaba, pero el papá insistía que tenía que defenderse, Desde niño Lukas aprendió que no por no defenderse, le dejarán de pegar; aprendió que no por dejar de pelear dolerá menos; aprendió que le seguirán pegando y que va a doler.
La enseñanza del papá de Lukas significó una revelación que hoy, en el contexto de la desaparición y muerte de Bruno, ha cobrado sentido y pone sobre la mesa: sí, la violencia, la violencia por la desaparición y muerte de su hermano, pero también la violencia que los funcionarios les han infringido.
Dice Lukas:
“Hay funcionarios que ni siquiera se levantan a ver tu desesperación, dolor, esas emociones que acarrea tu situación. Otros tienen sensibilidad y lo mínimo que pueden hacer es escuchar. Al menos al momento de sentirme escuchado creía que había una esperanza, de encontrarlo, encontrarlo vivo, bien, de que iban a hacer su trabajo y eso no me traía frustración. Es muy distinta la escucha cuando nace de la sensibilidad y cuando nace del a fuerzas”.
“No puedo evitar pensar, dejar de pensar con la gente que no puede ser escuchada, no puedo dejar de pensar… me paro ahí y pienso de inmediato en toda la gente con la que he convivido en mi vida, hago una revisión y me digo: la señora de tal lugar cuando que fue al MP (Ministerio Público) y le dijeron no te puedo tomar la declaración porque tengo mucho trabajo y no volvió; el señor que no habla bien el castellano no va a volver, la persona que no fue a la escuela no va a volver, la que no tiene 500 pesos para una acta certificada urgente no va a volver o el que camina o el que tiene el MP a 8 horas de su casa no va a volver. Entonces yo que tengo todas esas posibilidades de ser escuchado me siento como una responsabilidad que nadie me ha dado, pero toda esa gente que estoy mencionado me ha dado muchas cosas en mi vida (ojos llorosos, silencio … pájaros, 10 segundos de silencio) y creo que es lo menos que puedo hacer por ellas …
Como si todas esas personas invocadas hicieran presencia en este momento y él guarda silencio en el asumir su responsabilidad con ellas, con todas esas personas con nombre y apellido a quienes ha conocido en su vida y que no tienen la posibilidad de ser escuchadas como él.
«Cuando alguien está con alguien comparte su vida y esas personas te comparten un pedacito de su vida, uno asume el compromiso de honrar, porque cuando la gente te comparte algo te comparte desde su ser digno, la gente que es indigna no te va a compartir una indignidad, se la guarda para ella, porque hasta a ese grado es el egoísmo de la indignidad. Pero la gente que trata de vivir con un sentido de dignidad, de respeto por la vida siempre está compartiendo, intentado compartir. Entonces, todo lo que yo hago es honrar sí la vida, pero sobre todo honrar la dignidad con que esas personas se sobrepusieron al dolor, al agravio, a la desigualdad, a la desaparición.
A estas desapariciones de estas otras categorías: de no existir en el mapa, de no hablar castellano, de no ir a la escuela, de no tener servicios. Y pese a todo eso estuvieron dispuestas a dar, a compartir. Y por eso es lo menos que puedo hacer, yo que estoy en una posición de privilegio porque ahora puedo reconocerlo, con todo y todo estoy en una posición de privilegio –tengo una formación académica, tengo la posibilidad de ser escuchada y replicada– lo menos que puedo hacer es un acto de reciprocidad con la gente que me ha entregado ese pedacito de vida. Yo no puedo no puedo no debo y no quiero no poder estar a la altura de las circunstancias, porque ellas con todas las adversidades pudieron».
La escucha, dice Lukas, es uno de los actos más importantes para la familia de un desaparecido. La escucha hace que se diluya otro acto, que es el estigma, ese que les hace sentir avergonzados por tener a un desaparecido, míralo, mírenlos, ahí va el hermano del desaparecido, la mamá del desaparecido, del marino desaparecido. El estigma que borra la identidad de la persona y la convierte en el espectro, un espectro que es envuelto por el espectro del desaparecido y aleja todo de ti: la familia, los amigos. Unos toman distancia, pero otros toman cercanía, es cierto.
Te cuento, estoy sorprendido de todos los conocidos,
y desconocidos que escriben motivados por ti.
Ahora entiendo a los cubanos cuando me dijeron:
«te estábamos esperando desde siempre»,
así hoy me doy cuenta de toda la gente que te quiere,
que te ha querido sin conocerte,
ahora te siento más cerquita de mí,
como un faro, como Venus, como la Luna, como el Sol.
Todo ha sido tan repentino y rápido,
creo que puedo ilustrarlo con lo que tú conoces.
De esas veces que entra el arado en la tierra y abre de golpe,
desgaja, quiebra, perfora, rasga, rompe y corta,
pero luego vienen las semillas y las plantas.
¿Sabes? quizá nunca imaginaste que te llegarían a conocer
los 60 mil agremiados de la 22,
–para serte sincero ni siquiera yo me lo imaginé–.
Bueno, solo he querido contarte lo que está pasando aquí.
Te queremos mucho, y muchas y muchos más de lo que uno puede imaginarse,
y sé que estás sorprendido y más orgulloso de mamá…
y nosotros de ti.
10 de junio del 2019
Lukas sigue:
“Lo asumo como una corresponsabilidad, la señora de tal lugar que le mataron al marido o mi papá que fue atropellado en su bicicleta por una camioneta, en ese momento no pudimos hacer nada, no teníamos una estabilidad económica. La gente murmuraba el nombre de quien había sido, tenía escondida su camioneta con el retrovisor roto, nosotros tenemos el retrovisor, a la fecha lo guardamos. De esa experiencia yo dije: esa deuda que tengo con mi papá, de que no se esclareció su asesinato, su muerte, su homicidio, yo no quiero pensar que va a pasar lo mismo con Bruno”.
Lukas vuelve a Tehuantepec después de una semana en la ciudad de México haciendo flashmobs. A su comunidad, una de tantas, pero la más cercana. Esa en donde Lukas no es el artista, ni el antropólogo, ni el profesionista; donde no es Lukas sino Poncho, el que pone los valses en los XV años, el que enseña los bailables en la escuela, uno más de esos desaparecidos, de esos de los que habla el EZLN cuando dice “no podrán matarnos dos veces porque muertos siempre hemos estado”.
Tu ausencia es un ojo de remolino.
¿Recuerdas?
Aquellos que se levantaban en las tolvaneras de enero, febrero…
Los remolinos que siempre nos dijeron que eran el Diablo…
Remolinos de polvo que evitábamos escupir para que no nos devolviera la saliva.
Remolinos que evitábamos apedrear de niños que porque la gente aseguraba que lo perseguían a uno, y solo los desviábamos con el:
«cruz, cruz, que se vaya el Diablo y que venga Jesús…»
Asimismo, este lugar donde naciste es como ese ojo de remolino,
pero no son hojas secas, ni polvo,
ni bolsas de plástico las que se agitan vertiginosamente.
Sí son las tías, las primas, tus primos, tus amigos, los vecinos,
y hasta los amigos de tus amigos.
Y llegan desde las distintas comarcas como dice el médium.
Parece un avispero,
Parece la víspera de una fiesta.
Siempre hay mucha comida,
agua de sabor,
aguas embotelladas,
pan de panadera de Mixtequilla,
y bueno, la cocina de mamá nunca está sola:
hay rezos, olor a incienso,
corre mezcal entre las manos,
también las cervezas para disimular la hiel bajo la lengua.
Siempre hay gente, el fuego está prendido,
y se pide más leña para que las brasas no dejen de parpadear,
como estrellas rojas, amarillas,
como ojitos que hacen guiños.
(…)
Hoy sabes que te queremos más de lo que podrías llegar a imaginarte,
y nosotros más de lo que podíamos darnos cuenta.
10 de julio de 2019
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*Este trabajo es parte del proyecto de Narrativas y memorias de la desaparición en México, que coordina la organización Técnicas Rudas y en el que participa el equipo de Pie de Pagina y de la Red de Periodistas de a Pie.
*Este trabajo fue realizado por PIE DE PÁGINA, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar el original.